Me muevo de un lugar a otro inquieta, impaciente y no se, preocupada, siento una extraña sensación en mi pecho que no me deja tranquila y quizás sea por el hecho de que intento comunicarme con mi esposo durante demasiado tiempo y en ningún momento, me ha contestado las llamadas, mensajes o él, ha intentado ponerse en contacto conmigo.
Él no es de hacer esto, al contrario, es un hombre que está siempre encima de mí, llamando cada una hora, enviándome románticos mensajes y por supuesto, tomándome en cada lugar en que nos dan ganas de llevar nuestra pasión al máximo.
Soy feliz, demasiado feliz a su lado, es el hombre perfecto para mi y lo amo demasiado y por aquel motivo, decidí dejar mi trabajo para estar todo el tiempo posible disfrutando junto a él.
Además que Michael me lo solicitó porque no puede vivir sin mi y como soy una mujer enamorada y completamente entregada a mi esposo, acepté sin problemas.
Mis amigas cuando les comente aquello, se quedaron bastante extrañadas con esa petición y claro está, no se limitaron en dar su opinión.
"De seguro se quiere acostar con otra y por eso te pide que estés todo el tiempo en casa para que no sospeches nada"
Me dijo un día Jules, y claro está que no le creí ni una sola palabra, ese hombre me ama más que a nada en el mundo y nunca, en los años que llevamos de matrimonio jamás ha llegado a una hora sospechosa, me lleva a todas las reuniones o eventos que existen y a los que es invitado, jamás ha llegado con un olor a mujer o algo parecido y por supuesto, su apetito s****l es implacable, me toma cada día hasta que nuestros cuerpos ya no pueden más.
Así que no, el que me sea infiel queda completamente descartado, Michael me ama y no me haría ese tipo de cosas.
Por eso, me parece raro que no me haya contestado, incluso para avisar que llega tarde o algo así.
Un ruido me hace girar el rostro en dirección a la puerta de entrada y al ver que es él, pegó un salto y corro en su dirección.
Me cuelgo de su cuello y comienzo a besarlo con ganas, lo extrañé muchísimo.
Michael me devuelve el beso luego de unos segundos pero no con el mismo amor o adoración que yo y me toma de los hombros y me separa de su cuerpo.
¿Qué le sucede?
- Te estuve llamando. ¿Qué sucede amor? ¿Pasó algo? - le digo en voz baja y preocupada y algo temerosa de su respuesta.
- Vamos a mi despacho - me suelta sin más con la voz más fría que le había escuchado nunca.
Lo sigo en silencio hasta la oficina, algo me da mala espina y no se que es, pero sea lo sea, siento que no estoy preparada para nada de lo que salga de sus labios.
Ingresamos sin demora y sin pausas, él se sienta tras su escritorio y me señala la silla que está frente a él, hago lo que me pide y jugando con mis dedos me quedo al pendiente.
Michael abre su maletín y toma una carpeta que deja frente a mi.
- Ahí está el acuerdo de divorcio, necesito lo puedas firmar y de ser posible, esta misma noche - suelta como si nada y yo siento como un balde de agua fría me cubre todo el cuerpo apenas dice aquellas palabras.
- ¿Estás...estás b-bromeando, ci-cierto? - le digo apenas puedo junto a una risita nerviosa pero él niega viéndome atentamente y con una frialdad poco característica en él.
¿Qué sucedió con mi esposo?
¿Qué está pasando?
¿Es esto una broma? Porque si es así, es una de muy mal gusto.
- No, no lo estoy. Necesito puedas revisar el documento, habla con un abogado si lo deseas para asegur...- va a decir y yo salto de mi asiento donde tenía carpeta en mano.
- ¡Revisar una mierda! No puedes llegar a casa, comportarte de esta manera y luego como si nada decir que deseas el divorcio. ¿Qué carajos sucedió contigo? ¿Por qué? ¿Por qué tan de repente? Y más cuando anoche me hiciste el amor como un loco. ¿¡POR QUÉ!? - Grito ya desesperada al final.
Michael suaviza un poco su semblante al verme así de mal, jamás le había gritado en todos los años que llevamos juntos pero si esperaba a que iba a llegar y aceptar su petición sin preguntas, está muy equivocado.
Pero ese semblante suavizado sólo le duró un par de segundos, porque rápidamente cambió mostrando el rostro y pose que utiliza cuando va a cerrar un negocio importante.
