Eliza.
No sabía cómo reaccionar o qué decir y no se merecía ni siquiera mi presencia en su vida, ni frente a sus ojos, me avía lastimado tanto que yo después de lo que pasó en casa lloré por días y por la herida en mi corazón me avía resignado a que volvieran a pedir perdón o que regresaran a mi para estar bien de nuevo.
Mi padre estaba tan enojado, yo sabía que era porque yo estaba en el mismo lugar en el que el estaba y yo no sabía que más le avía dicho mi hermana desde que no vivía con ellos, lo más seguro era que hasta de no tener corazón y tener un hielo en vez del antes mencionado, capas me había echado sus propias culpas encima para así mi padre definitivamente me odiara de por vida o por lo menos asta que yo muriera.
Quería que las cosas acabaran de una buena vez, ellos pensaban lo peor de mi solo por que la salida de mi hermana era la mas grande después de mí, ella era tan despreciable que no se como le pude guardar tanto cariño en mi ser en mi poco tiempo de vida, solo hasta que provocará toda esta situación con sus mierdas de la envidia, lo mas seguro era que le llenaran su cabeza de lo mismo al él.
- Puede quitar sus manos de la señorita - le dijo Prescott tomándolo del brazo, halando hacia el un poco para que el hombre que me soltara, en ese momento agradecí que a veces no fuera tan maldito idiota.
- porque está mujer está aquí Thompson - le estaba pidiendo explicaciones a él como si el conociera algo de mí, estaba claro que tenía que reaccionar antes de que a mi padre se le fuera la boca de más y le metiera los chismes de la familia a Prescott
- Por que yo trabajo en esta empresa - dije sin más con media sonrisa y mirándolo a los ojos, no me dejaría en paz así que trataba de estar lo más calmada posible
- ahora trabajas – dijo acompañando la frase con una carcajada mientras ponía su cabeza de lado, aunque no sé por qué decía esas porquerías, el sabia que yo nunca le pedía nada si no recibía trabajo a cambio, el sabia que todo los lujo los odiaba solo que el se empeñaba en creer que yo era una plástica de primera.
- no sé por qué dices esa mierda - estaba tranquila, pero en el fondo quería arrancarle los ojos - siempre lo he hecho
- Porque tú siempre viviste de mi dinero y los lujos que te daba- dijo con veneno en sus palabras y yo quería que se largara de una vez para no tener que verle la cara – sabía que buscarías a otro adinerado para seguir viviendo
- No, pero se trabajar y se ganar mi dinero – dije con malasia – agradece que ya no soy una carga para ti y que ahora solo tienes a una, esa que se desvive cada día de su vida por derrochar tu dinero
- Maldita ladrona - pensaba que si seguía diciendo las ultimas palabras con las que me despedí de él, yo cedería, pero yo avía cambiado y mi cabio era por culpa de ellos, nunca le hable mal a mi padre y siempre fui un dulce con el pero ahora las cosas eran muy diferentes
- si yo fuera tú, me alejaría de mí misma Prescott – dije con una carcajada – puede que te robe tus riquezas ¿verdad padre? – dije mirándolo con con una sonrisa maliciosa.
- No digas estupideces yo no soy tu padre – dijo casi gritando, pensaba que me aria añicos con palabras tan odiosas como esas, pero lo único que provocaba era que riera como una desquiciada por dentro
- claro que lo sé – dije dando la vuelta caminando al ascensor – espero nunca volver a verte maldito siego.
Me aleje del hombre que me dio la vida con una última mirada de odio de mi hacia él y una de confusión por parte del él, era triste la historia que tenia con esas persona que se decían familia en algún momento de mi vida, tenía una sentimiento de dolor en mí, pero ese dolor era fácil de controlar, con el tiempo fue fácil vivir con el, sin necesidad de darle mucha importancia .
Cuando entre al cubo me recargue en la pared de metal, me quede pensando en toda la situación en mí misma, mi papa era rencoroso y vengativo y ahora con la cabeza llena de mierda no se tentará el corazón para hacerme algo ahora que ya estaba haciendo algo lejos de él, amaba a mi papa, pero él era un maldito en los negocios y con las personas que le hacían algo o le estorbaban y a sus ojos yo le estorbaba.
