Capítulo 6

1764 Palabras
Prontamente el momento se tensionó y Aubrey comenzó a sentirse incómoda cuando él tocó su pecho. Comenzó a sentir que no era el momento adecuado para ello y por esa razón, lo alejó. —      Espera… No- no quiero ya. Liam se levantó bruscamente y su rostro se tornó rojo. La ira le había invadido. ¿Cómo podía dejarlo así? —      No me vas a decir eso en este momento. ¡Ni se te ocurra! Con fuerza, el rubio se lanzó encima de Aubrey y trató de apretarla a su cuerpo para continuar besándola. Ella se asustó y comenzó a gritar, recibiendo una cachetada en la mejilla. Él quería que ella se callara, pero la chica con todas sus fuerzas volvió a gritar y esta vez, pudo salir con rapidez de debajo del cuerpo ya que él había apoyado su peso del otro lado. —      ¡No me toques! —Gritó, sintiendo cómo las lágrimas recorrían sus mejillas—. Me tocas y te pasa algo muy malo. Liam rió. Estaban solamente ellos dos. ¿Qué podía pasar? —      Ven, By. Terminemos lo que comenzamos. —      No. —      Que vengas. Liam se acercó a ella, pero Aubrey tomó uno de sus lápices y lo clavó en la mano del rubio, escuchando cómo comenzaba a aullar del dolor. Tomando eso en cuenta, la chica salió rápidamente del cuarto y corrió escaleras abajo, buscando llamar la policía. Mientras oprimía los botones de su teléfono, sintió cómo los pasos apresurados de Liam bajan las escaleras y apenas dejó de escucharlos, contestaron de emergencias. —      Buenas noches, 911 ¿En qué podemos ayudarle? —      Me quieren hacer daño, por favor. —      Señorita, ¿cómo es su nombre? —      A-Aubrey Clive. Ayuda, por favor. Los sentidos se agudizaron para la chica y supo que tenía que aguantar hasta que llegara la policía. Así que, con cuidado dejó el teléfono sin colgar encima de la mesa y caminó lejos del lugar, para llegar a la cocina y tomar algo para defenderse. —      ¿By? Escuchó cómo preguntó Liam desde el estudio y con rapidez se movió a la cocina. Estaban algo separados y podía llegar sin problema. —      By, ven por favor. Hablemos. Las manos de ella temblaban y con cuidado tomó uno de los cuchillos que se encontraban en el mesón de la cocina. Los otros, los tiró debajo del mesón, para que él no los encontrara con facilidad. —      By, aparece. Estoy cansándome. —      No —Murmuró ella, haciéndose notar. Estaba segura que no faltaba mucho para que llegaran las patrullas y por lo mismo, necesitaba que estuvieran en el mismo lugar, para que no tuviera tiempo de escaparse. De verdad que todas las películas de suspenso parecidas a lo que estaba viviendo le estaban ayudando bastante. —      Te encontré —susurró Liam y pasó un brazo por la cintura de la chica atrayéndola a su cuerpo—. No me vuelvas a hacer esto, ¿vale? —      S-sí. Los siguientes segundos pasaron en cámara lenta cuando ella tomó el cuchillo que llevaba y le apuñaló en el brazo, para salir corriendo hacia la puerta. De lejos, pudo reconocer las patrullas de policía llegar y Liam se encontraba gritando en la sala, tratando de sacar el cuchillo de su extremidad. Ese día habían podido atraparlo y también pusieron la denuncia y orden de restricción. Poco tiempo después supo que todo había sido una farsa y que ni siquiera era francés. Solamente agradecía que ella se encontrara sana y salva. Y lo mismo le habían dicho sus padres. Desde ese día ellos se habían vuelto más protectores y solamente le dejaban salir con Ansel y una que otra amiga de ella.                                                                          ☼☼☼   Aubrey salió de sus pensamientos cuando llegó a casa y se encerró en su cuarto. Realmente ya sabía qué era lo que había pasado y quién le había hecho daño a Ansel. Y no podía dejar que volviera a suceder, porque ella tampoco había sido completamente sincera con él y si le decía, sabía que él iba a responder de otra forma y se pondría furioso con ella. No era aceptable que en su amistad escondieran ese tipo de información y menos si era algo tan complejo. Aubrey salió de sus pensamientos cuando su celular comenzó a sonar. Era Sofía, la madre de Ansel. —      Hola, Sofía. —      Soy Ansel. —      ¡Ansel! —Exclamó sorprendida. No sabía que ya había salido del hospital—. ¿Cómo estás? —      Bien —la línea se mantuvo unos segundos en silencio—. ¿Podrías venir a mi casa? —      Mhm. ¿Para qué? Ella comenzó a morder sus uñas, sintiéndose nerviosa nuevamente. —      Estoy aquí. ¿Acaso no es lo suficiente para que vengas? —      Oye, no seas grosero. Sólo estaba preguntando. —      Tengo que hablar contigo, por favor ven. —      Está bien —aceptó la castaña sintiendo que sabía de qué era que quería hablar—. Dame quince minutos. Aubrey no quería ir. Se sentía realmente mal como para recibir malas noticias o volver a verlo y ahora sabiendo que estaba así por culpa de alguien de su pasado del que Ansel ni siquiera tenía idea. Sabía que le había pedido quince