CAPÍTULO 02- Cautiverio- parte 1

1467 Palabras
Solo veo pasar los días y en mi mente va creciendo la idea de irme de aquí a veces cuando me asomo por la ventana al exterior solo veo bosque y me asusta un poco, su inmensidad me llena de recuerdos, vienen a mi memoria las experiencias de aquel verano traumático que pase en el curso de verano en la escuela. Donde compañeros me desnudaron y me echaron cada noche fuera de las cabañas, pasando varias noches desnuda en el bosque, esas noches no podía dormir por los aullidos de los lobos y el miedo al inminente peligro. Jamás se lo platique a mis padres ya que con tanto esfuerzo me enviaron ahí para que pudiera disfrutar y aprendiera. Por esa razón me da miedo escaparme no porque me guste estar con él señor a que me golpe y me viole siempre que quiera, sino porque me da miedo salir al bosque. Todos los días hago diferentes actividades de limpieza de la casa, entre lavar la ropa, pisos, paredes, sabanas, hacer la comida, entre otras. La casa es pequeña solo tiene la estancia de la cocina, comedor y sala, baño completo y por último una habitación. Debo reconocer que el señor quiere siempre todo limpio y ordenada la casa, hace días me dio un camisón que me llega a las rodillas, ahora ya tengo con que cubrir mi desnudez, siento cólicos y sé que mi periodo empezara en los próximos días, no sé cómo, pero tengo que agarrar el valor para decirle que ocupo material para mi menstruación, no sé si se vaya a enojar, es muy malhumorado. Termino de preparar la comida y arreglo la mesa para que venga a comer a regañadientes me sirvo mi comida en el plato para comer junto con él, todos los días cuando él come yo como en el piso como un animal, me tengo que aguantar mi coraje, mi vergüenza al ser tratada de esa manera tan humillante, jamás me imagine ser tratada así, ni siquiera cuando trabaje en el restaurant o en el bar con personas borrachas me trataban de esa manera como hasta ahora. Voy camino a la habitación cuando la puerta se abre. -Señor la comida está servida. -Espero este buena. Se pasa de largo y me encamino detrás de él, toma asiento y espera que me ponga sobre mis rodillas y me autorice a comer. -Te quedaras sobre tus rodillas y no comerás hasta que te lo ordene. -Si señor. El empieza a comer y en varias ocasiones me mira de reojo, está revisando que le obedezca y no ingiera comida hasta que me lo ordene. Al terminar de comer, gira con su silla a un lado y este me indica que me acerque. Se baja los pantalones y su ropa interior. -Hoy se me antoja tus labios en mi polla, hazlo profundo, si lo haces bien te permitiré comer. Abre un poco más sus piernas lentamente mientras que yo me acerco a él, no quisiera, pero ayer no me permitió comer todo el día, porque no estaba seca la ropa de cama, yo no tenía la culpa sin embargo me castigo. Empiezo a introducirlo en mi boca hasta donde puedo y siento la necesidad de vomitar y me retiro, pero al parecer no está de buen humor como siempre, me toma del cabello y me empuja hasta el fondo, mis lagrimas se asoman en mis ojos por la profundidad de su m*****o dentro de mi boca, empieza a moverse mientras me sujeta de mi cabeza y empieza a bombear rápido y muy profundo así pasan uno minutos hasta que se detiene. -Ponte de pie y levántate la playera. Me limpio las lágrimas y hago lo que me ordena, me voltea y me posiciona boca abajo sobre la mesa y así se introduce duramente empezando a bombear de inmediato, me duele y arde cada vez que lo hace pasado los minutos se va aminorando el dolor y ardor hasta que empiezo a lubricar mejor, mis pequeños gemidos-quejidos se sincronizan con los gruñidos de él, me entierra sus uñas en mi cadera empezando a bombear aún más rápido si fuera posible hasta correrse dentro e hinchándose. Se recarga en mi espalda y se acerca en mi oído. -Te has portado bien, podrás comer hoy. -Gracias señor. -Terminando vienes a mi habitación, no tardes. -Si señor. Se sube sus pantalones y se dirige a su cuarto, dirijo mi mirada hacia la puerta de la