Capítulo 43. Tenemos un hijo

1597 Palabras

Aquella noche los dos juntos con el cachorro salieron de aquel elevador y el aristócrata Alexander cargando aquellas pesadas bolsas, sentía como sus finas manos casi se iban a romper. Para él todo aquello era una labor titánica porque prácticamente nunca había hecho ese tipo de oficios en toda su vida. «¡Auch, no sabía que llevar bolsas de compras fuera tan doloroso!» Pensó el hombre caminando tras Ivanka. Sin embargo, él decidió callarse y no quejarse a viva voz porque no deseaba verse débil ante ella. Luego, Ivanka junto con el pequeño “Simba” llegaron a la puerta y puso la contraseña para acceder. Alexander puso las bolsas ese mismo instante en el suelo para descansar un poco, y se dio cuenta de que la mujer puso una contraseña nueva. «¡Já por Dios, que contraseña más insegura puso 0

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