Capitulo 3

1418 Palabras
—Escucha, tengo este... problema con mi... y últimamente no puedo conseguir un uh... conseguir... —¿Ponerte duro? —Mierda —suspiré—. Sí. Y esa noche, por muy enferma y perversa que fuera, por fin pude, y últimamente estoy muy, muy estresada, ¿entiendes? Probablemente por eso me puse tan... —¿Duro? —¡Mierda! Sí... en primer lugar. —Cuando estás con Shannon, ¿eres capaz de…? —Sí, ese no es el problema. El problema parece surgir cuando estoy solo. Quizás necesite ir al médico. Hubo un momento de quietud en el que cada uno intentaba pensar qué decir. —Bueno, ahí va. —Brooke se arrodilló de un salto en la cama como si acabara de despertar—. Tengo una propuesta para ti. —Eh... ¿qué? Todavía me sentía abrumado por la culpa por haberlo admitido. —Tengo una propuesta. —Eh, está bien. —Si estás dispuesto a pasar más tiempo conmigo, haciendo cosas conmigo como solíamos hacer hace años, estoy dispuesto a... entusiasmarte. La miré boquiabierta. —Tienes que estar bromeando, carajo. —¿Por qué? Es un trato en el que todos ganan. Tú te diviertes y yo paso más tiempo contigo. Y ya admitiste que estás demasiado estresada, así que ¿cuál es el problema? Aparte del tuyo—, rió ella. —¡Maldita sea, Brooke! No te burles de mi problema. ¿Y tienes idea de lo enfermizo que suena esto? —Claro que es enfermizo: que yo sea tu hermana y ni siquiera quieras pasar un rato conmigo... —¡Eso no! La otra parte. —Oh —dijo con una risita tímida—. No es mi culpa que me encuentres... y es obvio que parece que me encuentras... así que no estamos haciendo... —Esto es una verdadera mierda. Ya estoy avergonzado. ¿Por qué siquiera—? —Josh, no es que vaya a... tocarte ni nada. Solo voy a ayudarte a ponerte a tono, y a partir de ahí... bueno, ya sabes qué hacer a partir de ahí, a juzgar por esa noche. Contrarresté su tímida sonrisa con un movimiento de cabeza. —Esto es una locura. —No más de lo que ya estabas haciendo. Ella tenía razón en eso. —¿Y no te importa... ponerme de humor? —De nada. —¿Te das cuenta de que tengo pornografía en mi computadora? Ella sonrió con suficiencia. —Pero solo te pones duro mirándome. —Dios mío —suspiré, negando con la cabeza—. Eres una auténtica pasada, Brooke. —Entonces ¿lo harás? —No. No voy a dejar que mi hermanita se prostituya para que yo pueda... no. Ni hablar. —Eso no pareció detenerte esa noche cuando tú— —¿Tienes que mencionarlo constantemente? No es que ella estuviera equivocada. —Mira, ¿te parece raro que me encuentres... emocionante? Sí. ¿Te parece raro que esté dispuesta a ayudarte para aliviar un poco el estrés? Probablemente. ¿Podemos superar eso y que cada uno se salga con la suya? —Yo... realmente no tengo tiempo ahora... —¿Para perdonarme?— intervino ella, con el dolor emanando de sus ojos color avellana. "Brooke, mira, lo... lo siento." Volví a la computadora. "Estoy muy ocupado." —Vale —suspiró—. Qué lástima. —Se levantó y dio unas palmaditas hacia la puerta—. ¿Y si...? "¡¿Y ahora qué?!" grité, girando mi silla para mirarla. —Jesús, Josh, ¿puedes ser más imbécil? —Perdón. ¿Qué... qué pasa ahora? —Contraoferta: ¿Qué pasaría si... si solo consiguieras lo que querías del trato? ¿Lo harías entonces? Me intrigaba. Me pondría de buen humor, y podría aliviarme mientras obtenía orgasmos increíbles, sin necesidad de hacer tonterías con ella ni ir al médico. Era extremadamente tentador. Tenía una sonrisa pícara dibujada en el rostro. —Te hice pensarlo, ¿verdad? —¿Cuál es el truco? —¿Por qué crees— —Siempre hay una trampa. &Bueno, ya que lo dices así—, rió ella. —Estaba pensando que deberíamos jugar a algo, y si gano, me darás lo que quiero, y si ganas, conseguirás lo que quieres. Era muy tentador, pero no lo suficiente como para aceptar. Si hubiera