- Por qué te fui infiel hace unas semanas, en la boda de tu prima, fue algo sin importancia y que sucedió por estar completamente borracho y de ese error, la mujer con la que te engañe, quedó embarazada - dice como si nada y a mi el mundo se me viene abajo.
El Hombre que más he amado en la vida, al que le he entregado todo, el que me pidió dejar mi vida de lado por él, ahora como si nada me dice esto destruyendo mi corazón en miles de pedazos dándome a entender que nada de lo que tuvimos fue importante para él.
Me engaño a la primera y con unas malditas consecuencias.
Jamás ha hecho el amor conmigo sin condón, no quería hijos por el momento y lo acepte, así que me duele y cuesta creer que cometiera un error tan estúpido.
Niego con la cabeza mientras camino de un lugar a otro.
La maldita carpeta con los documentos del divorcio pesa en mis manos y los que no soy capaz de ver todavía.
- No, tu no...- suelto temblorosa con las primeras lágrimas cayendo de mis ojos.
Las manos me tiemblan, la respiración me falla a ratos, las piernas sostienen débilmente mi cuerpo y yo solo quiero creer que todo esto es una mentira.
Él no...
- Lo siento, simplemente sucedió y debo hacerme cargo - dice de una manera tan fría que me hace desconocer completamente al hombre que tengo frente mío.
- ¿Un error? ¿Hacerte cargo? ¿Lo siento? ¿Crees que eso ayudará en algo para aliviar la manera tan asquerosa en que me siento en estos momentos? - le digo con tanta ira que me desconozco.
- Leila, no hagamos esto más difícil, sólo...- ahora si no lo dejó terminar, a mi nadie me dirá cómo hacer las cosas.
No más y menos este hijo de puta que tengo enfrente.
- ¡Difícil y una mierda!...- suelto enfurecida y le lanzó la carpeta en el maldito rostro, dejándolo completamente sorprendido -...¡A mi ya no me dirás que hacer o cómo sentirme hijo de puta! No solo me engañaste, me traicionaste, sino que además tendrás un hijo bastardo con una zorra cualquiera! - se que el bebé no tiene nada que ver aquí pero no puedo evitar las palabras dichas.
- Leila, compórtate, no eres así - me dice el muy bastardo ofendido por mi manera de actuar.
¡Que se meta su elegancia por el culo!
- ¡Claro que no! ¿Pero qué esperabas? ¿Qué recibiera con los brazos abiertos esta noticia? ¿Qué la aceptara sin más? Me engañaste, te revolcaste con otra en mis propias narices y lo que es peor, después me hiciste el amor como si nada y me pides que me comporte? - le digo y caigo en cuenta de eso último que dije y unas ganas inmensas de vomitar me invaden, dios que asco.
Estuvo engañándome y después como si nada me besó, me trató con cariño y me hizo el amor como un loco, luego de haber tenido su pene metido en la v****a de alguien más.
¡Dios mío, me siento asquerosa en estos momentos!
Me sostengo como puedo del respaldo de la silla que tengo enfrente cuando las ganas de vomitar me atacan y el mareo me quiere hacer perder la razón.
- ¿Cariño, estás bien? - levantó el rostro de manera rápida ante su apelativo y le lanzó la peor mirada del mundo y que lo deja en su lugar
- ¡No me llames así! Ya perdiste todo tipo de derecho y no me preguntes mierdas cuando sabes la respuesta. Eres un malnacido, un hijo de puta desgraciado que merece lo peor del mundo...- lanzó todas las palabras venenosas que se me cruzan por la mente ante su asombrada manera de escucharme -...siempre hice lo que quisiste, cumplí con todo lo que me habías pedido en los años que llevamos juntos. Me pediste no tener hijos hasta conseguir tu máximo propósito y acepte, no por que me gustaba la idea, sino, ¡por que tu idiota! me lo pediste y es así como me pagas todo el tiempo que te entregue? ¿Siendo infiel? ¿Teniendo un hijo con alguien más? Eres un idiota que no ama a nadie más que así mismo - suelto limpiando de manera furiosa las lágrimas de mis mejillas.
No quiero llorar por él, no lo vale, no merece ya más nada de mi.
- Si te amo, jamás pongas en duda mis sentimientos por ti - dice como si nada y claramente ofendido, ja, sonrió sin gracia alguna.
- Quién ama no traiciona y tu, hijo de puta, jamás me has amado de la manera en que yo lo hice contigo o sino, esto no estaría sucediendo - suelto y ya más que convencida de que esto se acabó, que no estoy verlo más y que mientras más pronto desaparezca de mi vida, mucho mejor.
