CAPÍTULO 41.

1684 Palabras

La luz dorada de las velas titilan sobre la mesa de madera oscura, proyectando sombras danzantes sobre nuestros rostros mientras cenamos en silencio. Para mí el ático aún huele a nuevo y a posibilidades. También huele a especias: tomillo, ajo asado, y el filete mignon que Eugenia ha preparado junto a la ensalada. Corto la carne con cuidado, disfrutando cada bocado, pero mis sentidos están más atentos a Azrael que al plato frente a mí. Nuestras miradas se encuentran una y otra vez. No es un simple cruce de ojos. No, el deseo contenido y la tensión se acumulan con cada segundo entre los dos. Es claro que ambos queremos estar con el otro. El silencio es incómodo y elocuente, como si dijera mucho más de lo que cualquiera de nosotros puede expresar con palabras en este momento. Me gusta lo que

Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR