Desperté con mucha calor, observé la habitación, suspire aliviada de ver que era la mía, pero con quien estaba eso si que me asusto mire el brazo tatuado que me tenía acorralada y supe al instante quien era.
- Déjate de moverte - gruño
- Suéltame Connor - le exigí.
- Estoy muy bien aquí.
- Connor, tienes tres segundos para soltarme.
Y el cabrón se rió!
- No eres muy amable por las mañanas - me contestó suavemente, yo lo único que quería era huir de esa situación.
Me soltó y salté de la cama rápidamente, alejándome lo máximo posible de él, lo observe, esa sonrisa pícara reflejada en su rostro me hacía querer darle golpes para quitarse la arrogancia.
- Lo mejor sería que te fueras de mi apartamento.
- Estoy muy cómodo en la cama, no quiero - rodó sobre la cama para levantarse.
- T