- Lo siento, yo no busqué nada de esto, simplemente sucedió. Pero debes entender que no puedo dejar a mi futuro hijo desprotegido y menos que nazca fuera del matrimonio para que lo tachen como bastardo en la sociedad. Además, que si no lo reconozco, no podrá acceder a la herencia que por derecho le corresponde. Debo hacer lo mejor que es para el bebé - dice y lanzó una carcajada por todo lo alto.
Me parece irrisorio todo lo que dice y lo que es peor, sin ninguna pizca de remordimiento de por medio ante su engaño.
- ¿¡Y quién se preocupa por mi!? ¿Por lo que siento en estos momentos! Nadie, absolutamente nadie pero no te preocupes, te daré la libertad que pides y solo espero, que te alejes de mi y nunca más en tu asquerosa y podrida vida me vuelvas a buscar o siquiera ver a la distancia - suelto golpeando su escritorio con mis manos viéndolo con tanto odio del que soy posible.
- Eso será un poco complicado, mi futuro hijo será tu sobrino o sobrina dentro de poco - dice poniéndose de pie dejándome helada ante su declaración y yo siento que me falta el aire.
No, no, no, lo que me faltaba.
- ¿Me...m-me engañaste con mi h-hermana? - le pregunto apenas respirando y él asiente luego de unos segundos.
Cierro los ojos, respiro profundamente para no partirle la cara de un golpe ante su aceptación.
- Lárgate...vete de aquí - digo como puedo en un susurro, ya no deseo verle más la cara o seguir hablando con él, quizás que más cosas logre averiguar si este puto bastardo no se larga.
Me da asco, me repugna saber que estuve casada con alguien así.
Ya esto es lo más bajo que podría haber actuado.
- ¿Qué? Es tarde y no es una hora prudente para irme - dice viéndome con cara de estúpido.
- Te he dicho que te largues, por el acuerdo prenupcial esta casa es mía y ahora mismo, no te quiero aquí, te quiero lejos y si se pudiera, enterrado seis metros bajo tierra - le digo y de manera inconsciente sostengo su lapicero ya casi listo para lanzarlo a la primera oportunidad que tenga.
- Se más razonable, no puedes echarme a la calle así como si nada. Mis cosas están aquí, no me las puedo llevar ahora mismo. ¿Has visto la hora que es? ¿No tienes corazón? - lo último termina de sacar la furia que llevo por dentro.
- ¡Aaahhh! ¿¡CORAZÓN!? ¡¿Tú tuviste un maldito corazón cuando metiste tu pene en otra mujer!?...- le digo y le lanzó a la cabeza el lapicero que tenía en las manos, Michael se agacha para que no le llegue y me ve con algo de miedo -...¡No, no lo tuviste! Y ni se te ocurra pedirme lo mismo, porque en estos momentos mi corazón está sufriendo por partida triple, por tu engaño, por el bebé que tendrás y por haberte acostado con ¡mi hermana! Así que no, no lo tengo - suelto sumamente molesta.
Michael intenta acercarse a mí, a decir algo pero le comienzo a lanzar todo lo que encuentro en el camino.
Lo quiero lejos de este lugar y mientras más pronto sea, mucho mejor.
- ¡Lárgate! ¡Vete de una vez con la zorra de mi hermana! ¡Y NO, YO NO TENDRÉ SOBRINO ALGUNO QUE VENGA DE USTEDES DOS HIJOS DE PUTAS! Ambos para mi ya están muertos - le digo empujándolo por la espalda hasta la salida.
Deseo que se largue para poder llorar y sacar toda la rabia y el dolor que cargo en el cuerpo ahora mismo con esta maldita traición.
Mi esposo y mi hermana.
Mierda, jamás espere algo como esto.
- Mis cosas - le alcanzó a escuchar decir antes de sacarlo por la puerta principal de la casa.
- ¡Ven el puto fin de semana! ¡Ahora, LARGO DE AQUÍ! - le grito y cierro la puerta en su cara.
Me deslizó apoyando mi espalda en la puerta, recojo mis piernas hasta mi pecho y escondiendo mi rostro me largo a llorar sin descanso alguno.
¿Le di todo y así me pagó?
Lo odio.
¡Lo odio!
¡Maldita sea, lo odio tanto!
Ojalá no se le pare nunca más, para que no vuelva a engañar de esta manera tan cruel y vil a ninguna otra mujer, como lo hizo conmigo.