JULIAN
Agarro mi teléfono y marco a Tyler, viendo como el taxi de Emilia la lleva hacia la noche.
–Entonces, Emilia está buenísima– suelto, mi filtro se ha ido junto con ese último coctel.
Pero mierda, realmente lo está. Esta noche, después de dejar atrás el bar, caminamos y hablamos, y por simple que suene, es mucho más de lo que he compartido con una mujer últimamente.
Tyler se ríe, y escucho a Ximena gritar algo incoherente de fondo.
–¡Dios mío! ¿Te gusta? ¿De verdad te gusta? – pregunta Ximena con entusiasmo.
–Mierda. Estoy en altavoz, ¿verdad? – frotándome la nuca, espero a que Tyler responda.
–Lo siento, amigo. Dame un segundo–
Lo oigo hablarle a Ximena en voz baja, y luego un clic cuando quita el altavoz.
–¿De qué demonios estás hablando? – pregunta.
Camino por la acera, esperando que el aire fresco me ayude a despejar la cabeza. –¿Sería lo peor del mundo si persiguiera a Emilia? –
–¿Qué estás diciendo? –
–Emilia– repito. –Es atractiva. Es divertida. Atrevida. Inteligente. ¿Por qué carajos no? –
–Si, ya veo donde quieres llegar con esto, buen amigo, pero ¿te olvidaste de la herencia? Se supone que te casas–
–Si, lo sé. Y se supone que Emilia debe ayudarme–
–Julián, vas a tener que simplificarme las cosas. Acabo de pasar las últimas tres horas mirando colores de pintura con nombre como musgos desgastado y lino musgoso. ¿Qué estás diciendo? ¿Quieres salir con ella mientras buscas a tu esposa? ¿Te has vuelto loco amigo? –
Poniendo los ojos en blanco ante la idiotez de mi amigo, presiono el botón para la señal de calle.
–Digo, ¿Qué pasa si sigo trabajando con ella con el pretexto de encontrar una esposa, pero en realidad, la estoy cortejando? –
Silencio.
–¿Tyler? – retiro el teléfono y lo miro por un segundo, preguntándome si la línea se cortó.
–Creo que es ridículamente estúpido– dice finalmente.
Paro un taxi en la esquina, y cuando uno se detiene, me subo y lo dirijo hacia el centro. –¿Cómo? –
Tyler se burla. –Si te gusta, solo dile lo que sientes. Se un hombre; invítala a salir de verdad–
–Eso no funcionará. Primero, no hay forma en que Emilia renuncie. Quiere verme conseguir esa herencia y por supuesto, quiere su bonificación al final de esto–
Tyler se burla, pero sabe que tengo razón. De ninguna manera voy a renunciar a mi herencia, ¿y para que? ¿para tener una cita? Eso sería una locura. No cuando mi madre cuenta conmigo.
Y de ninguna manera Emilia aceptara salir conmigo si sabe que sigo planeando casarme al final…pero no tengo elección.
Debe ser el alcohol hablando, porque parezco loco. Le doy una excusa a Tyler y meto el teléfono en el bolsillo. Realmente necesito concentrarme.
Una vez de vuelta en mi departamento, dejo las luces apagadas, encontrando mi camino en la oscuridad fácilmente. Es un loft al aire libre y esencialmente una sola habitación grande. Rodeando la mesa del comedor y el sofá, encuentro la pared que separa mi dormitorio de la sala y entro en mi habitación.
Agachándome, agarro mi polla que ha estado dura desde que Emilia subió las escaleras hacia el bar, con el labio inferior apretado entre los dientes. Mierda. la suave curva de su escote bajo su top escotado era hipnótica. Y la forma en que me desafío, indagando, tratando de descubrir lo que estaba buscando. Es curiosa, abierta, franca. Hermosa. La forma en que se defendió cuando esas mujeres la hicieron sentir inferior. Todavía me siento como si estuviera en la niebla.
Me quito la camisa por la cabeza y me bajo los bóxer y los jeans por los muslos.
Mi erección se yergue alta y lista, y la acaricio con movimientos rápidos, justo aquí, en el centro de mi habitación. Necesitando aliviar la tensión que su inesperada presencia en mi vida está causando, muevo mi mano hacia arriba y hacia abajo con movimientos uniformes, mi respiración saliendo de mis labios con el esfuerzo.
Con pensamientos de Emilia dando vueltas en mi cerebro, mi clímax llega más rápido de lo que esperaba, y. me corro con la camiseta arrugada que todavía llevo en la mano. Tiro la camisa porque no quiero lidiar con esa mierda y me limpio. Hundiéndome en mi colchón tamaño King, dejo escapar un profundo suspiro.
¿Qué demonios me está pasando?
Ese orgasmo ni siquiera estuvo ni cerca de calmarme. Todavía estoy excitado. Sin embargo, el mensaje de texto de Romina, que estoy seguro de que es una llamada para follar, no me atrae. Dejo mi teléfono a un lado sin responder.
Durante años, lo único de lo que estaba seguro de que nunca quise casarme, y ahora me enfrento al hecho de que lo necesito, la única chica que de repente parece muy atractiva es la única que no puedo tener. De todas las situaciones jodidas en las que me he encontrado, esta es una que nunca imaginé.
Tyler tiene razón. Invitar a Emilia a salir sería una locura. Sería un suicidio. Ella cancelaria todo esto y yo estaría peor que ahora. Estoy trabajando para alcanzar mi objetivo de ser capaz de cuidar mejor de mi madre. Necesito recordarme eso.
Tumbado aquí, mirando el ventilador de techo que gira en círculos perezosos, intento resolver el rompecabezas que zumba en mi cerebro. ¿De verdad me gusta? ¿O solo la quiero porque es lo único que no puedo tener ahora mismo?
Tal vez sea solo lo último. Tal vez simplemente sea una buena distracción por el espectáculo de mierda que es mi vida en este momento. Pasándome una mano por el pelo, sé que no es eso.
Al menos, estoy bastante seguro de que no lo es. Me gusta. En el fondo, me gusta mucho.
Tumbado aquí, es el oscuro manto de la noche, hago un trato conmigo mismo. Puedo pasar más tiempo con ella, diablos, incluso puedo jugar con ella si las cosas llegan a ese punto, pero me prometo una cosa. No la lastimaré, no la engañaré ni le haré creer que esto podría ser algo más. Me casaré en los próximos seis meses, y sé que el amor verdadero y eterno es una falsa promesa que solo los tontos enamorados creerán.
La vida no funciona así, mierda.