Michael Xenres Mckenna
Estoy aquí en la gala de mi alma Mater, no sabia que tendríamos una estrella sin talento de entretenimiento. Cuando la presentan no veo más que una niña, a medida que la escucho cantar me pregunto ¿Que tanto pudo haber pasado una chica de 26 años para reflejar tanta tristeza? y me impresiona su voz haciendo que me arrepienta de mi pensamiento anterior; cuando termina de cantar me levanto para aplaudirle, algo en ella me llama poderosamente la atención.
-Señor Michael, venga que quiero presentarle a la señorita Mercury- me dice el rector de la universidad
Me levanto y lo acompaño hasta la escalera al escenario, cuando la veo frente a mi, noto que es ligeramente más pequeña, mido 1,80 podría calcular que ella podría rondar 1,73 me pierdo en mis pensamientos hasta que escucho que me dice
-Un placer conocerlo, ingeniero-
-El gusto es mio, señorita Mercury- le respondo sonriéndole, mirando esos hermosos ojos, nunca había visto unos parecidos
-Disculpe podría concedérseme un cita para hablar con usted- me dice ella algo colorada
-Sí claro, tendría que ver en mi agenda- dijo buscando en mi teléfono y cancelo una reunión que no me parecía interesante
-Comprendo, si no me puede dar respuesta inmediata- me dice ella con resignación
-La invito a almorzar el día de mañana- digo sin pensar, no quería que se fuera hay algo en ella, que me llama la atención
-Me parece perfecto- me responde con una ligera sonrisa
-¿En que hotel se hospeda?- le pregunto con curiosidad
-En Waldorf Astoria- me responde un poco incomoda
-Esta bien enviare a mi chofer a recogerla, como mi invitada- le digo para calmarla
-Disculpe que los interrumpa, pero Señor Michael tiene que dar su discurso- me dice el rector, me había olvidado por completo de él
-Con su permiso, Altaír- le digo extendiendo mi mano hacia ella
-Propio- me responde ella entrelazando su mano con la mía
Subo al escenario a dar mi discurso inspirador a todos los estudiantes y directivos de la Universidad de Nueva York, sinceramente era un discurso vacío y más protocolar; me retiro del podio y me dirijo a mi mesa, allí logro divisar a Altaír y a Gerald, su hija y su nieta.
-Esta ha sido una noche inolvidable, gracias a nuestros invitados de lujos y su generosa contribución a la educación e investigación- dice el rector
-Pero tenemos un par de almas altamente caritativas, que debemos honrar el día de hoy empezamos con el Ingeniero Michael Xenres McKenna con su aportación de 125 millones y la segunda pero no menos importante la señorita Altaír Mercury con 75 millones, un fuerte aplauso para ellos-
Definitivamente me sorprendió, no solo dono dinero también su talento y me parece que el rector no hubiera dicho nadie se hubiera dado por enterado, el resto de la velada paso sin pena ni gloria, trate de buscar nuevamente a Altaír, pero ella no estaba, parece que se fue en medio de la algarabía de quien dono mas.
Decidí llamar a mi mano derecha, Carlos, mientras sonaba el teléfono, recibí un mensaje de pérfida novia Soraya, cada día me costaba saber como sigo con ella
-¡Dime Michael-
-Puedes averiguarme ¿Quién es Altaír Mercury?-
Escucho una risa en el teléfono -Tu andas en otro mundo esa es la "it girl" de la década-
- No te entiendo, explícate mejor- digo enojándome porque no entiendo
- Ella es lo máximo del mundo del entretenimiento, la reina de la noche, una superestrella y tu hermana la idolatra, sin contar que es mi actriz favorita-
Ahora si había desatado toda mi curiosidad -¿Y por qué es lo máximo del entretenimiento?-
-Se ha ganado 4 veces el Óscar, 7 veces el Grammy, 3 veces el Globo de Oro, 4 veces american music awards, encabeza las listas Billboard, 2 veces el Emmy y el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes, sin contar que tiene su estrella en el paseo de las estrellas, tiene 3 discos platino, y hasta rompió 6 récords Guinness, es más tiene tantos premios que ya no los recuerdo-
-Impresionante, ¿Tiene familia o algo así?-
-No se sabe, ella ha sido muy hermética con eso, ni en Wikipedia dice mucho; solo habla sus logros como si ella hubiera nacido cuando cumplió los 10 años-
-Entiendo- dije cerrando la llamada
Nunca me he permitido distraerme de mi trabajo, es más no me acuerdo cuando fue la ultima vez que fui al cine; me retire de la gala, porque mañana temprano tengo una reunión con Gerald y Camille Spencer, me había pedido algo de tiempo para también contactar a su otra hija Barbara, de la cual nadie sabia nada, no había ni siquiera un retrato, si no hubiera encontrado el acta de nacimiento creería que es otra mentira de ese patético ser.
