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De Soltero Millonario a Papá en Crisis

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Descripción

Si sexy tuviera un rostro, sería el del mejor amigo de mi hermano.

Ojos avellana irresistibles, una mandíbula capaz de partir diamantes… y una actitud que me saca de quicio.

Cuando me ofrece el trato de negocios de mi vida—fingir ser su cita en la boda de su ex en una isla paradisíaca—sé que es una mala idea.

Lo que no sabía era cuán mala.

Porque compartir una habitación con él es un peligro de alto voltaje.

Su sonrisa arrogante me desafía, su mirada me desnuda,

Y sus manos… bueno, digamos que están rompiendo todas las reglas.

Fingir ser su novia debería ser sencillo.

No caer en su cama… ese sí era el verdadero reto.

Pero el problema no es solo que lo hice.

Es que ahora estoy embarazada.

Y cuando se entere, ya no será solo el mejor amigo de mi hermano…

Será su ex mejor amigo.

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Capítulo 1
ROMA —Lo siento… —Mi voz se desvaneció—. ¿Quieres que haga qué? Chris puso los ojos en blanco, sus profundos ojos color avellana como si su propuesta no fuera impactante. —Me escuchaste alto y claro, Roma. Es simple: solo ven conmigo a la boda de Esmeralda y finge ser mi novia. —Tienes un montón de mujeres a tu disposición —argumenté, cruzando los brazos sobre mi pequeño pecho—. Dame una buena razón por la que debería aceptar. —Te pagaré diez mil dólares. —Gano veinte veces eso trabajando como contadora de tu madre —repliqué, arqueando una ceja hacia él—. Eso no es nada atractivo. —Quiero decir, en serio, si el mejor amigo de mi hermano, a quien por cierto aborrecía, iba a convencerme de jugar a ser su novia, tendría que valer mi tiempo. Punto. —Está bien, pero obtienes un viaje gratis al Caribe. —Chris dejó escapar un suspiro frustrado antes de frotarse la mandíbula cuadrada perfectamente definida, salpicada con un toque de barba negra—. ¿Qué más quieres de mí? Necesito demostrarle a Henry Grant que he madurado desde que era un imprudente de veintidós años. —¿Por qué? —repliqué, sacudiendo la cabeza confundida—. No me digas en serio que todavía estás enamorado de esa exnovia tuya, salada y de alto mantenimiento. La mandíbula de Chris se tensó, su rostro llenándose de irritación. —¿Por qué no puedes simplemente aceptar la oferta? Nunca te tomas vacaciones, Roma. Pensé que aceptarías solo por esa razón. Necesito a alguien en quien pueda confiar y que tenga su vida más o menos en orden. Eres la mejor opción que tengo. —Vaya, creo que eso es lo más bonito que me has dicho nunca. —Fingí una sonrisa, batiendo mis gruesas pestañas hacia él—. Entonces, si no es para recuperar a Esmeralda y arruinar la boda, ¿por qué necesitas probarle a Henry que eres un hombre maduro? Lo cual ambos sabemos que es mentira. —Está vendiendo NovaProtect, y necesito hacerme con esa empresa. Llevo años siguiéndola, y es mi oportunidad de hacerme un nombre fuera del fideicomiso de la familia Harrington. Apreté los labios, estudiando su rostro durante unos largos momentos. Su paciencia estaba disminuyendo, pero jugar con su impaciencia era más que divertido para mí. Nunca nos habíamos llevado bien, principalmente porque era un arrogante imbécil que odiaba al mundo el noventa y nueve por ciento del tiempo… Pero bueno. —Esa es una empresa multimillonaria —comenté, las ruedas en mi cerebro de contadora girando mientras pensaba en lo que podría significar para mí. —Obviamente, lo sé —espetó Chris, encogiéndose de hombros con sus anchos hombros—. Estás empezando a hacerme perder el tiempo ahora, Roma. Tengo cosas que hacer. —Igual yo, Chris. —Resoplé, antes de reunir mi valentía—. Me gustaría hacer una contraoferta a tu propuesta. —No puedes estar hablando en serio ahora mismo. Esto no es una negociación. Tragué mis nervios, ignorando sus palabras. —Un cuarenta por ciento de participación en la empresa, y acepto. —Absolutamente no. —Bien, entonces treinta y cinco. Chris apretó los labios, entrecerrando los ojos. —Quince. La esperanza estalló en mi pecho: tenía una oportunidad. —Treinta y cuatro. —Veinte. —Treinta o no hay