Esta mañana, cuando me levanté, oí a Svetlana cocinar algo en la cocina. Estaba haciendo panqueques.
- Lo siento. Me atreví hacer el desayuno, - se avergonzó.
- Está bien. Estoy muy encantada. - Cogí un panqueque, lo probé y casi me tragó la lengua. - ¡Están buenísimos!
- Vamos, solía hacer cosas deliciosas para mi hijo y mi marido, y ahora, para mi sola, ni siquiera me apetece, - suspiró. - Sabes, era feliz con Slav, le quería de verdad, pero mi obsesión me dejo destruida completamente. Era culpa mía por no buscar ayuda a tiempo, ni siquiera puedo culpar a Iván. Nunca me prometió nada.
Me sentía mal por ella, pero sabía que no podía dejarle ver a su marido. En cuanto de su hijo, estaba pensando en hablar con Tania. Mi amiga podría ayudar a Svetlana ver a Sasha. Porque el chico en esta
