Las palabras de mi madre siguen retumbando en mi cabeza y es que no puedo entender como es que fue capaz de citarnos, de citarme para esta tremenda y muy estúpida conversación.
Como puede pensar que algunos de nosotros, por sobre todo yo, iba a ceder a esa absurda petición.
¿Qué pasa con ella?
Como no es capaz de ponerse en mi lugar y apoyarme aunque sea una vez en la vida.
Soy su hija por dios y ni siquiera me ha preguntado como es que me siento con todo esto, darme un abrazo o mínimo de consuelo.
¡Era mi esposo! parte de mi vida es la que fue arrebatada, no la maldita zorra de mi hermana que le abre las piernas al mejor postor.
Se que no todo es completamente su culpa, ya que el idiota y polla suelta de ni ex esposo también tiene mucho que ver, pero eso no limita la culpabilidad de Lía.
Es mi hermana y se supone que me debía más respeto que Michael y quizás por eso duele más.
Por qué se supone que la familia no traiciona y tampoco engaña, se supone que están contigo y no te hunden como lo acaban de hacer Lía y nuestra madre.
- Joder, ¿Qué pecado estaré pagando con todo esto? ¿Qué acaso no puedo tener un momento de paz en mi vida? - digo a la nada en la soledad de esta enorme casa.
No pude evitar volver aquí luego del almuerzo con mis hermanos, ya que, al menos hoy, no tengo nada más que hacer.
Debería darme un baño de tina con todas las sales, burbujas que encuentre a ver ai así me relajo y todo, junto a una deliciosa botella de vino.
- Si, eso debería de hacer - con una decisión claro, decido llevar a cabo mi plan pero se ve interrumpido por una llamada entrante a mi teléfono.
No quiero contestar, no me interesa saber quien mierda esta llamando y más, si se trata del intento de hombre.
Así que dejando que el teléfono suene todo el tiempo que quiera, lo tomo entre mis manos y si, efectivamente es el.
¿Qué quiere ahora?
¿Llevarse mi paz mental?
¿Cagarse en mi tumba de mujer engañada?
Que vaya a joder a la que será su pronta esposa y que a mi me deje en paz.
Por lo que se me ocurre algo y le contesto.
- Leila necesi...- no lo dejo ni terminar cuando le grito con todo el odio que tengo por dentro.
- ¡Vete a la mierda! ¡Y no me llames más! Recuerda que para mi estas muerto y los muertos no hablan. ¡Imbécil, hijo de puta! - le grito con toda la fuerza de la que soy capaz logrando sacarme una gran mochila de la espalda o más bien, una piedra en el zapato.
Y oh, vaya, me siento más liberada.
Jamas pensé que gritarle un par de verdades a ese idiota fuera a ser tan placentero.
- Joder, que bien me hizo eso - digo con una resplandeciente sonrisa por que me siento mucho mejor, más liberada.
Así que con el teléfono en mano por si me vuelve a llamar, busco la botella de vino y la abro para no tener que hacerlo arriba, busco una copa y me voy tarareando una canción de lo más feliz.
Llego a la habitación que estoy utilizando y la elegí por que también tiene una tina para darme el baño que tengo pensado.
Apenas llegue a casa, una de las cosas que primero hice, fue trasladar todas mis cosas a la habitación que ahora me acompaña durante mis noches.
Mi ropa, accesorios, maquillaje y todo lo que había en la otra y puede, solo puede que algunas cosas de Michael terminaran en la basura, su cepillo de dientes siendo utilizado para limpiar el baño, su toalla para limpiar el piso y algunas de sus prendas favoritas teminarán quemadas y cortadas por error.
No se como fue a suceder aquello pero uf, solo sucedió.
Sonrió para mi misma viendo mi reflejo en el espejo por aquella travesura que hice.
De solo imaginar su cara cuando vea sus cosas, joder, cuanto pagaría por verlo, pero como no estaré presente el día que venga por sus cosas, me lo tendré que perder, aunque...le podría decir a Ellie o Jules que graben cuando se de cuenta.
Si, eso podría hacer y estoy segura que ellas lo harían.
Mi teléfono vuelve a chillar con ese ruido que se está haciendo infernal.
Comienzo a llenar la tina y arrojo algunas bombas de sal y otras cosas.
- ¿Todavía no te mueres? - le digo apenas le contesto.
- Leila, po...- corto otra vez la llamada.
Comienzo a quitarme el maquillaje, cuando vuelve a llamar.
- Sigues respirando, así que no estas muerto, muy a mi pesar - le digo y escucho como gruñe del otro lado de la línea sacándome una sonrisa.
- ¡LEILA! - le vuelvo a cortar, que satisfactorio esta resultando esto.
