Capitulo 4

2502 Palabras
Me dejé caer en el sofá de la sala, ansiosa y bastante nerviosa. No podía creer lo que estábamos a punto de hacer: asegurarme de que mi hermanita me emocionara. —Hola. —Se acercó a mí y se acostó en el sofá a mi lado—. ¿Qué película te gustaría ver? —No lo sé, no me importa. Solo ponte algo. —Tranquilo, Josh. —Me dedicó una sonrisa benévola—. Todo irá bien. —Entonces, ¿cómo vamos a hacerlo? —tragué saliva—. —No lo sé. Haz lo que sea que te hizo... la última vez. —Aprecio que no hayas dicho esa palabra. —¿Qué palabra? ¿Duro ? Negué con la cabeza. —Es genial... Ella se rió. —Solo te estoy tomando el pelo. Anda, piensa en cosas buenas. Ya sabes: en mí—. Rió un poco más. —Oh, Dios, quiero morir. Empezamos a ver una película, pero apenas me concentraba. Intentaba excitarme mientras miraba con lujuria a mi hermana. No funcionó. No conseguía excitarme. —¿Cómo estamos por ahí?— preguntó sin apartar la vista de la pantalla. —Creo que estoy demasiado nervioso. Pero es bueno. Significa que aún tengo moral y dignidad. Sabía que no podía sufrir tanto daño. Me echó un vistazo a la entrepierna antes de mirarme a los ojos, con aspecto dolido. —Qué lástima—, murmuró. —Quizás no pueda entenderte... quizás tenías razón—. Se quitó la goma del pelo y se meció el pelo largo de forma que le cayó justo encima de las costillas. —Yo también estoy un poco tensa últimamente—, susurró. Empezó a mover el cuello con movimientos circulares y lentos, pellizcando suavemente su vientre desnudo y jugueteando con su piercing. Segundos después, se humedeció los labios mientras respiraba con más dificultad y giraba la pelvis. Extendió la pierna izquierda completamente hacia mí, rozando apenas mi muslo con su majestuoso pie. Tras unos toques suaves, apretó el pie contra mí y empezó a tirar de mi muslo con sus dedos femeninos. —Estoy tan tensa—, jadeó suavemente. Su mano izquierda viajó hasta sus costillas desnudas con sus uñas rastrillando lentamente hacia arriba y hacia abajo... arriba y abajo... arriba y... —¿Qué?— dije. —¿Dijiste algo? Una sonrisa pícara y satisfecha curvó sus labios. —Dije que habíamos tenido... —sus ojos señalaron mi ingle— un gran despegue. Miré mi entrepierna: estaba más dura que el acero. —Oh, mierda... Se levantó con una sonrisa burlona y se contorneó alrededor del sofá. Se inclinó y me susurró al oído: —Ahora soy tu dueña—. Me empapó la mejilla con un beso húmedo y, mientras subía las escaleras, añadió: —Ven a mi habitación en cuanto termines. Cerraremos el trato. *** Llamé a su puerta veinte minutos después. Ya me había corrido como un cohete hacia su fascinante cuerpo antes, en mi habitación, y me sentía mucho más relajado, a gusto y... perverso. —Entra, hermano. Ella estaba sentada en su cama sosteniendo una hoja de papel y un bolígrafo rosa. Me senté a su lado. Ella sonrió. —¿Supongo que salió bien? Me encogí de hombros, admitiendo la derrota. —Excelente. Los términos de nuestro acuerdo, tal como usted los aceptó de antemano, son los siguientes: 1. Una vez a la semana, en un día predeterminado, nos sentaremos a jugar una partida de póker de una hora. Al final de la hora, quien tenga más fichas será declarado ganador. El ganador podrá pedir lo que desee según las especificaciones que se detallarán en artículos posteriores. 2. El perdedor podrá solicitar una segunda partida, si así lo desea, y el ganador no podrá negarse. Dicho esto, la segunda partida no invalida el resultado de la anterior, sino que simplemente otorga a cualquiera de las partes otra oportunidad de ganar. 3. Especificaciones de las solicitudes: Brooke podrá solicitar a su hermano, Josh, sin más compañía que él y en cualquier fecha, participar en una actividad de su elección sin límite de tiempo, siempre que Josh reciba un aviso con 24 horas de antelación. Josh podrá obtener un aplazamiento solo una vez que obtenga el consentimiento de Brooke. Josh podrá pedirle a Brooke que le haga compañía hasta que se le ponga duro, para poder abusar de sí mismo en la privacidad de su habitación. No puede solicitar ningún tipo de contacto físico, ni pedirle a Brooke que pose, baile o se desnude. Josh solo podrá reclamar su recompensa inmediatamente después de la partida de póker, a menos que haya ganado más de una vez; en cuyo caso, la segunda recompensa se entregará más adelante. 