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1469 Palabras
10 Gabrielle Smirnov ¿Eso que siento en mi estómago es…? ¿Es…? ¡¿Un pene?! Izan se da cuenta y se levanta de inmediato, papá camina hasta nosotros completamente enojado, toma al rubio por el cuello de su chamarra, lo estrella contra el pizarrón para luego golpearlo duramente en el estómago. Grito aterrada, el italiano tiene sus mejillas rojas por el dolor que debe estar sintiendo en este justo momento. El decano llama a seguridad para que saquen a Russo del plantel, lo miro a los ojos y él me mira a mí. Papá nos aniquila con la mirada. Benito lo sujeta de las manos, pero mi cara de horror hace que afloje el amarre y lo deje salir solo. Miguel sale del salón oscuro, mi pecho sube y baja porque no me ha dicho nada y conociéndolo como lo conozco, sé que nada de esto se ha quedado así y todo empeorará cuando Alex y mamá se enteren. Artemisa me abraza y lloro; ninguno de los dos estábamos haciendo nada malo, uno de los empleados de papá se lleva mi coche y a regañadientes debo irme con Miguel. Ambos estamos en silencio, apoyo mi cabeza en la ventana mientras miro las calles solitarias de Greentown en diciembre. Papá detiene el coche y golpea con fuerza el volante, no sé que está pasando por su cabeza, pero no quiero que se haga ideas erróneas de lo que realmente estaba sucediendo. Me mira con la frente fruncida, su mandíbula está tan tensa que en cualquier momento se puede hacer daño. Comienzo a sollozar porque es la primera vez en mi vida que veo a mi padre de esta manera. —Aléjate del hijo de Alexander Gabrielle Marié, no es una pregunta es una puta orden. Mi mentón tiembla—Izan y yo… —vuelve a mirarme con odio. —Eres mi hija Gabrielle, eres el regalo más hermoso que tu madre pudo darme y no quiero que un hijo de puta como Izan te lleve de mi lado, él no. Me quedo en silencio. —Algún día volaré papá. —Volarás alto Elle, muy alto, pero con Izan Russo no. —mi teléfono vibra y lo ignoro. —Él no hizo nada malo, solo quiere ser mi amigo ¿Está mal eso? ¿Está mal que salga con alguien que no sea Hades, Zeus o Artemisa o en el peor de los casos Akim? Papá no soy de cristal. Miguel echa a andar de nuevo el coche, no quiero responderle, no quiero pelear con él. En muchas ocasiones me siento asfixiada, pero no quiero decepcionarlo, no quiero herirlo. —Solo te pido que acates mi orden Elle, solo te pido eso. Agacho la cabeza y hago puño mis manos—Lo haré papá, lo haré. Llegamos a casa y corro a mi habitación, no debía tratarlo de esa manera, no debía ser cruel con alguien que no ha hecho absolutamente nada. Mamá toca la puerta de mi habitación y no le respondo. No estoy de genio para hablar con nadie y menos con ella, porque sé que me dirá. No quiero vivir de esta manera, quiero ser yo quien tome realmente mis decisiones. Quiero vivir libre y saber que si me caí fue por mi maldita culpa y no porque alguien más me dice como actuar o como vivir. Escucho un coche llegar a la propiedad, a esta hora Akim está en sus clases de boxeo y los chicos ya están en casa. ¡Santa mierda! Me pasmo apenas veo a Alexander Russo bajar como un león salvaje de su audi color n***o. Pedro trata de detenerlo, pero es empujado por el italiano. Mi corazón quiere salir de mi pecho ¿Cuándo sucedió todo esto? Cambio mi ropa para poder salir y así tratar de calmar los humos. Escucho el grito de mamá, esto se está saliendo de control, bajo las escaleras a toda la velocidad que puedo, papá está golpeando a Alexander y este a él. ¡Que hemos hecho! La puerta es abierta de par en par, mi cuerpo tiembla, Izan ha entrado como alma que lleva el diablo. Papá apenas lo ve intenta arremeter contra él, pero él padre del rubio lo detienen de una patada. Grito al ver a mi padre en el suelo, Izan intenta detener a su padre y yo el mío, esto no está sucediendo. ¡Maldita sea! El tío Ethan