Una vez terminó con mi maquillaje, quito mis accesorios y si, vuelve a sonar el teléfono.
- ¡Si me cortas otra vez, iré hasta allá para que hablemos! - amenaza y solo bufo en respuesta.
- Si vienes hasta acá, llamaré a la policía por allanamiento de morada y terminaras en la casa - le hago saber mientras tomo mi cabello en una coleta desordenada.
Dejo el teléfono al lado y lo pongo en altavoz.
- No te creo nada. Además, esa es mi casa también - sonrió sin una pizca de gracias ante sus desubicadas palabras.
- Te recuerdo, que estamos separados, divorciados. Ya no tenemos nada en común y esta casa es MÍA, no tuya, ni nuestra y ve a amenazar a tu futura esposa y a mi déjame en paz - le digo y voy a cortar con la llamada cuando su asquerosa voz me grita.
- ¡No te atreverías! Tu me amas y entiendo tu dolor, por lo que estas pasando. Hablemos ya que ambos sabemos que no eres capaz de dejarme de lado así como así y menos de mandarme preso - dice con ese egoísmo que lo caracteriza.
- Ni que fueras la última coca cola en el desierto. No te creas tan importante y si, te amaba pero eso murió cuando me pediste el divorcio y me indicaste que te acostaste con mi hermana y no me retes, que no te gustará ver la nueva versión mía. ¡Bastardo! - le digo y corto la llamada, apago el teléfono y respiro profundamente para calmar a mi alterado sistema nervioso.
Luego de unos segundos logró recuperar la compostura, así que terminó sacando mi ropa e ingreso en la tina para darme ese baño que me llama a gritos.
No se cuanto tiemo avanza pero me doy cuenta que bastante, por que tengo mi piel como las pasas y la botella de vino a la mitad.
- Ya estoy ebria - me respondo a mi misma y lanzó una carcajada por lo chistoso que aquello sonó.
Además, ahora me doy cuenta que el agua está fría y si, paso el tiempo suficiente.
Así que levantando mi cuerpo de manera pausada por culpa del alcohol, salgo de la tina.
No quiero morir ahora por un golpe en la por que me caí ebria por culpa de mi mala suerte.
Con delicadeza y no moviendo mucho mi cabeza, busco mi bata, me cubro con ella y busco una toalla para mi cabello, no lo moje mucho pero si las puntas que debo sacar.
Me siento en un pequeño taburete que hay en el lugar y seco mi cabello, de forma tan lenta que me quedaré dormida en cualquier momento.
No se si doy pena, lastima, vergüenza o riza, quizás todas ellas juntas.
Agradezco estar sola, no soportaría que alguien me estuviera bien en estos momentos.
De verdad que la soledad hace bien en ciertos casos y ahora mismo, me siento bien al estar tan tranquila.
Terminando con mi cabello y todavía algo ebria, voy a mi closet, me seco el cuerpo y busco mi pijama para acostarme.
Es temprano todavía, pero el alcohol hizo suficiente en mi sistema para que me diera un sueño tremendo que lo más probable, me tenga hasta mañana en la cama.
Así que, me acomodó en la cama, me cubro con las mantas y acomodando mi cabecita en las suaves almohadas, cierro los ojos para quedarme profundamente dormida pero antes de poder llevar a cabo mi misión, un ruido en el acceso de la casa me hace prestar atención.
¿No creo que sea tan idiota de venir hasta acá? ¿O si?
Me pongo de pie casi de un salto, lo que hace que todo en mi de vueltas y que mi estómago se revuelva, pero respirando profundamente logro controlarme.
Me asomo por la ventana y si, el maldito se atrevió a venir hasta acá.
Por lo que corro hacia mi mesita de noche donde dejé encendido mi telefono por cualquier cosa y lo tomo para escribirle a mi hermano Anton para que pueda venir lo mas rapido posible, mensaje que me responde casi a los segundos y me dice que viene en camino.
Mientras el idiota de mi ex intenta ingresar a la casa y mi hermano llega, llamo a la policía.
Si piensa que estaba jugando, esta muy equivocado y hoy le demostraré que tan seria y decidida puedo ser.
La policía me contesta, le indico lo que esta sucediendo y les doy la dirección para que vengan enseguida, le dicen que hay una patrulla cerca de acá y que le pedirán que venga enseguida.
Que procure ni emitir ruidos y que me mantenga escondida para que no me hagan nada.
Por supuesto que este idiota no me hará nada, podrá ser muchas cosas pero jamas me levanto un dedo en los años que estuvimos juntos y si lo intenta, tengo una lámpara que me sirve de arma.
Al menos para golpearlo en la cabeza y me deje en paz.
La policía me pide que me mantenga al teléfono, que no corte para prestarme apoyo para lo que necesite.
