Sus palabras fueron puntuadas por el estruendo de la puerta de Saleema cerrándose con violencia en el piso superior, con el eco retumbando por toda la mansión. Leví, acercándose con pasos cautelosos, intervino en voz baja, con su tono mezclando curiosidad y preocupación: ―Es muy raro que no la haya matado. Ya hicieron el ritual y me imagino que ya tiene su sangre virgen. Creo que la desechará. ―¿Será que la mata hoy?―susurró Franko, con el recuerdo de su primer encuentro con ella pesando en su consciencia―Como dije cuando la conocí, no me gustaría verla morir en ácido o... picoteada por partes para hacerle salchichas a los perros, así como hizo con “Dedos” ―No sé si eso suceda, y si sucede... pues, no somos nadie para hacerlo cambiar de opinión―respondió Yaroslav, con su voz cargada d