ha llegado el peor momento de todos, Malka intenta calmar a mamá quien está sufriendo un ataque de pánico. Misa llora e intenta llamar a la policía y si lo hace no sólo papá irá a la cárcel, sino todo el mundo con él. Le quito el teléfono y lo tiro lejos, las lágrimas resbalan por mis mejillas, Izan logra sonreírme y le sonrío de vuelta. —¡Dile a tu maldito hijo que se aleje de mi hija! —demanda papá con cólera. Alex lo vuelve a golpear en la cara. —Más maldito eres tú, cabron de mierda—mamá intenta calmar a Miguel, pero no lo logra. La observo correr hasta el segundo piso y perderse de mi vista. Me posiciono delante de Miguel. Cierro los ojos.—¡Que no ha pasado nada! ¡No ha pasado nada papá! Izan se coloca detrás de mí—He ido a llevarle unos libros a mi novia señor, no tengo intensiones de ningún tipo con su hija y mucho menos pretendo nada con ella. La veo como una prima así como ella me ve a mí. Dejo de espabilar. —Estaba arreglando las cosas en ese salón, de casualidad topamos allí, había una araña en mi cabello—miento, Izan me mira fijamente—Me asusté tanto que no me dí cuenta que arrastraba a Izan conmigo papá. Miguel mira a Alex y baja la cabeza—Lo siento hijo de puta… solo pensé que tu hijo pretendía algo con mi hija. Alex lo empuja y se ríen—Bien, pero sigues golpeando como niña. —responde el italiano. Al menos ya me liberé de esta. Sonrío débilmente, puedo escuchar mi corazón golpear con fuerza contra mis cosillas, lo veo irse por la entrada principal. Suspiro, debo salir y despejar mi mente de una buena vez por todas. (***) Los tacones negros ya me están molestando y en este justo momento estoy odiando a Misa por hacerme usar estos zapatos del demonio. Hace diez minutos hemos llegado al inferno, el bar más top de todo Greentown, Akim tiene cara de muerto viviente y no era para menos, al parecer hoy ha tenido uno de sus ataques. Misa me toma de la mano y corremos a una de las mesas de reservación del lugar, llevo puesto un vestido color golden de escote en «v» mangas largas y ajustado en la parte de las caderas. Tomo el primer trago de vodka sintiendo como el alcohol comienza a tomar posesión de mi cuerpo. Quiero despejar mi mente, quiero sentirme normal. Quiero ser libre por una jodida vez en mi vida. Empiezo a moverme por el ritmo de la música, Zeus baila conmigo, comienzo a brincar, el clan Smirnov se une a la celebración. Misa mueve las caderas, sus hermanos mayores se burlan de ella. Akim baila con una morena mientras nos ignora como siempre. Bebo un poco más de alcohol, pronto me graduaré y necesito estar concentrada en eso. Quiero tener un futuro brillante. Papá debe dejarme tomar mis propias decisiones, pero nunca lo hará, nunca lo hará si no le enseñó que puedo hacerlo, que soy capaz de valerme por mí misma. Siento a alguien recostarse en mi espalda y lo empujo. Zeus va por más bebidas, Misa toma mis manos y ambas bailamos, mi cabeza da muchas vueltas y ni siquiera sé que es lo que estoy haciendo. La veo señalar a una dirección y no puedo creerlo ¿No puedo liberarme de él? ¿A caso estoy pagando alguna maldición? Mi pecho arde al verlo besar de una manera salvaje y posesiva a Alene, la pelinegra se ríe cuando el italiano muerde su cuello. Sus manos enormes recorren los pechos de la mujer haciéndola gemir notoriamente. No puedo ver más de esto. De un segundo a otro, la mirada de aquella zorra se conecta con la mía, la veo sonreír con arrogancia y besar de una manera erótica y sin pudor al hijo de Alexander Russo. Boqueo cómo un pez, al intentar responderle a Artemisa lo que me ha preguntado, pero realmente toda mi atención la tiene ese par. Izan alza el torso al escuchar lo que Alene le ha dicho; gira hasta donde estoy y abre los ojos. Alzo la copa señalando a su dirección. —Buena suerte en tu vida Izan—susurro y él sonríe.
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