Invitados inesperados

1802 Palabras

Al otro día muy temprano, el sonido de un motor lujoso rompió la tranquilidad del Rancho Blackwell. Tony, que estaba en el establo alimentando a los caballos, se asomó para ver un flamante Porsche plateado levantando una nube de polvo en el camino de entrada. — Vaya, vaya —murmuró para sí mismo— parece que el circo llegó al pueblo, y yo sin mis palomitas. El auto se detuvo frente a la casa principal, y Tony observó con una mezcla de curiosidad y recelo cómo dos figuras emergían del vehículo. Un hombre alto y rubio, vestido con un traje que probablemente costaba más que todo el ganado del rancho, y una mujer pelirroja con un vestido que parecía más apropiado para una pasarela que para una visita al campo. Tony se acercó, limpiándose las manos en los jeans. — Buenos días, forasteros, ¿

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