4. Este acuerdo es vinculante para ambas partes por un período de seis meses a partir de mañana, sin opción de rescisión para ninguna de las partes, independientemente de las circunstancias, y no podrá ser anulado. Miré a mi hermana con los ojos como platos. —¡Mierda! —Sí—, se rió ella. —¿De hermanos? —Necesitaba algo con lo que pudiese lidiar legalmente. —Voy a necesitar una copia de esto. —Ya está en tu bandeja de entrada. —Oh. Eh... Quiero un pase libre para las próximas dos semanas. Me lanzó una mirada perpleja. —¿Eh? —Si consigues todo lo que quieres, quiero que una vez a la semana durante las próximas dos semanas... y no tendré que pasar tiempo contigo. Empezaremos nuestro acuerdo en dos semanas. —¡Josué! ¡Eso no es lo que habíamos acordado! —Llamémoslo bono de Navidad. —A) La Navidad es en cuatro meses, y B) ¡¿Por qué deberías recibir algún bono en primer lugar?! —A) Lo que sea, y B) Porque lo pedí. Ella negó con la cabeza, indignada. —Olvídalo. Me levanté y estaba a punto de salir de su habitación, pero me detuve en la puerta cuando de repente me di cuenta de que probablemente la necesitaba más que ella a mí. —Brooke, ¿tienes alguna contraoferta? ¿Me encuentro a mitad de camino? Parecía profundamente herida cuando me miró, casi llorando. —¿De verdad valgo tan poco para ti que estás dispuesta a hacer lo que sea con tal de no pasar tiempo conmigo? No hice ningún comentario al respecto y me quedé mirándola, esperando que se quebrara y me dijera algo. Reflexionó brevemente. —Lo mejor que puedo hacer es darte una prórroga de dos semanas durante las próximas dos semanas, y una vez que esas dos semanas pasen, también se aplazará tu prórroga. El juego de póquer y todo lo que conlleva sigue igual. Lo tomas o lo dejas. —Me lo llevo—, dije rápidamente. —¿Y ahora qué? Necesitamos acordar un día fijo para nuestra partida de póquer. ¿Alguna preferencia? —No me importa. —¿Qué tal todos los miércoles? —Supongo que está bien. —Bien. Se levanta la sesión. *** Empezamos nuestro periodo de dos semanas para "conocernos", como mi hermana redactó como anexo independiente en nuestro acuerdo. En esencia, significaba que si perdía nuestra partida de póker, me darían hasta dos semanas hasta que tuviera que pagar las consecuencias. Su contraoferta no me benefició en absoluto, ya que me daba igual pasar tiempo con Brooke esa semana o dentro de dos, pero no le dije nada, ya que estaba muy sensible esa noche, y probablemente pensó que tendría una agenda apretada para las próximas dos semanas, aunque no fue así. Shannon y yo rompimos unos días después. La estaba presionando demasiado y me acusó de estar con ella solo para follar con ella. No se equivocaba, pero aun así me dolía. Dijo que era culpa suya por confundirme con un buen chico y que no tenía ni idea de lo que me estaba perdiendo. Ahora estaba a merced de mi hermana aún más que antes, aunque le oculté que había dejado de ver a Shannon. Brooke y yo apenas hablamos durante los siguientes días. Intenté masturbarme varias veces desde aquella noche que me puso duro, pero sin éxito. Esperaba con ansias el miércoles para que Brooke me pusiera duro de nuevo, siempre y cuando ganara nuestra partida de póker. *** Había llegado el miércoles y a las 8 pm, Brooke me envió un mensaje de texto para que me reuniera con ella en su habitación. Parecía entusiasmada al verme. —¡Oye, Josh! Pasa. Tengo todo listo y esperándonos. Tenía una maleta de póker en el suelo, y las fichas ya estaban ordenadamente apiladas sobre su cama, junto con dos barajas que barajaba con maestría mientras yo me unía a ella. Me esperaba una cerveza, una Coca-Cola para ella y unas cuantas bolsas de patatas fritas. Me senté en su cama junto a ella. —¡Guau, Brooke, realmente has llegado al límite con esto! Estoy impresionada. —Si lo vamos a hacer todas las semanas, deberíamos divertirnos mientras lo hacemos. —Bien pensado. ¿De dónde sacaste esa maleta? —Lo tomé prestado de un amigo. —Genial. —Dé un sorbo a mi cerveza—. ¿Y a qué póker jugamos? —¿Qué quieres decir? —¿En serio, Brooke? Hay un millón de maneras diferentes de jugar al póquer. —¿Ah?