CAPÍTULO XXIX

2882 Palabras

CAPÍTULO XXIXHabía terminado el baile. Pronto terminó el desayuno también, sonó el último beso y William se fue. Mr. Crawford, conforme a su advertencia, había sido muy puntual y el refrigerio fue breve y agradable. Después que hubo contemplado a William hasta el último instante, Fanny regresó a la salita donde habían desayunado con el corazón afligido, para dolerse del triste cambio; y su tío tuvo la amabilidad de dejarla allí llorar en paz, imaginando, acaso, que las sillas vacías de los dos muchachos fomentaban por igual su tierna expansión, y que los fríos restos de huesos de cerdo con mostaza en el plato de William se repartían los sentimientos de la niña con las cáscaras de huevo que quedaban en el de Henry Crawford. Ella lloraba por amor, como su tío suponía; pero el amor que susci

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