Capítulo 3
Hye había dejado de llorar, se mantenía acurrucada en su pecho aferrándose a su camisa, respiraba su perfume masculino sintiéndose tan ridículamente segura, Jimin la mantenía en sus brazos acariciando su cabello, le daría tiempo, la había extrañado mucho en esos cinco años, pero verla así...le rompía el corazón. ¿Qué le estaban haciendo?
— Jimin—la forma en lo que dijo le hizo sentir algo cálido en el pecho.
— ¿Me extrañaste? —sonrió dulcemente—Creí que ya no me recordarías.
HyeLin subió su lindo rostro para mirar aquella hermosura de hombre, Jimin seguía teniendo el mismo lindo rostro de hace cinco años.
— ¿Estoy soñando?
El chico acarició su mejilla y ella cerró sus ojos disfrutando esa pequeña caricia.
— Vine a verte—comentó—Y no es un sueño, realmente soy yo, Hye.
— Te extrañé—sonrió tristemente—Sigues siendo...muy lindo.
— Ya, harás que me sonroje—bromeó—Tú sigues siendo la misma chica que...—casi metía la pata diciendo que era la misma chica de la cual se enamoró.
— He cambiado mucho, lo siento, no cumplí nuestra promesa—se disculpó—Han pasado...
— Muchas cosas, lo sé—suspiró—Mi madre y mi hermana me explicaron un poco—acarició su espalda—Lamento lo de tus padres, pero seamos honestos, ¿Wendy te maltrata?
— Ella...se apoderó de todo cuando mis padres murieron—contó en voz baja, jugó con sus manos en la camisa de Jimin—Ya nada me importa, quiero ir con ellos.
— ¿Quieres morir? ¿Por eso estás...tan delgada y cansada? —notó mucho silencio—Hye—tomó su barbilla haciendo que lo mirara a los ojos—Dime la verdad.
— Estoy escuchando voces en mi cabeza, Jimin—casi sollozó de nuevo—Estoy...enloqueciendo, me dicen que no debo seguir luchando, ellas...me dicen que...estoy loca, estoy mal...—comenzó a temblar—No controlo mi cuerpo, mis nervios siempre están alterados y...—sollozó—Ayúdame, por favor.
"Entonces la depresión y la ansiedad no es lo único que la están matando"
— ¿Wendy te ha llevado con algún especialista...?
— Ella no tiene tiempo para mí, apenas me toma en cuenta—apoyó su frente en el hombro del chico, sus manos temblaban ligeramente—Ella no sabe sobre las voces que escucho, si se entera...me enviará a un psiquiátrico—Jimin tomó sus manos acariciándolas.
— Hye.
— Ellas están calladas contigo aquí—admitió.
Jimin notó algo que llamó su atención, subió las mangas de su camisa notando el montón de cicatrices que habían debajo de ellas, sus ojos mostraron todo el dolor y la rabia que estaba sintiendo. HyeLin estaba realmente mal, si eso seguía así la chica terminaría asesinándose, Jimin estaba seguro que Hye había desarrollado la esquizofrenia junto a un problema de nervios, ella era una chica muy joven para sufrir de todo eso. No podía dejarla allí.
No iba a dejarla allí.
— Hye—llamó su atención, incluso por minutos parecía distraerse con algo invisible, su estabilidad emocional era un asco— ¿Quieres venir conmigo?
— ¿A dónde?
— Venir a casa con mi madre y mi hermana—le sonrió dulcemente—Ellas amarán tenerte allí, yo estaré contigo esta vez—prometió— ¿Quieres? No te faltará nada y te brindaré toda la ayuda que necesitas.
— Pero Wendy...
— Wendy no puede decirte nada, eres mayor de edad.
— Pero...—la chica miró a las ventanas y luego a él—No he salido de aquí desde...que...mamá murió, no he salido de casa desde hace...cuatro años.
"Esto será difícil pero no imposible"
— Entonces es hora de cambiar de eso.
— ¿A dónde van? —Wendy intervino como se esperaba, HyeLin estaba detrás de Jimin mirando al suelo mientras sus manos temblaban y ella temblaba, su cabello largo hasta su cintura cubría parte de su rostro.
— Se mudará conmigo—Jimin tenía su bolso grande en el hombro, no pesaba nada porque Hye no tenía mucha ropa.
— ¿Estás loco? Acabas de llegar de...
— Hye, espera afuera unos minutos—aconsejó. La joven asintió acercándose a la puerta, dudó unos segundos, pero obedeció, Jimin cambió su rostro a uno serio mirando de manera fulminante a la casi rubia—Eres una pésima hermana, ¿Lo sabes? —acusó—Mira como se ha deteriorado con toda esta mierda y tú te aprovechas de esta casa, del favoritismo que tenía su padre contigo.
Wendy bufó rodando los ojos cruzándose de brazos.
— ¿Viniste a darme un sermón, tonto?
— Vine a llevarme a Hye, ella necesita ayuda.
— Ella necesita vivir y dejar el pasado.
— Que fácil dicen las personas que se supera algo, pero dime, ¿Sabes lo difícil que es hacerlo? –acusó—HyeLin está mal, se ha cortado y tú la has dejado, ¿Qué clase de hermana eres? No pareciera que tienes una hija.
— Ella siempre llama la atención, por eso papá la escogió.
— Entonces le haces esto por unos malditos celos—bufó—Eres realmente una...idiota—y cuando Wendy iba a defenderse, Jimin levantó su dedo callándola—Ella vivirá conmigo de ahora en adelante, quédate con esta casa, quédate con todo, pero el karma te llegará tarde o temprano—fue lo último que dijo antes de salir de aquella casa.
Jimin veía como la chica disfrutaba del viento que entraba por la ventana del taxi, Hye tenía sus ojos cerrados dejando que su cabello danzara sin importar qué, podía parecer absurdo pero esa imagen le causó tristeza. HyeLin no estaba bien. Una vez en casa, la señora Park fue quien los recibió.
— Mamá, Hye se quedará con nosotros ahora—comentó indicando con sus ojos que ya le explicaría luego—HyeLin dormirá en mi cuarto, puedo usar una colchoneta para descansar.
— Oh—la mujer estaba aturdida por tanta sorpresa, había apoyado a su hijo en la idea de ir a verla, pero no esperaba que regresara con ella—Gusto verte de nuevo, Hye.
La chica asintió haciendo una pequeña reverencia y aferrándose al brazo de Jimin.
— La dejaré arriba para indicarle un poco como será todo—comentó—Creo que Hye debería tomar un baño y vestirse con algo mejor...
— ¿Esta es tu ropa, cielo? —la señora Park había notado lo liviano que lucía ese bolso que traía su hijo. Hye no respondió, pero Jimin asintió por ella—Descuida, la ropa de Rose te quedará perfecta.
— La llevaré a comprarle algo.
— Pero primero que tome un baño, le preparé algo de comer para que tenga fuerzas.
HyeLin escuchaba en silencio, pero incluso en medio de su malestar, sentía la calidez de ese hogar, calidez que una vez perteneció al suyo. ¿Cómo es que la vida cambiaba en un abrir y cerrar de ojos?