CAPITULO 2

1891 Palabras
Alicia salió del auto, su corazón latía tan fuerte que temía se le saliera del pecho, ese desconocido le había hecho sentir tantas cosas que jamás imagino, no creía en el amor a primera vista, pero temía que su corazón se quedara con él. De cualquier manera ya estaba condena a vivir sin amor. Dejo de pensar, trato de borrar los recuerdos de la noche anterior pero estos la golpeaban sin clemencia y lo peor de todo es que no se arrepentía.  Camino hasta donde pudo encontrar una parada de buses, debía volver tenía una boda a la que no podía faltar.  ⧓ ⧓ ⧓ ⧓ ⧓ ⧓  Ignoro los gritos de su madre, quien estaba nerviosa gritando que solo faltaban poco más de tres horas para el inicio de la ceremonia, las maquillistas llevan esperando por ella desde hace un buen rato, ella no dijo nada, se  limito a subir a su habitación, ducharse y esperar que la transformara para la ocasión  Dos horas después estaba parada frente al espejo, no utilizaría el típico vestido de novia largo y pomposo, ella se había decidido por un vestido corto, media campana a la rodilla de color marfil, trato de poner su mejor rostro, no entendía porque Leonardo había aceptado esta farsa en primer lugar, aunque el alegaba que era para salvar a su familia, ella no le creía del todo, si tan solo se hubiera negado, si los Sánchez Castillo le hubiesen dado el préstamo sin un contrato de matrimonio de por medio,  pero los sí   y hubiesen ya no importaba, al menos habían respetado su deseo que solo fuera una unión civil.  La ceremonia sería el Hotel de la familia de Leonardo, tenía buena vista al lago y al volcán, pero sería incapaz de apreciarlo después de haber tenido una mejor vista la noche anterior desde el mirador y en compañía de un hombre como Sebastián. Cerró los ojos y respiró tenía que apartarlo de su mente y de su vida, no volvería a verlo tenía apariencia de ser extranjero posiblemente era un turista.  Respiro al salir por la puerta, podía observar la decoración, jazmines el olor inundo sus sentidos y sonrió haría esto y no miraría hacia tras. Camino hacía el jardín donde sería la ceremonia y la recepción, los invitados aguardaban el momento en que ella caminará hacia donde el Licenciado y el novio esperaban, la marcha nupcial se hizo escuchar camino tan lento deseando no llegar nunca al final del pequeño pasillo hecho con pétalos rojos pero el momento no se pudo retrasar, sonrió cuando Leonardo le extendió su mano y ella extendió la suya para que la tomará.  El abogado oficio la ceremonia mientras una rebelde lagrima recorrió el rostro de Alicia, deseaba salir corriendo, pero no podía avergonzar a su familia y mucho menos a Leonardo su mejor amigo también se estaba sacrificando por ella.  -          Pueden decir sus votos – El abogado les pidió  -          Yo Leonardo Sánchez Castillo te quiero a ti Alicia como mi esposa y me entregó a ti, prometo serte fiel, amarte en la salud y enfermedad, en las tristezas y alegrías, quiero amarte y respetarte, permanecer a tu lado todos los días de mi vida – las palabras de Leonardo sorprendieron a Alicia no eran esos los votos que habían elegido  de mutuo acuerdo  -          Señorita Montero – el abogado llamo su atención  -          Yo Alicia – su voz tembló, el nudo en su garganta casi no le permitía hablar – te acepto a ti como esposo, prometo ser tu amiga, estar contigo en los momentos buenos y malos, en la salud y en la enfermedad – Alicia no recordaba el resto de sus votos, pero fue tan fiel al que habían elegido que no cambio una sola palabra  -          Con la autoridad que la ley del País de Guatemala me otorga los declaro marido y mujer, puede besar a la novia – si el abogado y los invitados se dieron cuenta o no de los votos tan diferentes no puso interés alguno, antes que Leonardo le diera el beso ella se acercó y le dio un beso en la mejilla.  La sonrisa de sus padres no la tranquilizaron, pero al menos ellos eran felices así que no tuvo más opción que continuar fingiendo y parecer feliz, todo lo contrario de Leonardo quien parecía el hombre más feliz del mundo y se atrevía a jurar que no era fingido, conocía a su amigo, cielos era su mejor amigo desde hace algunos años ¿Por qué no puedo enamorarse de él? Y ahorrarse tantos problemas.  -          Bailamos – Leonardo le sonrió ella acepto necesitaba hablar con él  -          Por supuesto – la tomo del brazo y la llevo a la pista de baile  en la orilla del Lago  -          ¿Qué fue eso? – Alicia preguntó ya incapaz de soportar más  -          ¿A qué te refieres? – preguntó sin dejar de sonreír  -          Los votos, los cambiaste – él se encogió de hombros  -          Las palabras llegaron solas, no las tengas en cuenta – dijo pero no parecía sincero  -          No vuelvas a hacer algo que no hayamos discutido, sabes que este matrimonio no es real, lo hablamos antes y sigo pensando lo mismo, te amo porque eres mi amigo pero no esperes más por favor – Alicia le suplicó no quería perder a su mejor amigo, menos ahora que estaba atrapada en un matrimonio junto a él  -          No te preocupes, lo entiendo – Leonardo dijo un poco  más serió sobre todo cuando su vista se posó sobre algo o alguien en la distancia -          Perdona si he sido dura – Alicia sintió el cuerpo de Leonardo tensarse por un momento  -          ¿No vas a presentarme a