DIES.

1621 Palabras
Eliza Me arrepiento de todo lo que hice en esa oficina me comporte de la peor manera, yo no era así de aventada, siempre fui  descarada  pero no tanto al grado de  hacerlo en una oficina y menos con mi jefe, ahora con mas razón quería que me despidiera o que yo renunciara pero no tenia el valor y tampoco lo tenia ahora para decirle que no a nada de lo que el me propusiera mi voluntad y mi orgullo se estaban acabando con su presencia y eso no podía pasar. Me estaba empezando a atraer  prescoth y no de una manera romántica si no de una s****l, aunque casi no hablara con él solo lo mirara en silencio, no quisiera que se excediera al grado de enamorarme perdidamente de él por que no quería que pasara lo que mi familia me iso el darme la espalda a pesar de ser su hija por que yo sabía que el no me quería para algo serio solo para su compañera en cama con él o en  cualquier lugar solo. Cuando me pregunto eso que tanto me conmociono su propuesta, pero después de entenderla mejor me asuste por lo que pudiera pasar, no quería que salieran las cosas peor de lo que ya estaban en mi vida, quería que mi vida fuera tranquila sin riesgos como lo era prescoth el era tan letal y te dabas cuenta con solo mirarlo unos cuantos segundos. No sabia que hacer, estaba tan confundida que no pensaba claro y estaba tan distraída tanto e el trabajo como en casa, era como no estar y justo después de ese día, sabia que si lo volvía a ver caería en sus redes, presentaría mi renuncia mañana  mismo esperaba él aceptara la renuncia aparte dije que solo dos meses y creo que lo cumplí porque ya abia pasado mas tiempo de lo planeado, trabajaría en un lugar alejado de prescoth porque ni cambiándome de sucursal lo sacaba de mis pensamientos. Estaba en camino a la oficina y aunque no quisiera aparecer por ahí  era mi trabajo y yo era demasiado responsable, siempre dije que el trabajo y el sexo eran cosas distintas así que hoy sería así para mi, llegue al estacionamiento de la empresa preparándome para entra justo como siempre hacía cada día, salí de mi camioneta, me dirigí al asensor , apreté el número de mi piso, me recargue en la caja de metal y me daba risa mi vida avia cambiado tanto y de peor, abia  mas  mierda de lo que ya estaba, antes me controlaban ahora estaba pasando lo mismo con una persona que ni siquiera era mi padre para que me dejara. El elevador llego mi rápido para mi gusto a mi piso, camine lo más rápido que me permitían mi pies y mis tacones de aguja a mi oficina para no ver a cierta persona, cuando entre esperaba tranquilidad  pero fue todo lo contrario me encontré con la persona que no quería ver sentado en mi silla atrás de mi escritorio, era un hombre hermosos y sexy  pero no uno que tenía fama de mujeriego y que no le importaba pasar por encima de alguien para obtener lo que quería sin importar por encima de cuanta gente quisiera.  - Buenos días señor  - dije irritada por su presencia  - que necesita señor Thompson Quería que se fuera de una vez por todas de mi oficina. - si - dijo acercándose con pasos lentos hasta quedar enfrente de mi irrespetando mi espacio personal - una respuesta a la propuesta Eliza, la quiero ya. Tenía una respuesta de esa pregunta, quería responder lo que mi apetito s****l me decía, pero mi conciencia me decía que era mejor estar lejos de el para no a cavar mi propia tumba pero diría lo opuesto a lo que quería realmente. - si señor - dije decidida mirándole a los ojos  -  espero y respete mi decisión  así que  es NO . No quería mas  problemas en mi cabeza, sentía que me estaba arrepintiendo de aceptar esta entrevista  sabia que me iba a mandar a la boca del lobo desde la primera mirada que nos dimos - estas segura - yo asentí con la cabeza  - piénsalo mejor Eliza - dijo entre dientes acercándome a el, tomándome de la cintura asiendo presión en ella. - No esto no está bien  - dije tensa poniendo mis brazos sobre los suyos,  estaba muy nerviosa por su cercanía no quería aceptarlo porque sabía que estaba de más todo esto y que en algún momento algo iba pasar que íbamos ha terminar como la mierda. - me encantas Eliza  - dijo en ese tono tan seductor y serio provocando que me removiera en mi lugar - eres tan sexy.. - esto no esta bien   -  dije entre dientes  por sentir su