perdido, habría necesitado pasar tiempo con ella y no habría sacado nada a cambio. Sin mencionar que aún tenía un conflicto moral por dejar que mi hermana me excitara para poder masturbarme en mi habitación. —Tentador, pero respetuosamente debo declinar. Parecía herida y decepcionada, y sus ojos parecieron cerrarse. —Ah... vale. Que tengas una buena noche entonces. Nos vemos... cuando sea. *** Me mantuve firme esa noche, pero el daño ya estaba hecho. Me hizo pensar en ello, y poco a poco, no paraba de pensar en ello. En menos de 24 horas, solo podía pensar en eso: en cómo me excitaría, en cómo podría relajarme... Me preguntaba qué clase de ideas depravadas tendría para ponerme de humor. Era jueves por la tarde, y yo estaba en mi habitación operando en el mercado asiático menos lucrativo una vez más, solo para no tener que ver a Brooke; sin embargo, ahora estaba obsesionado con su oferta, y había estado tan tenso ya que había pasado casi una semana desde la última vez que me alivié, que decidí aceptar su oferta. Me quedé afuera de su habitación y llamé. —¿Sí? Abrí la puerta. —Hola. Sus ojos se iluminaron y una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro. —Bueno, pasa. Estaba sentada en la cama, pintándose las uñas de los pies de verde pastel. Llevaba el pelo castaño dorado recogido en una coleta y llevaba unos bóxers cortos con un top blanco. ¡Maldita sea! Estaba tan sexy. —¿Te importaría si me siento aquí?— Señalé la cama. —Por favor hazlo. Me senté a su lado y la observé trabajar. —¿Qué tienes en mente, hermano? preguntó astutamente, claramente consciente de mis intenciones. —Estoy... He estado— —¿Estresado?— intervino ella, mirándome con esos hermosos y grandes ojos color avellana. La miré fijamente. —pensando en ello, y... —Pero estás estresado. —Sí... quiero decir no... quiero decir... mierda. Ella se rió. —No lo entendí. ¿Es un sí o un no? —Estás disfrutando esto, ¿verdad? —Un poco—, se rió ella. —Si hacemos esto... Necesito saber que puedes atraparme... Ella me miró a los ojos. —¿Estás duro? —¿Siempre debes usar esa palabra? —Entonces, ¿qué palabra usarías? Negué con la cabeza, incómoda. —Como sea. Porque lo pensé, y podría haber sido algo puntual. Quizás... Así que viniste aquí a probar. Quieres probar los productos antes de proceder con nuestra transacción. —¡Dios mío, Brooke! Parece que te estoy comprando drogas. Ella se rió. En realidad tenía una risa muy especial: cálida y genuina, y... —Te diré algo: como prueba de concepto, estoy listo para ofrecerte algo gratis esta noche, si te comprometes a aceptar el trato en mis términos. —De verdad suenas como un traficante de drogas, ¿lo sabías? Ella se rió de nuevo. —¿Qué vas a hacer, Josh? Porque estoy muy ocupada. —Pensé que querías pasar tiempo conmigo. Su sonrisa se desvaneció milagrosamente. —Bueno... eso es... No tengo tiempo para esto. ¿Sí o no? —Dios mío —suspiré, negando con la cabeza—. Sí. Levantó la vista de sus uñas pintadas. —Sí, ¿te comprometes a cumplir nuestro acuerdo sin opción de rescisión durante los próximos seis meses? —¡¿ Seis meses?!! —Tómalo o déjalo.— Volvió a sus hermosas uñas. —Eres un negociador duro. Me miró molesta. —Deja de darle largas. ¿Y bien? —¡Mierda! Pero si Shannon y yo… —¿Pero y si no? ¿De verdad quieres arriesgarte? ¿Estar así durante meses, estresada, sin poder... correrte? —No digas esa palabra, ¿y por qué susurras? Lo dices con un tono... sexy. Ella rió. —No sé de qué hablas. ¿Sí o no, Josh? Y responde rápido porque ahora ni siquiera sé si realmente vales la pena después de... —¡De acuerdo! —disparé, temiendo que se echara atrás. —Bien. Nos vemos abajo en diez minutos. Vamos a ver una película juntos.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR