La alarma suena y mi primer instinto es apagarla, pero cuando toco la mesita en donde debería de estar mi reloj no está, abro los ojos y me siento enseguida en la cama con los ojos cerrados.
Escucho una risita y abro mis ojos lentamente para que no me empiece a doler la cabeza por la luz tan repentina y ahí veo a mi amiga con el reloj en la mano y lejos de mí, me sonríe y me levanto. Apaga la alarma y se mueve hacia mi escritorio para dejar el reloj.
- Buen día, dormilona - dice y yo solo le gruño, no puede ser que venga un domingo a levantarme temprano, ni siquiera sabía que tenía alarma los domingos. Me levanto a regañadientes y voy hacia el baño.
- ¿Quieres decirme que haces tan temprano un domingo en mi casa, Lía? - digo mientras lavo mi rostro y lo seco.
- Lea, hoy no es domingo, es lunes y tienes clases en 45 minutos - Me dice y abro la puerta de un solo tirón y la miro seriamente con los ojos muy abiertos.
- No.
- Sí.
- ¡NO!, hoy es el primer día de clases y ya vamos tarde - digo y vuelvo a cerrar la puerta del baño para lavarme los dientes, bañarme y vestirme en menos de 20 minutos.
Hoy es el primer día de clases oficialmente, estos 2 meses anteriores han sido de repaso y de socialización. Mientras me baño escucho una segunda voz en mi cuarto y enseguida sé que es mi mamá, termino rápido de secarme y me envuelvo en la bata de baño para salir a escoger mi ropa y seguramente escuchar el regaño de mamá.
- Antes de que me digas algo mamá ya estoy casi pronta. Solo falta vestirme, tomar mi bolso e irme, en 5 minutos me vas a ver saliendo por la puerta como alma que lleva el diablo - digo mientras tiro toda mi ropa del armario hacia la cama.
- Lea...
- Escucha mamá, solo tengo que ponerme mi jean n***o, una remera y mi camisa de mezclilla y ya estoy lista - digo revolviendo mi ropa.
- LEA, ESCÚCHAME - dice y me paralizo al escucharla gritar y giro lentamente con un puñado de ropa en mis manos.
- Tu padre las lleva, solo relájate, aún tienes 15 minutos - dice mamá y me señala la cama, en ella está la ropa que le dije que iba a usar, alisada y lista para que me la coloque.
Me visto tranquilamente mientras mi amiga me mira como si estuviera loca y encima de eso, se ríe. Ruedo los ojos y suspiro, no quiero enojarme un lunes y menos cuando faltan 15 para las 8 de la mañana.
[...]
- Llegamos a tiempo, además la profesora que nos dará la bienvenida aún no ha llegado.
Dice Lía y sonríe, mientras yo urjo en mi casillero buscando aquel estúpido papel que me dieron cuando decidí aceptar el estúpido intercambio. Cuando lo encuentro cierro el condenado casillero y miro a Lía de mala gana.
- Lía, me hubieras despertado, necesitaba llegar más temprano para tener todo en orden y bajo control.
- Tú siempre quieres tener todo bajo control, relájate, ¿sí?, y disfruta del bombón que estás a punto de ver - dice Lía y frunzo las cejas sin entender.
- ¿Cuál bombón Lía? - digo y ella rueda los ojos.
- El chico por el cual todas estamos locamente enamorados y babeando por él - dice y niego con la cabeza.
Veo hacia la puerta de la universidad y veo a un chico alto de 1,90 más o menos, piel super blanca y tersa, perfectos ojos grises, un espectacular cabello cobrizo y una media sonrisa que lo vuelve aún más sexy de lo que es, pero su manera de sobrarse lo hace menos interesante. Es obvio que disfruta que lo miren y hablen de él, se goza en el sufrimiento de aquellas chicas que no lo pueden tener y yo odio a estos tipos así, aunque no niego su atractivo y su belleza física.
Viene hacia nosotras.
- Viene tu amor imposible - digo y la miro a los ojos viendo como se le altera hasta la manera de respirar y me río.
- Lea, no seas así, ¿estoy bien? - dice mientras se acomoda el cabello y la ropa, mientras que en mi periferia veo a este chico parado detrás de Lía.
Carraspea su garganta y habla.
- Señoritas - dice y sonreímos ligeramente, yo de manera nerviosa, siento su mirada sobre mí y aparto la vista para ver a Lía, bueno lo que queda de ella. Su amor imposible está frente a ella, con eso digo todo.
Miro a Bástian, creo que así se llamaba, observo sus facciones y es perfecto, una piel tersa y suave, no hay que tocarlo para saber que su piel es así. Sus ojos grises brillan, porta una nariz envidiable y unos labios que desde mi lugar se ven increíbles y por si fuera poco este idiota sonríe más al saber que estoy mirando fijamente sus labios. Aparto mi mirada y lo saludo.
- Hola, Bástian.
La verdad no sé qué le ven estás niña a Bástian, es un hombre común y corriente, no tiene nada fuera de lo normal, me cae mal, pero no por eso voy a decir que está del asco, y si se preguntan que porque me sé su nombre, es fácil. Todo el mundo habla de Bástian y Cloe, son la pareja perfecta, aunque Bástian la rechaza algunas veces y es muy notable eso.
- Eh, hola - dice y sonríe, ¿Por qué sonríe tanto?, sonrío y noto que su mirada se oscurece y por un momento queda perdido en sus pensamientos.
Lía lo mira, me observa y vuelve a mirarlo, carraspea su garganta, pero no hay señal alguna de que esté en este mundo. Miro a Lía y ella me mira confundida y yo solo me encojo de hombros y suspiro.
- Bueno, si no tienes nada más que decir, nosotras nos vamos, tenemos que ir a clases - le digo y veo que reacciona sacudiendo su cabeza, me doy la vuelta con Lía y ni siquiera me molesto por mirar atrás, básicamente lo deje con la palabra en la boca.
- ¿Qué fue lo que sucedió ahí? - dice Lía susurrando y la observo.
- No tengo ni la menor idea, pero fue extraño.
- Claro que lo fue, te miraba a ti como si yo no existiera.
- Y tú lo mirabas como si quisieras colgarte de su cuello y hacerlo tuyo en ese momento - le digo y ella se frena en seco.
- ¿En serio? - dice y asiento con la cabeza, se ríe y continuamos hablando sobre lo extraño que fue el encuentro de Bástian con nosotras.
Fue muy extraño y no se me quita de la cabeza ese momento, porque fue realmente muy extraño que Bástian se acercara, es decir, Bástian, el increíble chico de la universidad del que todo el mundo habla, jugador de básquet profesional y que tiene la relación más envidiable de todas, acercándose a hablar con nosotras, juraría que es así como engatusa a las mujeres, acercándose a ellas para hablar y quizás conmigo no funcionó porque me cae mal, quien sabe. Lo más extraño fue lo que dijo Lía, - ¿realmente me miraba a mí? - me pregunto mentalmente, pero rápidamente descarto esa idea, tiene novia y que ni se le ocurra engañarla porque lo rechazaré.
Además, fijarse en una castaña de un metro setenta, con ojos negros y que te miran como si quisieran quitarte el alma... Hasta a mí me da miedo, suena a qué ni loca me metería con alguien así.