En lo que conduce a su casa en un Audi Q9 blanco, su bebe, recibe una llamada de su intensa novia
-¿Donde estas?-
- En camino a mi casa, Soraya-
-¿Por qué no me llevaste a la gala?-
-Porque no te gustan los eventos benéficos, ahora si me disculpas estoy muy cansado y quiero irme a dormir-
Cerro el teléfono respirando profundamente se sentía agotado y frustrado, se puso a mirar los papeles con respecto a la deuda Spencer, ni incautándole todos sus activos actuales cubrirían la cuarta parte de la deuda y su primera esposa lo desheredo tajantemente, él estaba más que dispuesto a ofrecerme como esposa a cualquiera de sus dos hijas, Camille no me interesa en lo más mínimo y la otra ni siquiera la conozco o alguien la ha visto. Harto me fui a la cama.
Suena el teléfono, veo a través de mi ventana que es de día, veo a través de la pantalla que es Carlos
-Dime, ¿Qué paso?-
-Te estamos esperando para ir a la Mansión Spencer-
-Ok, ya voy nos encontramos allá-
Me arreglo rápidamente y me dirijo hacia allá desde lejos se ve que fue una hermosa residencia, pero ahora esta en ruinas, Gerald en menos 20 años despilfarro la fortuna Spencer junto con su esposa Lydia, al llegar me espera unos de pocos trabajadores que aún están con él, aunque creo que en el fondo es para burlarse de él, porque no tiene ni como pagarles.
-¡Bienvenido señor Michael!- me dice el mayordomo
-Gracias y ¿Gerald y Camille?
-Lo están esperando en estudio junto con la señorita Bárbara-
-Ya sé donde queda, no te molestes- dije pensando como sería esa tal Bárbara, para que su padre hasta ahora se acordara de ella
Llego al estudio y abro las dos puertas blancas frente a mi, veo a Gerald como siempre sentado en la silla con un complejo de rey, era un hombre blanco con el cabello rubio con varias canas con los ojos celestes con una camisa blanca y pantalón n***o, a su lado estaba Camille, no era una belleza era bastante simple en realidad, tenia el cabello n***o, un poco regordeta y bajita lo único que la unía a su padre eran los ojos celestes; me siento en unos de los sillones y digo
-Sabes que tienes que desalojar esta propiedad antes de fin de mes-
- Lo sé, pero mi hija Barbara esta dispuesta a ayudarnos-
-¿Donde esta?- pregunto perdiendo la paciencia
-Camille dile a tu hermana, que venga que ya llego el señor McKenna-
-Sí papa, ya vengo- saliendo del estudio
-Gerald ¿Qué te hace creer que cambiare de opinión por tu hija?-
- Ella hará lo que sea para mantener el buen nombre de esta familia -
- Sí, claro; la hija de tu primera esposa, salvándote a ti y a tu otra hija de la ruina- dije sarcástico
En eso se abre la puerta entra Camille y detrás de ella, entra ¿Altaír?, no puede ser ella estaba allí con su cabello rubio y ondulado, vestida con un vestido cuello de tortuga manga larga color rojo.
-¿Qué significa esto?- pregunto
-Te presento a mi hija mayor Barbara Spencer Clark- dice Gerald con una sonrisa
Ella me sonríe con pena, seguro era por eso que quería hablar conmigo y también es impresionante como la hija perdida de los Spencer siempre estuvo a simple vista.
-Un placer, aunque ya nos habíamos conocido, señorita Spencer- digo
-Igualmente, señor McKenna le puedo hacer una pregunta- dice ella con la mirada hacia abajo y sentándose frente a mi,
-Sí, claro- respondo pensé que se veía tan tierna e inocente
-¿De cuanto asciende la deuda del patrimonio?-
-Bueno, Altaír primero ya no tienes ningún patrimonio, sin contar las deudas con IRS, lo siento- dije lo más dulce posible
-Esta bien y lo segundo ¿Qué seria?-
-Que la deuda actual es de aproximadamente 6.7 billones de dolares-
-¡¿Que?! eso es muchísimo más que mi fortuna personal- me dijo ella en una voz tan baja, en eso ella mira a su padre y su hermana
-Sí, pero usted no debe asumirlo sola- me dolía verla así
-Para eso me llamaron- dice ella con pesadez
-Señorita, Altaír me gustaría hablar a solas con usted- digo mirando a Gerald y a su hija los cuales salen despavoridos del estudio
- Sí, no tengo ningún problema-
-Mire, se que es horrible, lo esta pasando y es absurdo que usted que nunca estuvo aquí ahora cargue con su familia- digo preocupado por ella
-Sí, pero conociéndolos solo harían un desastre. Mire yo me he esforzado para hacer mi propia imagen y desvincularme del apellido Spencer, pero tampoco puedo permitirme un escandalo-
-La entiendo, le ofrezco algo ¿Le parece?- se ocurre lo único que podría interesarme de aquí es ella
-Que podría ser, si aún dando todo lo que tengo no cubriría ni la mitad-
-Un contrato de las dos partes, usted y yo. Con eso no desalojaría las propiedades de su familia y recibiría algo a cambio- me aseguraría de tenerla cerca
