En Brasil, María entra al despacho, contoneando sus caderas, con su tableta profesional en mano. —Ricardo, hay una nueva noticia sobre la situación de tu padre— dice con un tono que trata de parecer despreocupado, debido a que la información que trae tienen el potencial de desestabilizar la estudiada calma de su jefe y amante. Él deja caer el folio que tiene en las manos, sus ojos grises, muestran una sombra de fastidio, sabe que a cada momento, la carioca trata de dejar en mal a Violeta, en un intento para que se decida a casarse con ella. —María, ya te dije que no quiero detalles morbosos sobre el desliz de mi padre con Violeta— dice con tono molesto —demás está decir que es una situación lamentable, un error de juicio por parte de ambos y que espero que lo superen pronto y cada uno s

