Mí novia fantasma

Bastian Edgar Freire, un escritor nato, inteligente y además muy guapo. Su mundo era la literatura, gustaba mucho de las novelas que contenía romance y fantasía. Pero algo había pasado en el, su cerebro no producía ni una idea concreta, ni siquiera una oración. Sentía que su carrera se venía abajo. El era un hombre muy solitario, no confiaba en el amor, pues alguien había jugado con sus sentimientos. Sus amigos eran muy pocos, se los podía contar con los dedos. Bastian, sentía que solo bastaban los libros para vivir feliz. Pero de repente ya no podía escribir, sus novelas siempre tenían que ver con la pasión y el engaño, referidas a los hechos que habían pasado en su vida. Decía que nunca más volvería a enamorarse, pero algo en su interior queria volver a sentir aquella sensación de estar enamorado, de extrañar a alguien. El debía entregar una nueva novela a su editora, pero nada salía de su cabeza. Emma Franco, su editora, se comunicó con el através de mensajes de textos diciendo que si no presentaba un mano escrito en menos de seis meses, el contrato se acabaría. Bastian vivía de eso, y no podía perder su única salida laboral. Emma sintió que devia insentíbar a su escritor estrella, así que lo llamo, y mientras hablaban del próximo libro, dijo a Bastian. –Una amiga en suiza tiene una cabaña cerca de un paisaje hermoso, y pensaba que quizás tu podías ir allá a descansar tu mente, y tal vez así la ideas vuelvan a seguir, ¿Que dice?. Bastian no tenía a nadie que lo esperara así que respondió que si. -Solo no olvides de llevar tus herramientas de trabajo, ¿entiendes?, no quiero ser pesada, pero esto también me perjudica. –Si, Emma , lo entiendo, no lo hago al propósito, tu lo sabes, amo escribir, pero no tengo inspiración, quizás tengas razón y en aquel lugar lo pueda encontrar. –Ve, y mantenme al tanto, no lo olvides. Su editora no dejaba ni un minuto de hostigárlo, Bastian preparo su pasaporte una maleta y en poco tiempo, solo veía la ciudad en donde vivía desde lo más alto de cielo. Se fue a suiza a buscar lo que el creía haber perdido. Cuando llegó aquel lugar era tal y como lo había imaginado. Se encontraba entre los Alpes suizo y las montañas del Jura, se podían ver los lagos y las colinas, todo era un paisaje hermoso como lo había dicho su editora. Pero su viaje no había terminado, el debía buscar a la persona que le prestaría la cabaña, la amiga de Emma. Ella estaba en un bar que tenía la ciudad, sentada tomando un café cuando Bastian llego y se presentó diciendo que era conocido de Emma. –Lo sé, te reconocí de lejos, ¡mucho gusto!.–Dijo la mujer mientras extendía su mano para saludarlo. –Soy Bastian. –Y yo Claris, bien te indicare por dónde debes subir para llegar a la cabaña. –¿Entonces iré solo?. –Ya hice mucho al esperarte sentada aqui, mis manos se congelaron y mis rodillas ya no pueden subir a esa altura. La mujer era de unos cincuenta años, estaba tan abrigada que casi no se podía observar su rostro, pero sin dudas sus palabras dejaban en claro su edad. Ella le entrego a Bastian una llaves y le dijo.–Solo ten cuidado en una sola cosa, la casa está desalojada hace ya muchos años, no la encontrarás limpia, ¿de acuerdo?. –No habrá problema por eso. Bastian tomo sus cosas, alzó su rostro hacía la colina y por un camino de piedras comenzó a subir hasta la cabaña. Ese sería su primer día en un lugar lejos de casa, donde estaban todos sus libros.