*KARINA* Al principio, me sentía un poco frustrada, pero pronto me di cuenta de que su preocupación venía del amor más profundo. Ella quería asegurarse de que todo estuviera bien conmigo y con el bebé. Me sentía mimada y protegida, algo que no había experimentado en mucho tiempo. —Mamá, estoy bien, puedo hacer esto —intentaba protestar, pero ella no cedía. —Nada de eso, tú descansa. Yo me encargo de todo —respondía con firmeza, pero con una sonrisa. Mi padre también se unía a la vigilancia, asegurándose de que no hiciera ningún esfuerzo innecesario. Me sentía como una reina en mi propio hogar, rodeada de amor y cuidados. —Vamos a tener que acostumbrarnos a esto —decía mi padre, riendo—. Pronto habrá un pequeño corriendo por aquí, y tendremos que estar igual de atentos. Aunque a veces