rose en el cuello cerca de mis dos amigas con su aliento -  señor Thomson. - pero no puedes evitarlo - me estaba besando el cuello y me apretujo mas a el y yo estaba perdiendo mi juicio con sus besos, quería alejarme pero mi cuerpo no me lo permitía - pero no quiero nada esto - dije mirándolo a los ojos  - menos con un mujeriego como tu  - dije acariciando su mejilla y con una sonrisa maliciosa. no me dejaría convencer con un mujeriego cómo el. - tal vez si fueras un poco mas amable conmigo, te daría privilegios en el trabajo-  dijo mientras masajeaba mi trasero acercándolo a su entrepierna para sentir su dureza. - y... ¿Qué privilegios tendría ? - dije con voz seductora atrayéndolo mas ami. Pensaba que ya me tenia en la palma de su mano ofreciéndome privilegios pero estaba demasiado equivocado si pensaba que lo dejaría volver a estar entre mis piernas tan fácilmente, quería jugar con fuego, pero lo que no sabia es que yo misma lo quemaría demasiado como para que se alejara de mi, le daría cuanto quisiera de mi  no tenia nada que perder, yo no tenia nada que el me pudiera quitar y si el perdía algo me importaba una mierda su vida  - Seremos mucho mas cercanos  - pensaba que me conformaría con eso. Yo pensando que tal vez me daría dinero o me dejaría llegar tarde a el trabajo, pero  yo tenia otra cosa en mente. - Eso no es suficiente para mi - estaba asiendo que pensara que solo me importaba lo material pero era eso para que no se encariñara conmigo. me miró tan raro que si sus ojos fueran laceres ya me hubiera cortado la cabeza pero él me soltó y caminó hacia la silla de mi escritorio, se sentó y con sus manos juntas en el escritorio me volvió a mirar intensamente  y yo solo me senté en la sillas de enfrente con una sonrisa a esperar ha que me dijera su cambio de cachondo a jefe amargado. - me gustas,, tu cuerpo, tus labios, tu trasero, y tu coño rosado incluso ese genio de los mil demonios que te cargas, quiero todo de ti, pero dime que pides a cambio. La forma tan vulgar el que se refería de mi cuerpo me excitaba, en mi cabeza pasaban muchas maneras de hacerlo en la oficina y en el escritorio, esta etapa de mi vida la disfrutaría al máximo y que mejor que con un hombre que me proporcionara buen sexo.  - quiero... lo que me quieras dar, no me importa nada de ti pero dijiste que me darías privilegios, entonces ya se vera mas adelante cuando necesite algo de ti, incluso si es solo dinero no me lo negaras  - yo no soy de las personas que tienen algo cerio, solo se que me gustas  el sexo contigo y no quiero conocerte nada que no sea de la oficina para adentro, no me importa tu vida ni la de nadie solo que me vas a satisface sexualmente, si quieres dinero esta bien te lo daré pero no esperes mucho tampoco se una buscona e interesada, no soy una persona amable así que no esperes respeto por parte de mi, solo te cogeré y me iré. Se levanto con ese porte tan elegante que se cargaba y salió de i oficina con una sonrisa de ganador, me senté en mi asiento que dejo y pensé en lo que me estaba metiendo, pensé que ya era tarde para retractarme, pero esto solo sucedía una vez en la vida y lo disfrutaría cada vez como si fuera la ultima vez, quería saber que tanto daría por tenerme en sus brazos cuatro  horas después  Faltaba la mitad  de todo el trabajo  que ya tenia estaba con un hambre terrible, me distraje mandándole un mensaje a mi querido cole para que comiera conmigo, me avia contestado diciendo que ya venia por mi que no tardaba mas que unos minutos, así que me quede esperando, se escuchaban pasos y voces ablando fuera de mi oficina, trataba de identificar las voces, pero solo conocía una, la de mi jefe. - Eliza cariño ya vine por ti - dijo abriendo toda la puerta exponiendo a mi persona y las que estaba afuera de la oficina, era evidente  que era mi jefe y otra persona que me odiaba ya hace mucho tiempo. - que haces aquí Eliza - mi nombre lo dijo con  tanto odio que me contuve de darle un fuerte cachetada y una patada en las bolas, no pensé que que el rencuentro fuera tan pronto y menos con el que pensé que era lo mejor de mi vida asta ese momento en el que me derrumbaron. ELLA SABE DELINEAR LAS GRIETAS DE SU CORAZON  PARA QUE PAREZCAN SONRISAS. R.I EOS
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