3- DILE LO QUE SIENTES.

1319 Palabras
HARPER No iba a dar marcha atrás en esto. Abigail no iba a tener una cita. —No hay nada que puedas decir Blake...— Blake cerró la puerta y se dió la vuelta. —No puedes darle órdenes de esa manera. Ella no es tu sumisa— —Soy muy consciente de lo que es ella. Sería una sumisa terrible— pero sería divertido entrenarla: toda esa energía, esa actitud. Yo nunca sería capaz de hacerla someterse por completo y eso haría que cada pequeña presentación significara mucho más. Fruncí el ceño, recordándome a mí mismo que no estaba buscando una sumisa. Estaba buscando a alguien con buenos genes para mezclarse con los míos. —Pero ella es mi empleada— —A quién has trabajado demasiado durante meses. Las horas que dedica esta mujer son una locura— —Ella es bien compensada— —El dinero no lo es todo, Harper— —Eso lo sé— pero me consigue todo lo que necesito. —No creo que lo sepas— Blake negó con la cabeza. —No puedes despedirla— —Claro que puedo. Yo la contrate— —Yo la contrate— —Semántica— me encogí de hombros. — Yo lo aprobé y ella trabaja para mí. Para mi departamento. Puedo despedirla— —Deja de actuar como un idiota y dile lo que sientes— —¿Lo que siento? — puse los ojos en blanco. —Esto no tiene nada que ver con los sentimientos— Tenía que ver con mantenerla intacta para garantizar que el niño que pronto estaría en su vientre fuera mío. —Por favor. Siempre estas vigilándola y la haces trabajar todos los días, incluso los días festivos. La mantienes aquí hasta altas horas de la noche. La haces venir a trabajar en lugar de teletrabajar como casi todos los demás empleados— —Ella necesita estar aquí. No podemos arriesgarnos a que nos roben el programa— Me alegré cuando Blake me ignoró porque ambos sabíamos que teníamos los suficientes fondos para minimizar ese riesgo a casi nada. —Incluso le diste una habitación en tu casa. No en el lado comercial de tu mansión si no en tu casa. Una habitación justo al final del pasillo de la tuya— ¿Y haría eso si tuviera sentimientos por ella? — Había considerado pedirle que se reuniera conmigo en mi dormitorio varias ocasiones, especialmente aquellas en las que la había oído moverse en su cama, pequeños suspiros suaves y un zumbido bajo proveniente de la habitación. Había necesitado toda mi fuerza de voluntad para no irrumpir allí y dejarla usar mi polla en lugar de ese estúpido juguete, pero no importaba cuanto hubiera deseado eso, ella era demasiado importante para una aventura acalorada. —No estoy segura de por qué no te has acostado con ella cuando es obvio para cualquiera que tenga ojos que la deseas— —No es s****l entre nosotros— dije. Si, tendremos relaciones sexuales, pero no por placer. Por supuesto, no había ninguna razón para no hacerlo placentero. Algunos estudios sugieren que el placer ayuda a la probabilidad de concebir. Además, el embarazo no suele producirse la primera vez. Incluso si así fuera, tomaría varias semanas saberlo con certeza y planeaba usar esas semanas y a Abigail bastante a fondo. —¿En serio? — su ceja se arqueo. —Este poder siempre ha sido tu afrodisíaco — —No con Abigail. Como dije. Ella sería una sumisa horrible— —Entonces, ¿Por qué estás haciendo esto? — ella me estudio. —Está claro que te atrae ella— —Supongo que sí me siento atraído. De su mente— —¿Su mente? — —Si— Eso no es una mentira. Abigail era la mujer más inteligente que había conocido jamás, y era más lógica que la mayoría, no propensa a tomar decisiones basadas en las emociones. —Entonces díselo— —Planeo hacerlo— —¿Cuándo? — Me encogí de hombros. —Cuando llegue el momento— Tenía que jugar bien mis cartas porque no quería comenzar este nuevo proyecto con un socio enojado y poco dispuesto. Conseguiría que Abigail aceptara mi trato de una forma u otra, pero prefería el soborno, por chantaje. —Ha llegado el momento. La pobre mujer no ha hecho nada más que trabajar desde hace casi un año— —Obviamente, eso es incorrecto porque ella encontró tiempo para chatear por video llamada con Oliver— No pude evitar el veneno en mi voz. —Harper, dile como te sientes. Llévala a cenar o al cine— —No quiero salir con ella— —¿Entonces que quieres? — —Eso es entre ella y yo— No estaba de humor para escuchar la opinión de Blake sobre mi plan. Ella no sería una fan. —Si eres demasiado testarudo para decirle lo que sientes por ella…— —No siento nada por ella excepto admiración por su cerebro— Siempre me había sentido atraído por las mujeres inteligentes. Por lo general, eran más atractivas físicamente que Abigail, pero nunca discutía con mi polla. Simplemente le daba lo que quería. —Entonces tú y tu admiración tendrán que aceptar el hecho de que ella va a salir con otros hombres— Sentí como si me hubieran dado una patada en las bolas con las palabras de Blake. —Ella no lo hará— dije. No podía permitir eso. —Lo hará y no la vas a despedir por eso— —Por supuesto que no— Blake suspiró aliviada y yo me quise reír. —Eso no sería ético. Sin embargo, la despediré si no trabaja este fin de semana, incluida esta noche— —No tengo idea de por qué pierdo el tiempo contigo en cualquier cosa que tenga que ver con sentimientos— —Yo tampoco. Me conoces desde hace más de veinticinco años. Deberías de saber que no me dejo llevar por emociones. —Así es— Blake sonrió y mis instintos me gritaron una advertencia. —Déjame hablar con tu lado lógico. No puedes despedirla porque sin ella, tu solicitud no estará terminada y no tendrás producto para todos esos inversionistas— —Contrataré a alguien más— —Eso no funcionó antes— —Estabas en la reunión. Ha resuelto la mayoría de los problemas de rendimiento. El reconocimiento facial es el próximo gran obstáculo y está teniendo algunos problemas para que funcione. Ya tengo algunos candidatos en mente— —¿La despedirás y le entregarías esto a otra persona? ¿Después de todo el trabajo que ha hecho? — Blake me miró fijamente con incredulidad. —Se que puedes ser despiadado, pero hasta ahora siempre has sido justo— —Y seré justo con ella también— iba a ser más que justo. Yo iba a ofrecerle lo que más deseaba en el mundo y lo único que le costaría sería el uso de su útero. —No puedes mantenerla como tu esclava. El consentimiento es siempre la regla. Tú lo sabes— —Eso es con el sexo— —Eso es con todo— —No te preocupes. No tengo ninguna intención de obligarla a hacer nada— Sonreí. —Abigail dará su consentimiento. Ella se quedará y trabajará— —No lo sé, Harper. Creo que es posible que la estés presionado demasiado— —Créeme. Conozco a Abigail y se lo que estoy haciendo— Era un experto en reconocer lo que una persona quería y lo que haría para conseguirlo. Había sido la única forma en que había sobrevivido en una casa hogar. Puede que Abigail no fuera una verdadera sumisa, pero me gustaba su trabajo, y a ella le gustaba complacer, cedería a mis exigencias como siempre. Aunque primero me la ponga difícil difícil. Cederá.
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