Si supiera que el supuesto "ladrón" no es otro que mi ex, quizás no sería tan amable o puede que si, hoy en día hay tantos casos de asesinatos a mujeres a manos de sus ex que no me extrañaría que la mujer me preste más ayuda de la que pienso.
Pero cuando le voy a decir algo, la puerta de entrada de la casa se abre y pasos se sienten en el interior.
La policía me dice que mantenga la calma, que no haga nada y me mantenga oculta y cuando estoy a punto de decirle algo, el teléfono muere y me doy cuenta que quedó sin batería.
Lo que me faltaba, pero ya que.
Voy a la mesita de centro y tomo la lámpara, que satisfacción me dará romperle esto en la cara.
Así que, armandome de todo el valor y rabia posible por el y todo lo que me hizo, salgo de mi habitación y escucho como grita mi nombre con fuerzas.
- ¡Leila! ¿¡Leila donde estas!? - grita en el segundo piso, buscándome en nuestra habitación.
Pudo escuchar desde aquí como maldice y comienza a romper cosas, lo que es peor para él, por que llame a la policía indicando que alguien había entrado a mi casa a robar.
Uff, no pintara nada bien el panorama para el cuando se lo lleven pero naaah, se lo merece.
Intento no largar la carcajada que tengo en la punta de la lengua, me contengo lo que más puedo y con lámpara en mano avanzo hasta debajo de la escalera sin que me vea.
Siento sus pasos dirigirse en esta dirección y levantando mi arma mortal, espero el momento preciso para estrellarla en su cuerpo.
Y como si fuera una película de acción, de esas que uno ve en el cine y en cámara lenta.
Michael baja el último escalón, yo lo golpeo en la nuca haciendo que se tambalee, la policía ingresa con armas en las manos apuntando a mi ex y detrás de ellos mi hermano con su pijama de Spider-man que al verme, corre hacia mi y me abraza alejándome de la escena.
- ¡Pequeña! ¿Estás bien? - me pregunta y yo asiento.
Estoy bastante feliz por lo que hice aunque no pueda demostrarlo, así que solo me hago la víctima y me pongo a llorar.
Obviamente mi hermano me conoce y sabe lo que estoy haciendo y más, cuando ve como se llevan a Michael de la casa.
- ¡Yo vivo aquí! ¡No me pueden sacar de mi propia casa! ¡ELLA ES MI ESPOSAAA! - grita desesperado cuando lo ingresan en el carro policial, forcejea y hasta un par de golpes recibe cuando intenta soltarse.
Uno de los policías se acerca a nosotros y me hace algunas preguntas.
- ¿Es verdad lo que dijo el hombre? - pregunta con libreta en mano y yo niego.
- No, el no vive aquí y no es mi esposo, es mi ex esposo y está casa es mia legalmente luego de habernos separados. Yo le dije que tenia prohibido venir hasta acá, pero ya ve, insistió en ingresar en lo casa sin mi permiso - le hago saber, él me ve atentamente y luego sonríe. Es bastante guapo.
- Muy señorita...- deja las palabras al aire y yo le sonrió toda coqueta estirando mi mano.
- Anderson. Leila Anderson - le hago saber y él deja un beso en mi dorso, mi hermana finjo una tos y dice algo que no logro comprender.
- Señorita Anderson - dice pero lo interrumpo.
- Solo Lelia, por favor - le digo y él asiente sonriente.
- Leila, nos lo llevaremos a la comisaría para que pase la noche pero si desea que esto no vuelva a ocurrir tendrá que poner una denuncia y solicitar una orden se alejamiento. Yo te puedo ayudar si hace falta - se ofrece como todo un caballero.
- Agradezco la oferta, por ahora mismo prefiero descansar ya que ha sido una noche algo...intensa, pero mañana pensaré bien lo que me ha dicho u si tw necesito, ten por seguro que te buscare - le difo y sientp como mi hermana me golpea sutilmente en el brazo.
- No hay de que, estot para servirle. Que tengan buena noche - me dice todo amable.
- Muchas gracias por la ayuda, que descansen - le digo a el y su compañero mientras siento como Michael grita desde la parrilla, ni siquiera le dedico una mirada.
El guapo polivia se despide de mi nosotros a la distancia y vemos hasta que desaparecen de la propiedad.
Me giro y junto a mi hermano ingresamos a la casa, cerramos la puerta y viendo el desastre que quedó en el forcejeo de Michael con los policías por unos segundos para luego vernos y lanzar la carcajada que ambos estábamos reteniendo que logramos llorar de la risa.
Si pensaba ese idiota que seria la misma mujer sumisa que el conocía, esta equivocado, ahora me convertiré en su peor pesadilla.