tu esposa? – los ojos de Alicia se abrieron con sorpresa, esa voz, ella no sería capaz de olvidar esa sexy voz, Leonardo se giró con ella, coloco su mano sobre su cintura antes de hablar  -          Por supuesto, Alicia te presento a Sebastián mi hermano – el aire se le escapó de golpe, el hombre que estaba segura jamás volvería a ver estaba justo parado frente a ella con unas torcida y sexy sonrisa en su bello rostro, Sebastián no era un extranjero o un turista, Sebastián era el hermano de Leonardo su esposo  -          Encantado de conocerla señorita Alicia – él tomo su mano entre las suya y le dejo un beso en el dorso, contuvo de nuevo la respiración, creía que iba a desmayarse, sus mente no podía apartar las imágenes de Sebastián y ella haciendo el amor en la parte trasera del auto la noche anterior  -          El placer es mío Sebastián – no sabía si su voz había sonado normal, emocionada o afligida.  -          No sabía que tenías un hermano – Alicia preguntó de repente  -          Bueno, lo tengo, ha estado fuera los últimos diez años, así que podrás imaginarte  - Leonardo dijo molesto  -          Diez años fuera gracias a ti – Alicia adivino que a pesar de ser hermanos no se llevaban bien ya hora ella estaba en medio de ellos, ¿Qué sucedería si Sebastián contaba lo ocurrido?  -          Cariño ¿te encuentras bien? – Leonardo pregunto, sabía que el apelativo podía sentar mal en Alicia, sabía que ella no estaba enamorada, pero él estaba locamente de ella, había aprovechado cuando ella le había comentado la situación de sus padres para pedir a los suyos  que le ayudarán y que el matrimonio garantizaría el pago en un futuro,  la había amado desde la primera vez que la había visto y por fin tenía esperanzas, lucharía por tener el amor de Alicia.  -          Lo siento – se disculpó salió hacia los servicios, necesitaba tranquilizarse, su cuerpo temblaba, la sorpresa de ver a Sebastián parado frente a ella con esa sonrisa la calentó, se acababa de casar y sin embargo estaba pensando en otro hombre y no cualquier hombre ¡Sebastián era su cuñado! Quería gritar de lo injusto que era la vida en ocasiones. Giró su rostro cuando la puerta del servicio se abrió.  -          Sebastián – susurro  -          Alicia – Sebastián puso seguro al puerta y camino hasta donde ella se encontraba, ella giró su cuerpo incapaz de verlo de frente, el reflejo en el espejo le indico que había sido un error cuando el rodeo su cintura con sus manos en un firme agarre y sus boca busco contacto con el largo de su cuello expuesto mientas sus manos acariciaron su senos sobre la tela de su vestido.  Sebastián atrajo el cuerpo de Alicia y poco a poco la giro para que su boca pudiera tener contacto con esos labios perfectos, nunca imagino que la mujer con quien había pasado la mejor noche de su vida, sería la esposa de su hermano, debería detenerse ella era su cuñada, pero los votos durante la ceremonia era un claro indicativo que ella no estaba enamorada de Leonardo, Alicia abrió la boca correspondiendo al beso apasionadamente, se olvidaron de todo y se dejaron llevar por el deseo que sentían.  Alicia gimió cuando Sebastián giro su cuerpo de nuevo contra el lavado, sus labios están rojos debido al beso ardiente que había recibido segundo atrás observo a Sebastián atravesó del espejo su rostro era perfecto y sus ojos verdes estaban nublado por la pasión tanto como los suyos.  Sebastián levanto el vestido corto, sus manos acariciaron el bonito y redondo culo de Alicia, mientras quitaba las bragas y dejaba expuesta su intimidad, ella gimió cuando sus dedos acariciaron su entrada, estaba húmeda…  -          Alicia  - dijo con voz ronca  -          Sebastián – ella empujo sus caderas buscando contacto con esas manos que acarician los muslos de su entrepierna.  -          ¡Ah! – Alicia echó la cabeza hacía tras cuando uno de los largos dedos de Sebastián la penetro, ella se movió con desespero…  -          ¡Por favor Sebastián! – con una sonrisa, se abrió la bragueta haciendo que su erección se liberará, estaba duro y deseaba enterrarse en la caliente humedad de Alicia acarició la raja mojada con su hombría antes de adentrarse lentamente en el cuerpo de la mujer, gimió cuando sus paredes lo aprisionaron, ella era jodidamente estrecha temía correrse de manera precoz  Alicia movió sus caderas al ritmo que Sebastián le marcó, su mundo era un borrón de sensaciones, se vio al espejo la imagen podría ser bizarra, ella con su vestido de novia, haciendo el amor con un hombre que no era su esposo, pero la pasión borro su sentidos, cuando el orgasmo atravesó su cuerpo como un rayo, apretó los labios para no gritar el nombre de Sebastián, al mismo tiempo que él se corría en su interior con un ronco gemido de placer…  Sebastián abandono el cuerpo de Alicia, su intención al seguirla no había sido esta, pero verla con el vestido de novia, hermosa no había podido detenerse, la deseo desde que la vio en la barra de la discoteca y una noche no había sido suficiente, no cuando había sido la mejor de su vida. Sin decir una sola palabra se colocó su roba, ayudo a Alicia a bajarse el vestido y  salió del servicio  Alicia lucho para controlar la respiración, su corazón latía tan fuerte que dolía, ¿Qué    había hecho?  Se preguntó…
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