Violeta cuelga la llamada después de que su abogado le confirma que Ricardo, finalmente ha firmado la demanda de divorcio; grita de la emoción, ya no tiene nada que la una a ese hombre; lo único que lamenta es el tiempo que perdió con él. Rodrigo ante el grito, abre apresurado la puerta de la habitación de la rubia, la ve correr hacia él y de un brinco, sus piernas le rodean su cintura. Por un instante siente que el tiempo ha ido atrás, más de una vez, la chica en sus brazos celebró de esa manera; sin embargo, la cordura llega y lo hace tensarse. Violeta toma conciencia de lo que hizo y apenada se deshace de la embarazosa posición. —Disculpa— dice bajando la mirada —me ganó la emoción. —No tienes que disculparte, me gusta que sigas siendo tú, así de espontánea— responde tomándola del m