minutos, pero realmente se sentía mal. Y esos quince minutos fueron más de dos horas, cuando por fin estuvo frente a la puerta de la casa de su mejor amigo. Por la ventana pudo verlo sentado en la sala, esperando por ella. Demonios, debía de estar completamente furioso. Con delicadeza timbró y escuchó inmediatamente como Ansel se movía hacia la puerta. Se veía muy guapo. Como era costumbre. —      Hola —murmuró el joven, haciéndose a un lado. —      ¿Todo bien? —      Entra, tenemos que hablar. Aubrey lo pensó varios segundos y suspiró, antes de decir: —Tienes razón, Tenemos que hablar. Los dos muchachos entraron a la casa e inmediatamente se dirigieron a la habitación de Ansel. Aubrey lavó sus manos y lo encontró sentado en la cama, mirándola fijamente. —      Siéntate. La castaña hizo caso y se sentó junto a él. Esperaba que le fuera a decir otra cosa completamente diferente a lo de su ataque. —      ¿Cómo te sientes? —      Mejor. Estaba cansado de estar encerrado. —      Lo entiendo. —      ¿Por qué no fuiste estos días a verme? Aubrey levantó la mirada y se encogió de hombros. —      No quería verte de esa forma. Nunca había pasado. —      Entiendo… El ambiente estuvo en silencio durante algunos minutos. Los dos se sentían bien y tal vez por eso era que ninguno decía alguna palabra. Con delicadeza, Aubrey tomó la mano de Ansel y lo miró, buscando que sus ojos conectaran. Cosa que funcionó. —      Sabes que te quiero, ¿no? —Preguntó, sintiéndose abatida. —      Lo sé. ¿Por qué? —      Porque como te dije. Tenemos que hablar. —      Hazlo. —      Yo- me demoré porque quería saber qué era lo que te había pasado. Ansel frunció el ceño sin entenderle. —      ¿No me creías? —      No, no —rápidamente atinó a decir Aubrey—. Solamente quería saber quién te había hecho esto. —      ¿Encontraste algo? —      Eso creo… Y comenzaron a hablar de lo sucedido. Ansel le comentó lo que le había dicho el hombre y ella asintió, confirmando cada vez más que se trataba de Liam, escuchó. —      Yo traté de mirar las cámaras del vecindario y pude ver que un hombre te golpeó. —      Ese hombre dijo que era tu novio. ¿Es eso cierto? —      Si… —      ¿Por qué nunca me contaste? Somos mejores amigos. El rostro de Ansel se veía decepcionado y entendía que fuese así. Realmente eso habían acordado sus padres y ella, para no darle más trascendencia al asunto —      Lo sé, pero mis padres- —      ¿Entonces él me lastimó por ti? —      Eso creo… Ansel se levantó furioso y caminó de un lado a otro dentro de la habitación. Efectivamente no podía creer lo que escuchaba. ¿Quién estaba tan enfermo de golpear a otra persona por una expareja que lo tenía denunciado? Eso era demasiado peligroso. —      Pero, ¿tú estás bien? ¿Se te ha acercado? ¿Eso era lo que querías decirme? —      Ansel, no quiero que te haga daño. El muchacho tomó de los hombros a su amiga y la hizo mirarlo directamente a los ojos. Él quería que ella no se preocupara. Si, se sentía algo decepcionado por no saber nada de lo que había sucedido, pero entendía de alguna manera que los padres de ella no quisieran darle más vueltas al asunto por lo difícil que tuvo que ser para todos. —      No importa eso —subió sus manos lentamente hacia las mejillas de su acompañante y las apretó—. Yo solamente quiero que tú estés bien. Aubrey sonrió suavemente y le abrazó, dejando que su cuerpo soltara toda la tensión que había estado reteniendo durante todo el día. Ella sabía que tenía que encargarse de la orden con la policía y ya le había comentado a su mamá sobre aquello, cosa que la tranquilizaba aún más. Ahora bien, le preocupaba demasiado lo sucedido con él y la amenaza que le había hecho Liam, pero no quería pensar en eso. En ese momento solo quería estar bien y sentir que nada más podía pasar, que lograra alejarlos. Las horas pasaron y Aubrey tuvo que volver a casa. Ella no quería, pero su madre estaba en la sala hablando con Sofía sobre lo ocurrido con Ansel, cosa que también le preocupaba. Ellos habían quedado en no decirle mucho a sus madres para que ellas no se preocuparan. —      Hija —sonrió Jay y abrazó a la muchacha que apenas entraba a la sala. —      ¿Cómo estás, mamá? —      Excelente… Debemos irnos. Luego de saludar rápidamente a Ansel, las dos se despidieron y tomaron rumbo a su hogar. El camino no era muy lejano, pero si tenían tiempo para dialogar. —      Cariño, hoy hablé con el jefe de policía y dijo que nos ayudaría con la orden. ¿Vale? —      Si, mamá. Se me había eliminado de la mente que debíamos hacerlo. —      Lo sé, cariño. A mí también —suspiró Jay, sin despegar la mirada de la carretera—. Pero ahora tenemos que encargarnos de eso y más después de lo que le pasó a Ansel. Ese robo lo dejó muy mal y la policía no encuentra muchas pruebas además de que un hombre le atacó y su fue. Nada de su rostro.
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