—¿Y qué demonios pasaba entre tú y Rayan en la cafetería? ¡O sea, se sacó el pene como si nada, sin importarle nada! —Ni idea. Es tu amigo. ¡Pero por Dios! Nunca me había sentido tan humillada en mi vida. —Gimo más fuerte al recordar por qué nos habíamos saltado las clases y estábamos bebiendo hasta hartarnos. —La verdad, estoy tan confundida como tú. Los chicos son tontos —dice riendo. —Brindo por eso —digo levantando mi vaso y tomándome otro trago. Seguimos bebiendo y charlando. Cuando nos damos cuenta, la botella de vodka y el porro se han acabado y estamos más que borrachas. Decidimos tumbarnos a disfrutar del sol. Creo que llevamos aquí un par de horas, pero tengo que decir que hoy ha sido el mejor día de mi vida. Se lo debo a Kate. Nos quedamos un rato en silencio, disfrutando del so