habitación y cuando veo que no se asoma, rápidamente recojo mi plato y con mis manos empiezo a comer rápidamente devorándolo todo de inmediato. Cuando termino de comer empiezo a recoger la mesa y limpiar todos los platos sucios, alargo más el tiempo para evitar ir a su habitación, pero parece notarlo. -No te hagas tonta, te estoy esperando. Mis manos están temblando, me aterra ir y saber qué es lo que quiere de mí. No es suficiente con humillarme cada que quiera, ahora quiere que vaya ahí con él para hacer o hacerme quien sabe que cosas. Camino lentamente hasta me detengo en el umbral de la puerta. -Pásale niña. Me dirijo donde él se encuentra, él se encuentra de pie frente a la ventana, no puedo verle el rostro. -Te pareces tanto a ella, sin embargo, no lo eres, tu olor te delata. No sé de qué está hablando o de quien habla, sin embargo, su voz no se escucha como siempre, sino amortiguada, continúa diciendo. -Cando éramos jóvenes estábamos luchando unos contra otros y la encontré, era el enemigo sin embargo decidimos escapar y vivir separados de todo eso, renunciamos a nuestro pueblo cada uno y escapamos a las montañas, al principio era maravilloso, todo lo que imagine estaba en ella cuando estaba embarazada nuestra felicidad aumento, todo empezó a empeorar cuando entro en labor de parto y no sé qué paso y ambos murieron. En ese momento mi vida también termino con ella. Todo estaba tan silencioso que solo se escuchaba su voz calmada y pausada. -Decidí regresar a mi pueblo, pero no fui bien recibido así que me vine a vivir en esta casa en medio de la nada, alejados de todos, llevo tantos años aquí que pensé nuevamente intentarlo, sé que ya estoy grande de edad y volví al pueblo nuevamente para llevar una vida más llevadera, sin embargo, todo cambio, me permiten regresar ahí bajo ciertas circunstancias, debo intercambiar para ganarme un espacio con mi gente y hare lo que sea para lograrlo. No entiendo nada de lo que me está diciendo, todo es un poco confuso. -Estaba empeñado en hacerlo a toda costa, sin embargo, al verte aquel día en la calle saliendo de aquel restaurant, me di cuenta del gran parecido que tienes con mi mujer en aquellos años. No seguiré las reglas completamente de mi pueblo, pero si las cumplir a mi manera. No tengo idea de que habla, de qué condición habla, que le exigieron a cambio de regresar con ellos. Se gira para verme a los ojos, su mirada es de disgusto. -Ellos necesitan sangre nueva entre ellos, están en crisis después de la guerra eso afecto a todos y tú me serás de gran utilidad, no les pertenecerás a ellos, solo a mí, pero si les daré algo tuyo. Retrocedo por inercia, dando pasos hacia atrás alejándome, no me gustan esas palabras, me siento amenazada. Me toma por el cabello y me arrastra hasta la cama, me golpea la cara varias veces, cuando siento liquido en mi rostro se detiene y trato de levantarme de la cama, pero siento que se posiciona arriba de mi inmovilizándome. -Quiero que entiendas algo, me perteneces solo a mí, nadie más te puede tocar, dijiste que era el primer hombre así que seré el único que te pueda tocar. Me darás tu cuerpo a mi antojo cuando lo desee y me darás todos los hijos que puedas darme y sin reproches, harás lo que te pida siempre, si cumples con todo te premiare por ello, pero si no es así desearas no haber nacido nunca. Entendido. Intento abrir mis ojos, pero no puedo, los golpes fueron fuertes tanto que mis ojos están hinchados y no puedo ver nada. La cabeza me palpita, sé que tengo múltiples heridas en mi rostro las puedo sentir con cada golpe dado. -No te escucho. -Si señor. Mi voz sale rasposa. Siento como con sus manos hace a un lado cada pierna y me empieza a penetrar tan fuerte que grito y trato de quitarme, pero al momento de intentar hacerme a un lado, me entierra sus uñas en mis hombros que me hunden más en la cama. -Te cogeré por horas, así que más te vale que seas más mansita conmigo. Y con esas palabras empezó mi tormento.
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