Le temblaba un poco el labio mientras luchaba por contener las lágrimas. «Estoy hecha un desastre. ¡Debo de tener un aspecto horrible!», sollozó mirándome a los ojos. "Sigues siendo la mujer más hermosa que he visto en mi vida", susurré mientras me inclinaba hacia adelante y rozaba mis labios con los suyos. Sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa, pero se relajó casi al instante y los cerró. Me devolvió el beso, primero con suavidad, luego con más pasión, mientras sentía cómo su cuerpo temblaba de emoción. Entreabrió los labios, permitiendo que mi lengua explorara su boca con timidez. Mis manos acariciaron su rostro mientras profundizaba el beso, arrancándole un suave gemido de placer. Se sentó en mi regazo, a horcajadas sobre mí, mientras nos besábamos apasionadamente en la

