Omar, frunciendo el ceño hasta formar profundos surcos en su frente, respondió con voz tensa en farsi:
―¿Cómo? ¿qué te dijo?
―Me dijo que su padre le hizo una emboscada hoy y casi lo mata ―susurró Saleema, su voz temblando con cada palabra― pero que también anda buscándolo para matarlo porque el señor al parecer está tres veces peor que nuestro padre y... ―se detuvo, como si las palabras siguientes pesaran demasiado― al parecer le hizo algo imperdonable que no supe del todo qué era porque una llamada de su sacerdote lo interrumpió. Pero ya Kravchenko se está abriendo conmigo y... no es tan malo como parece ―concluyó, con su voz transformándose en un suave arrullo cargado de emoción que no pasó desapercibido para su hermano.
Omar sintió una punzada de rabia atravesarle el pecho como una