— dijo ella desconcertada. —Sí. Hay Five-card draw, Texas Holdem, Omaha Holdem... ¿nunca has oído hablar de ellos? —No. Pensé que podrías enseñarme porque sabía que conocías las reglas y todo. —Elige un juego que no conoces y seguro que perderás a nuestro pequeño... sea lo que sea. Un gesto de preocupación le arrugó la frente. —Sí, supongo que no lo pensé bien... así quizá podamos jugar a otra cosa, así tendré más posibilidades de... —Lo hecho, hecho está. Si está en nuestro acuerdo, tienes que cumplirlo—. Solté una risita. —Qué lástima por ti. —¡Eres un imbécil, Josh! ¿De verdad me dejarías jugar a algo que no se me da bien solo para que tú ganaras? —Déjame pensarlo...sí. —Supongo que estás más estresado de lo que pensaba—, susurró, sonando más venenosa que nunca. Pero me da igual. —No sabes ni la mitad. —Entonces será mejor que esperes por tu propio bien que sea un aprendiz lento. Nos sentamos a jugar una partida de Texas Hold'em después de explicarle todas las reglas y la jerarquía de las combinaciones de cartas, y después de jugar algunas rondas de demostración para que le cogiera el truco, y fue bastante divertido. Nos reímos un rato y recordamos todo tipo de recuerdos de la infancia, algunos más felices que otros. Hablamos de películas interesantes que habíamos visto últimamente, y me sorprendió lo menos molesta que era Brooke. Estaba más o menos bien. La verdad es que no me lo esperaba. Al final de la hora, prácticamente la había destrozado, y mi pila de fichas era tres veces mayor que la suya. En parte se debía a que mentía fatal, y en este juego, si no sabes farolear, es mejor rendirse antes de que se repartan las cartas. —Mira eso —dije con una sonrisa—. Se nos acabó el tiempo, Brooke, y es hora de que cumplas con tu parte del trato. Dejó su minúscula pila de fichas sobre la cama y se recostó en el mullido conjunto de almohadas que había preparado antes de nuestra partida. —¿Cuál es? La sangre me subió a las mejillas. —Ya sabes. Una sonrisa traviesa le abrió la boca. —No, no lo sé. Dímelo. —Um... para conseguirme eh... —¿Aún no puedes decirlo?— se rió ella. —Para conseguirme... —¿Estás duro? —¡Mierda! Ella se echó a reír y no se calmó durante un buen rato. —Sí—, dije una vez que ella se reagrupó. —Todo a su tiempo, hermano. Me gustaría jugar otra partida. No pienso renunciar a nuestro preciado tiempo juntos sin luchar. —¿Qué? ¿Te refieres a ahora? —Mmm. Según nuestro acuerdo, estoy en todo mi derecho, ya que perdí, y seguro que estarás de acuerdo. Así que baraja.— Me lanzó las cartas. —Bajo a traerte otra cerveza. —Brooke, ¡no es justo! Estoy tan tensa... —Te ayudaré a aliviar el dolor después de que terminemos este juego. —Dio unas palmaditas hacia la puerta, pero luego se detuvo y sonrió—. ¿Verdad que es divertido? Negué con la cabeza, furioso. —¿Sabes qué? Me da igual. Solo más orgasmos para mí. —No pongas el carro delante de los bueyes, Josh. Quién sabe, quizá necesites pasar un tiempo conmigo después de todo. Minutos después teníamos otra partida lista y seguimos charlando de varias cosas, pero había algo diferente en esta. Estaba mucho más igualada. Parecía que ella mejoraba mucho sus faroles, y me costaba entenderla. Al final de la hora, y aunque el partido estuvo reñido, para mi sorpresa, ganó. —Bueno, mira —dijo sonriendo con orgullo—. Supongo que no aprendo tan despacio después de todo. —No, yo... supongo que no lo eres—, murmuré, todavía desconcertado por cómo había pasado de ser una completa novata a una jugadora razonable en un lapso de dos horas. —No te veas tan desanimado, Josh. —No, no estoy... eh... Solo contaba con ese segundo... esta última semana ha sido bastante agotadora. —Bueno, eso te demuestra que nunca me subestimes.— Sonrió radiante. —Te enviaré nuestros planes por correo electrónico más tarde, pero primero: cuidemos de ti. Me animé al instante, olvidándome por completo de mi pérdida. —Vale. Me parece genial. ¿Mamá y papá siguen ahí? Ella se encogió de hombros. —No lo sé. ¿Por qué? —Así que podemos... ya sabes, 'ver una película'. Ella negó con la cabeza, riendo. —Eres tan dulce, Josh, manteniéndolo apto para todo público, aunque ya es hora de que aceptes que soy una mujer adulta y no vamos a ver una película—. Se lamió los labios carnosos y susurró: —Te vamos a poner duro . Duro como una piedra. —¡Jesús, Brooke! Ella se rió. —Supéralo. Ya no necesitamos bajar, podemos hacerlo aquí. —¡¿Aquí?! Todavía me estaba recuperando del susurro escandaloso de mi hermana. —¿Hay algún problema? —Eh... no. Supongo que es un buen lugar. Entonces, ¿dónde quieres que vaya? —Eh... túmbate aquí. —Se apartó, ofreciéndome su sitio—. Acuéstate sobre mis almohadas. Hice lo que me dijo, esperando ansiosamente. Me habría quedado sentado sin hacer nada, como se supone que debo hacer según nuestro acuerdo, pero como vimos claramente que no te hacía ningún bien, estoy dispuesto a ir más allá y hacer un poco más.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR