EMILIA –¿Qué pasa? – pregunta Ximena en cuanto abre la puerta. Me dirigí directamente al apartamento de mi mejor amiga y jefa después de salir del desastre de un evento de relaciones públicas que estaba organizando. –¿Qué te hace pensar que algo anda mal? – Su mirada se dirige a la botella de vidrio que tengo en las manos. –El vodka para el almuerzo generalmente es una mala señal, ¿no? – Hago un sonido de acuerdo, una triste aceptación de su verdad. –¿Puedo entrar o qué? – Abre la puerta más ampliamente y me hace un gesto para que avance. –Solo si prometes decirme que esta pasando– Asiento. Aparecí aquí de forma similar hace seis meses, cuando Matthew y yo rompimos, y aunque el vino había sido mi elixir de elección para esa ruptura, sé que hoy requiero algo mucho más fuerte. Me ll