trato. —Le di mi mejor cara de póker, echando mi cabello castaño rojizo sobre el hombro. Él dejó escapar un suspiro. —Está bien. Treinta malditos por ciento entonces. De nada por convertirte en millonaria. —Chris empujó su silla hacia atrás, sacudiendo la cabeza mientras se ponía de pie—. Redactaré algo. —No, yo haré el borrador —lo desafié, recostándome en mi silla de escritorio—. Conociéndote, pondrás alguna cláusula estúpida ahí que me arruinará obtener lo que acabas de aceptar. —Vaya. —Sus cejas se alzaron, y por un breve, muy breve momento, pensé que en realidad podría estar un poco herido por lo que estaba insinuando—. No te joderé si tú no me jodes, Roma. Tan simple como eso. Sostuve su mirada, el tono verde profundo mezclado con marrón chocolate un poco desconcertante, mi corazón dando un salto. No había duda en mi mente de que esos ojos habían convencido a muchas mujeres de quitarse la ropa… Pero no a mí. El mejor amigo de mi hermano no tenía ese poder… no, no sobre mí. —Aun así voy a redactar algo —dije, aclarándome la garganta y apartando la mirada—. Solo pienso que es lo mejor para mí. También creo que es justo que establezca algunas reglas. Él cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Como qué? ¿Nada de sexo, Roma? No creo que tengas que preocuparte por eso conmigo. Además, ya te he visto desnuda, ¿recuerdas la fiesta de Navidad del quince? Sí, no puedo borrar eso de mi mente. Puse los ojos en blanco, apartando el pequeño pinchazo de humillación. —No viste todo de mí. Solo no tocaste antes de irrumpir en el baño mientras me duchaba. —Eh, porque la mayoría de la gente cierra la puerta con llave, Roma. —Claro, pero ¿cómo no pudiste escuchar el agua corriendo al otro lado? La ducha es abierta. No sé cómo no lo oíste. —Ese cabezal de ducha tipo lluvia es realmente silencioso… —Su voz se apagó por un momento antes de que sacudiera la cabeza—. De todos modos, está bien que redactes las reglas que quieras, pero tendremos que mostrar algo de afecto en público. Será raro si no nos tocamos en absoluto. Mi estómago se hizo un nudo: Chris era más que conocido por sus apariciones llenas de demostraciones públicas de afecto. —Afecto mínimo. Tengo clase, Chris. —Sí, claro. Como sea. Solo redáctalo y tacharé lo que no me guste. Lo revisaremos cuando aterricemos el viernes. —Espera, ¿este viernes? —Sip, empieza a empacar, cariño. —Me guiñó un ojo y salió de mi oficina, su risa resonando por el pasillo. Dejé escapar un suspiro, llevándome la mano a la frente mientras miraba la pantalla de mi computadora, habiendo perdido el hilo al balancear las cuentas de Lisa. Maldita sea, Chris. Mi teléfono vibró en mi escritorio, y miré para ver un mensaje de mi mejor amiga, Haley, iluminando la pantalla. Aquí tienes la traducción al español sin errores y con guiones largos en lugar de comillas: —Te traje almuerzo, ¿puedo pasar? —dije para mí misma, enviando una respuesta rápida por mensaje. Justo cuando presioné el botón de enviar, alguien tocó la puerta entreabierta de mi oficina. Levanté la vista. —Oh, hola, Lisa —saludé a la impresionante madre de Chris, cuyo cabello oscuro estaba peinado en ondas perfectas que caían más allá de sus hombros. Ella me sonrió, ajustándose las gafas de montura oscura y cerrando la puerta tras de sí. —Entonces, Chris acaba de pasar por aquí y me dijo que te llevará a la boda de Esmeralda. —Su expresión desconcertada lo decía todo. No le contó sobre el arreglo. Qué astuto, Chris. Asentí. —Sí, es algo de última hora, pero definitivamente puedo trabajar a distancia y mantener los libros al día. Ella me hizo un gesto con la mano para quitarle importancia. —No, no tienes que preocuparte por trabajar mientras estés allá. Solo que… no tenía idea… Cierto. —Es solo algo de amigos —respondí, mi voz saliendo con menos confianza de la que esperaba. —¿Estás segura de que él lo ve así? —Sus cejas se fruncieron, las líneas de preocupación creciendo en su rostro—. Hizo que sonara como si estuviera muy emocionado de escaparse contigo. ¿En serio va a engañar a su propia madre? —Oh, bueno… —dudé, sin encontrar una salida—. Solo estoy tratando de no emocionarme demasiado por esto. Eso