— Samantha, ven toma asiento
Samantha era una rubia atractiva y citadina. Que lo miraba con deseo disimulado. Lo suficientemente inteligente para saber que debía moderarse frente a su jefe no importaba lo bueno que éste estuviera, si quería conservar su trabajo.
Había sido convocada por Morfeo más temprano. Hacía una semana que él había tomado las riendas de la editorial y tal y como dijeron no hizo aún ningún cambio estructural. Quizá algunas cuestiones de renovación y remodelación que a ojos de la editora no venían mal, eran como un soplo de aire fresco.
Claramente, más allá de la consciencia de saber que en teoría no pensaban cambiar el plantel, Samantha no dejaba de tener cierto nerviosismo por haber sido convocada allí.
— Muchas gracias — dijo Samantha y se acomodó la falda, luego
