Enseguida, Nathan tomó la mano de Sabrina, y juntos yendo hacia el estacionamiento dieron marcha hasta el salón de belleza donde iban a poner a Sabrina “más decente” según él rubio. Luego, estando en el auto, Sabrina viéndose la mano con ese gran anillo de diamantes que le dio el rubio mirándolo de reojos muy sorprendida le dijo:
—Oiga mi señor. ¿Y cómo usted sabia el tamaño de mi dedo? Es que es muy raro, este anillo me queda muy bien.
Nathan con la mirada hacia el camino, con una expresión de desinterés en su rostro la miró por cuestiones de segundos y le respondió:
—Si no lo sabías para que te vayas enterando, tengo memoria fotográfica. Te he visto las manos y son pequeñas, por ende tus dedos son delgados así que buscar un anillo para un dedo delgado es fácil.
Sabrina mirándolo de
