*KARINA*
Salí de la habitación, con un jean y una camiseta, lo más cómoda posible. Me encontré a mis padres en la cocina. Mi madre estaba preparando el desayuno, y el aroma del café recién hecho y las tortillas recién hechas llenaba el aire. Mi padre estaba sentado a la mesa, leyendo el periódico, pero al verme, dejó todo a un lado y me sonrió.
—Buenos días, dormilona —dijo con cariño—. ¿Dormiste bien?
—Sí, papá, gracias por dejarme descansar —respondí, sintiéndome agradecida por su consideración.
Nos sentamos a desayunar juntos, y mientras comíamos, hablamos de los planes para el día. Mis padres me contaron más sobre las tareas del rancho y las cosas que habían cambiado desde que me fui. Me sentí reconfortada por la rutina familiar y la calidez de su compañía.
Sabía que aún tenía que
