Me quedo de pie frente al espejo, con el reflejo devolviéndome una imagen que me cuesta reconocer ahora mismo. Solo llevo puestos unos pantalones que no terminan de cerrarme y el brasier n***o que me ajusta más de lo que debería. Es temprano y sé que deberíamos estar alistándonos para ir a la oficina, pero me quedo ahí, paralizada, observándome como si buscara una respuesta que no aparece.
Los últimos días han sido un entrenamiento extraño, casi silencioso, en aprender a aceptar mi nueva realidad. Azrael y Gedeón parecen dos cazadores, sé que están planeando algo, no lo digo por lo que veo, sino por lo que presiento en cada una de sus ausencias, en las miradas cargadas de algo que no comparten conmigo. Se marchan y regresan con un aire de secreto que me pesa. No sé bien qué es lo que enfr
