Una mano de Alex reposaba en las caderas de Elisa. Era la mañana siguiente. Alex despertó aturdido. Abrazó a la hermana con tosquedad y pereza. Luego, casi sin querer, acercó su pene al trasero de Elisa. La reacción fue veloz: Alex tuvo erección. De cierta manera, la calentura le avisaba que su hermana dormía en la cama junto a él. No teniendo duda alguna de sus ansias por tener una clase, y como la hermana continuaba en el mundo de los sueños, Alex tocó el cuerpo de Elisa. Cuidadosamente, comenzó sobando las caderas y la barriga de la hermana, enseguida subió sus manos con intención de amasarle los pechos. Alex descubrió que Elisa no utilizaba sujetador, «lo sabía», pensó. Continuó acariciando a su capricho, pero aquellos toqueteos se volvieron intensos, y la hermana despertó en consecue