pareció funcionar; su rostro se iluminó. —Apuesto a que la pasarás genial. Sé que puede ser un poco pronto, pero siempre pensé que ustedes dos serían tan lindos juntos. Ya eres prácticamente familia. Tragué con fuerza. —Gracias, Lisa. Los quiero mucho a todos. —Aw, nosotros también te queremos. —Con eso, dio un golpecito al marco de la puerta y se giró, desapareciendo por el pasillo. Ugh. Gimiendo, dejé caer mi cabeza sobre el escritorio. ¿Por qué demonios estaba Chris engañando a su propia familia? Los conocía desde que era niña, desde que Chris y Andrew, mi hermano mayor, habían sido amigos de toda la vida. Lisa era prácticamente mi segunda madre, y ahora aceptar esta propuesta ¿podría arruinar todo eso? Ni siquiera le había preguntado a Chris cómo planeaba explicar que no estuviéramos juntos al regresar. Deberías haber pensado en esto más tiempo, Roma. Quiero decir, ¿también planeaba engañar a Andrew? Porque no había manera de que mi hermano mayor se creyera que Chris y yo de repente estábamos saliendo lo suficientemente en serio como para irnos juntos a la boda de su exnovia en el Caribe. De hecho, si estuviéramos saliendo en serio, Andrew podría darle una paliza. Lo había hecho con otros novios míos. —¿De qué te estás riendo? —La voz de Haley interrumpió mis pensamientos. Levanté la cabeza del escritorio de golpe. —Oh, hola, te ves sexy. —Moví las cejas ante sus pantalones de chándal y su camiseta oversized—. Trabajar desde casa te queda bien. —Dios mío, cállate. —Se rio, entregándome mi ensalada de nuez y arándanos de Rob’s Diner, a solo una calle de distancia. Su cabello rubio estaba recogido en un moño suelto en la cima de su cabeza de la manera más adorable, y su look sin maquillaje solo resaltaba su belleza natural. Mi mejor amiga era una belleza. —Lo digo en serio, Lin —dije en mi tono más serio—. Gracias por el almuerzo. —Todo por ti. —Se relajó, apoyando sus Converse sobre mi escritorio—. Entonces, en serio, ¿qué pasa con esa risa extraña con la cabeza sobre el escritorio que estabas haciendo cuando entré? ¿Hay un episodio maníaco en camino o es el meme del gato gracioso que te envié? Negué con la cabeza, dudando. ¿Debería contarle sobre el trato con Chris? ¿O sería mejor mantenerlo en secreto hasta tener los detalles de a quién se lo estaba contando? No. —Nunca adivinarás lo que Chris quiere que haga. Ella metió un poco de su propia ensalada en la boca, la curiosidad llenando su rostro. —¿Y qué es eso? No se me ocurre nada. —Quiere que sea su cita para la boda de Esmeralda Grant. Casi se atragantó con su bocado de kale y espinaca. —¿De ninguna manera, en serio? —Claro que no —reí—. Quiere que lo haga como un trato de negocios. —¿Y por qué demonios haría eso? —Su tono ya estaba volviéndose defensivo—. ¿Qué está tramando ahora? Porque no tienes que hacer esto. Dios, amo a mi mejor amiga. —Quiere comprar un negocio del padre de ella y tiene que demostrar que ha madurado o algo por el estilo. Piensa que si lleva a una novia que tiene su vida en orden, puede convencerlo. —¿Y por qué tú? —Sus ojos se entrecerraron. Me encogí de hombros. —Has visto el tipo de chicas con las que se rodea. —Modelos aspirantes, influencers y actrices. —Exacto, y para que valga mi tiempo, negocié que obtendría un porcentaje del negocio que compre. —Me senté un poco más derecha, orgullosa de mis habilidades de negociación. —Vaya, chica, mírate. Eres una jefa total. Pero ¿cómo sabes que cumplirá con el trato? Sabemos cómo es Chris. Puede ser un verdadero idiota. —Tiene que firmar un contrato, y créeme que voy a cubrir todas mis bases. Además, Chris puede ser un imbécil, pero no es así. Siempre ha sido leal, piensa en todo lo que ha hecho por Andrew. No creo que me deje plantada. Ella se quedó callada por unos momentos, pero luego asintió. —Es cierto. Y no arriesgaría arruinar su amistad con tu hermano por esto. Andrew es como su único amigo cercano. —Sí, porque mi hermano tiene la paciencia de un santo —resoplé, alcanzando mi botella de agua en el escritorio—. Pero anyway, hablemos de las reglas que debería poner en el contrato. No quiero áreas grises.

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