MIA
Salgo del laboratorio con los resultados en mis manos, una sonrisa se dibuja en mi rostro, después de tres años de matrimonio finalmente tendremos un bebe, no lo esperaba, pero ahora que lo se me siento feliz y no puedo esperar para darle la noticia a Jacob.
Al fin llega la hora, después de terminar mi turno me dirijo a casa, si, soy doctora, del Memorial Hospital, el más importante de la ciudad, aquí conocí a Jacob hace 4 años yo tenía 26 y el 24; yo residente en ese momento, mi ahora esposo llegó a urgencias con varios golpes en su rostro, nunca pregunté a que se debían sus lesiones no le vi sentido y mi trabajo no era ese. Jacob es un hombre alto, cabello oscuro, ojos azules, realmente atractivo y encantador; cualquier mujer podría quedar a sus pies, pero yo no, solo cure sus heridas y me despedí de él; desde ese momento Jacob dedicó su tiempo a conquistarme, me enviaba detalles, al principio lo ignoré, se preguntaran el porqué, él es uno de los hombres más influyentes del país su familia tiene mucho dinero y yo no quería eso para mí, estaba cómoda con mi vida, sentía que salir con alguien como él era demasiado, pero entonces él lo consiguió después de pasar una tarde entera esperando afuera de mi consultorio, acepte por fin una cita, aquella noche él fue todo un caballero; galante, atento y desde ese momento abrí mi corazón y me enamore de él. Un año después en una gran boda nos casamos, mis padres nunca estuvieron de acuerdo, pero yo ya había tomado mi decisión, mis suegros tampoco estaban de acuerdo pensaban yo que eran una cazafortunas, asunto que me incomodo porque lo que menos me interesaba de Jacob era su dinero y me pidieron firmar capitulaciones con una que otra cláusula de fidelidad, firmé sin pensar, dejándolos sorprendidos acto que me hizo sentir complacida y sonreí satisfecha al notarlo.
Después de la boda, vendí mi apartamento, mi auto, deje muchas cosas atrás incluyendo a mis amigos y me mude a la gran Mansión Anderson. Estos tres años de matrimonio han sido buenos, aunque la realidad nos golpeó cuando mis turnos en el hospital y su trabajo interferían en nuestro tiempo juntos me he esforzado para que nuestra relación funcione voy a las reuniones de sociedad y a algunos viajes. Varias veces me pidió que dejara mi trabajo como doctora, pero me negué y el dejo de insistir, aunque no se veía feliz, a pesar de mis esfuerzos y que le hice caso cuando me pidió no relacionarme con nadie en el hospital.
Llego a la enorme casa de Jacob, aunque soy su esposa nunca la he considerado mía, bajo de mi auto, que fue un regalo de Jacob en nuestro primer aniversario, entro a la casa y subo a la habitación principal, sonrío mirando la prueba, decidí que iré con él a la primera cita de control y a todo lo que tenga que ver con nuestro hijo o hija. Vuelvo a sonreír y lentamente abro la puerta de la habitación, siento mi sonrisa caer al ver las imágenes que suceden en cámara lenta, el papel cae de mis manos, una mujer de cabellos rubios, largos que cubren su estilizada espalda, esta sobre mi esposo, besándolo con desenfreno, saco mi teléfono del bolsillo del pantalón y activo la cámara sin saber exactamente porque lo hago, lo levanto despacio para que quede grabado eso que en este momento hace que llore en silencio, cuando siento que tengo suficiente, bajo el teléfono y desactivo la cámara, aun mirando borroso por las lágrimas que no han cesado, alzo mi cabeza y me encuentro con el azul de sus ojos, están abiertos como si hubieran visto un fantasma y sus movimientos y los de su rubia acompañante se detienen, y ella lo mira.
—¡Mia! —expresa al oído de su amante, ella gira su rostro en mi dirección y puedo notar una sonrisa descarada, mis latidos se aceleran al reconocer su bello rostro, es una de las modelos que trabaja en las campañas del conglomerado Anderson, del que Jacob es CEO.
Apretó con mi mano el teléfono, y salgo la habitación cuando estoy de espaldas a ellos limpio mis lágrimas y decido contenerlas hasta estar lejos de aquí, no hay nada que decir, lo nuestro ha terminado.
—MIA, DETENTE —Escucho los gritos de Jacob, hasta que los siento más cerca y toma mi brazo con fuerza haciendo que detenga mis pasos, mi corazón late desbocado, me volteo para quedar frente a él, noto que ahora cubre su desnudez con una bata azul oscura, sus ojos reflejan enojo al igual que los míos, aunque en los míos hay mucho más que eso, decepción de él, de mí, por ser la única que no se dio cuenta de lo que sucedía, ahora todo es más claro, su indiferencia los últimos meses, dejamos de tener intimidad, sin contar aquella noche en que fue apasionado, pero, después me di cuenta que estaba tomado, me dio la espalda en la cama y se quedó dormido, cai como una tonta en sus brazos aquella noche, un escalofrió recorre mi cuerpo al pensar en que llegaba de estar con ella para después estar conmigo.
—¿Nos grabaste? —Pregunta Jacob con su voz grave haciendo que reaccione de mis pensamientos, apretó el teléfono y noto a la rubia salir de la habitación, la que compartía con él hombre que esta frente a mi sin mostrar arremetimiento, la mujer me observa, sus ojos demuestran cuanto le complace lo que sucede.
—Claro que lo hizo —la mujer se acerca para arrebatarme el teléfono, lo alejo dando dos pasos hacia atrás y escondiendo el teléfono en mi espalda.
—Mia esto no tiene porque terminar de esta manera — Jacob habla con una tranquilidad que me sorprende al contrario de su amante que se ve tensa, seguro sabrá que, si este video sale a la luz, ella será la otra.
—¡¿Por qué no?¡ —le grito desafínate acercándome a él y dolida al ver que lo nuestro no sígnico nada para él, de lo contrario no estaría tan tranquilo.
—Tú lo provocaste — le apunto con mi dedo —, ¡me has sido infiel, con esta y no se con cuantas más! —. La aludida se muestra ofendida por mis palabras.
—Te equivocas querida, solo he sido yo—dice segura y toma el hombro de Jacob con sus delgados dedos.
—ja ja ja ja ja —suelto una amarga carcajada. —Míralo —lo apunto de arriba abajo con mi mano.
—su descaro no tiene límites, está aquí frente a su esposa y a su amante y no muestra el más mínimo arrepentimiento o vergüenza —suelto con furia en la mirada intentando ocultar el dolor que esto me produce.
—!Mia basta¡ —se hace oír Jacob—. Esto iba a terminar en cualquier momento, yo deje de amarte, ya no te amo y ella me brindo lo que tú no, ahora solo dame ese teléfono.
Siento mi pecho retorcerse ante sus palabras, pero mi rostro se mantiene erguido.
—¡Maldito idiota! —lo empujo—, porque carajo no me lo dijiste y te hubiera dado el divorcio, cobarde, y ¿tanto te preocupa la imagen de esta mujer? —él se ve confundido por un momento la ve y luego a mí, es lo único que puede importarle o eso creo.
—Dame el jodido teléfono —Ella se lanza sobre mí y comienza a tirar de mi mano para arrebatarme el teléfono, y aunque no lo logra, siento que pierdo el equilibrio y caigo por las escaleras, mis huesos resienten cada choque con el duro mármol, hasta que llego al último escalón, donde lo veo a él con una mirada fría y a ella con una sonrisa, siento que mis ojos se cierran por sí mismos.
***HISTORIA COMPLETA***