Sintiendo aquel contacto tan íntimo, Elisa sintió aún más tentación, pero también un creciente miedo; y Elisa escuchó que el hermanito le decía: «hermana por favor déjame hacerlo». Entonces Elisa recordó el pacto y lo que significaba, se acordó de los límites. Elisa elevó su cadera, y manipuló el pene del hermanito para que quedara en posición horizontal, de tal modo Elisa se dejó sin ser penetrada por Alex. Sin embargo, Elisa sentía palpitar el pene de Alex que se alojaba a lo largo de sus mojados labios vaginales. Elisa comenzó a menearse con cadencia errática, y volvió a besar a Alex con aquella ternura. Y Alex comenzó a tocarla en los pechos, y luego sus manitas la exploraron como nunca antes había hecho, y terminaron posadas en su culo. El hermanito le apretaba las nalgas como si fue