-¿Qué sería ese algo?-
-Su amistad y asegurar su estancia en Nueva York- mientras pienso que hacer realmente
-Recuerde que yo vivo en Los Ángeles-
-Esta es mi condición usted se muda a la mansión Spencer y se mantiene el mayor tiempo posible en la ciudad de Nueva York sin contar cualquier motivo por el cual tenga que salir deberá informarme, ademas de colocarse al frente de las industrias-
-Usted ¿Quiere controlarme?-
-No, señorita usted es la máxima garantía del pago, pues es a la única que le creo-
-Entiendo, pero con dos condiciones, primero nadie debe saber de la quiebra de mi familia y segundo el legado de mi madre se mantendrá-
-Me parece perfecto, señorita. Ahora espéreme aquí mientras le digo a sus parientes-
Camine hacia el vestíbulo, sentía asco de Gerald era nada más que un inútil avaricioso, allí también estaba Camille y su hija me acerque a ellos diciéndoles
-Esta bien, no los largare como se merecen; pero tampoco pueden estar aquí-
-¿Cómo? ¿Por qué?- pregunta Camille
-Simple, la condición de que no los deje en la cochina calle es que Altaír venga a vivir para acá-
-Eso si, que no un patriarca Spencer siempre debe estar en su mansión-
-Eso si trabajará y ganará dinero, no dedicarse a perderlo. Ustedes podrán estar en la propiedad, pero en la casa contigua de colaboradores. Además ella también es una Spencer y tiene más dinero que ustedes-
-No nos puede humillar así- me dice Camille
-Es lo mejor que les puedo ofrecer y es a partir de ya, vayan ubicando sus cosas en la casa contigua, para continuar Camille ya no estarás al frente de los negocios, ahora sera el lugar de tu hermana -
-Pero Barbara no sabe nada del trabajo- me cuestiona Gerald, él muy cínico
-Tengo la certeza que hará un mejor trabajo que ustedes, el cual ha sido funesto-
-¿Por qué nos quiere hacer a un lado por mi hermana?-
La mire fijamente viendo que si era estúpida en demasía, digna hija de su padre y su madre me le acerque y le dije
-Porque no tienen ni la capacidad, ni la inteligencia, ni el talento de hacer dinero, solo saben gastarlo y en vez de agradecer lo que ella hará por ustedes solo se hacen las victimas-
-Ahora nuestra salvadora-
-¡Mamá! ¿De quien habla este señor? La señora bonita que paseaba el jardín- dice Meghan, la hija de Camille tenia el cabello café, piel clara tiene como 8 años y los distintivos ojos celestes
-Sí, ella es tu tía- le respondí
-¡En serio!, mamá ¿Por qué no me dijiste que tenias una hermana?-
Allí caí en cuenta para esta gente nunca existió Altaír, solo se acordaron de ella cuando estaban ahogados en deudas, eran absolutamente despreciables.
-Ni yo sabía, cariño, pero es mejor que no le hables- le dice Camille a su hija
-Vendré en 3 horas, espero que hayan desalojado la casa principal- dije asqueado de la actitud de ellos
Me dirigí nuevamente al estudio donde estaba ella con una mirada altiva, mirando hacia el ventanal tan absorta en sus pensamientos que no noto mi presencia.
-¡Señorita Altaír!, le recuerdo que aún me debe un almuerzo- le digo con una sonrisa
-Por supuesto que lo recuerdo- dijo ella con algo de lejanía, levantándose de su puesto
Le doy mi brazo para salir juntos, no sin antes darle una mirada de advertencia a tu inescrupulosa familia, decidí llevarla al St. Regis, noto que mientras caminamos hacia nuestra mesa, las personas la miran con expectación, casi se me olvida el escandalo que hará Soraya por esto, pero valdrá la pena. El mesero nos trae la carta y le pregunto
-Tiene en mente ¿Qué va a pedir?-
-Sí me gustaría un filete miñón con coca cola de tomar-
-Interesante elección, quiero lo mismo que la señorita- le dije al mesero, el cual se retiro rápidamente
Ella estaba sumamente callada, me inspira una profunda ternura ver sus ojos celestes que eran tan diferentes al resto de su familia.
-Señorita, tranquila nuestro acuerdo sera confidencial, para los demás simplemente seremos socios comerciales- le dije de la ultima parte no estoy tan seguro, ya comprobé que me atrae
-Gracias por su discreción- me contesta ella, cuando iba decir algo más suena mi teléfono y es mi novia
-Deme un momento, por favor- me disculpo con ella y me retiro a hablar con Soraya
-¿Donde estás?- pregunta ella
-Almorzando-
-¿Sólo?-
-No-
-Entonces con ¿Quien?-
-No empecemos de nuevo-
-No, eres tu que tanto puede molestarte, en responderme-
-Debo tener mi espacio-
-Siempre es lo mismo y dices que la toxica soy yo-
Cerré el teléfono, no se cuanto demore en la llamada, pero cuando llegue a la mesa la comida estaba fría, la bebida caliente y ella no estaba; esta me las vas a pagar Soraya, pensé