- Ahora me vas a contar que mierda fue eso - me reprocho esperando a que le diera explicaciones - o tendré que sacarlo a golpes - dijo con una sonrisa para aligerar el ambiente.
- es una historia muy larga - dije suspirando, era una historia que no era difícil de explicar pero que no le contaría justo ahora – solo que ahora no es el momento.
- pues hoy en tu casa me contaras todo sobre ese tipo al que le dijiste padre - me dijo colocando su brazo encima de sus hombros - estaba a punto de romperle la mano a ese maldito por tocarte
- que exagerado – dije con una carcajada y acariciando mi brazo, mi piel era delicada y seguro me quedaría un morado horrible.
Saque mi celular de mi saco para mandarle un mensaje a mi querido jefe, pidiéndole que no le diera mi información personal a mi padre, sabia que ahora que me encontró no pararía de hacer lo imposible para que Prescott me despidiera o me asiera la vida imposible.
- Enserio ese hombre tan imponente es tu padre – dijo tomando su almuerzo entre sus manos
- El dijo que no era mi padre – dije alzando los hombros mientras tomaba un poco de mi limonada
- enserio todavía no me lo puedo creer - me dijo frunciendo sus cejas mientras salía un bufido de su boca – ese negó a su propia hija, aparte es todo un agresivo.
- no lo culpo esta segado por la mentira - dije suspirando recordando su comportamiento - él no era así... era cariñoso conmigo siempre lo fue, pero admito que eso de la agresividad viene de familia.
- ¿y qué cambio? - dijo tomando de mi plato comida.
- todo – dije mirando a los grandes ventanales del comedor – el siempre fue todo para mi
Dije entre suspiros, era cierto mi padre era todo por quien yo vivía en esa casa, era mi talón de Aquiles, mi vida entera, él era él que siempre apoyó mis decisiones el que me daba regalos cada cumpleaños y el que me traía un libro diferente cada día y el que me decía te amo cada noche después de llegar del trabajo fue el único que me conocía todo de mí, porque decían que yo era su princesita eso molestaba a mi madre y hermana, de mi hermana era normal pero de mi madre era raro
- y por qué te trato así - me pregunto, yo tampoco sabía por qué a ciencia cierta
- deja ya el tema chismoso - dije terminando mi limonada, me levante y camine a la salida
Nos dirigimos de regreso a la oficina, y de verdad esperaba que mi padre se hubiera ido para cuando llegáramos no quería tener otro altercado con él, cole me quería acompañar pero le dije que se fuera tranquilo a su puesto de trabajo, que yo estaría bien y que nada me pasaría iba metida en mis pensamientos en lo que me esperaba a llegar, y cuando llegue a mi piso agradecí que mi padre ya no estuviera a la vista, seguí y por fin entré en la tranquilidad de mi oficina.
Quería terminar mi trabajo pendiente lo más rápido posible, me senté en mi escritorio y empecé a hacer mi trabajo como siempre, tenía que hacer una sitas para Prescott, cancelar otras y así me la pase hasta que alguien toco la puerta muy fuerte.
- adelante - dije distraída escribiendo algo en la computadora, sin mirar a quien era.
- Me quieres explicar que paso, sabes que no me gustan los numeritos- y me pregunte por que me pedía explicaciones
- solo fue un malentendido - dije irritada con ese tema, para que se quedara solo con eso.
- pues quiero saber por qué dijo todas esas cosas - se le veía el mal humor asta donde estaba sentada
- tuvimos un problema hace mucho - dije con molestia, era verdad eso que le dije.
- quiero una explicación ahora mismo - por qué quería saber algo que no le importaba
- no creo que te incumban mis problemas - dije un poco indignada por su tono de voz - son cosas personales que no deberían importarte.
- me incumbe por que fue adentro de mi empresa - se estaba poniendo pesado y estaba a punto de gritarle que se calle y se fuera de mi oficina, pero él era mi jefe y no podía hacer eso.
- está bien – dije exasperada
- estoy esperando - me dijo sentándose frente a mi escritorio, cruzando los brazos y se veía tan sexi, así como estaba
Solo le diría lo que él ya sabía, no le diría más, no quería que pensara que tenia controlo sobre mi
- el es mi padre ya lo sabes – dije aun escribiendo en el ordenador
- y por que se comporto como un cobrón – me pegunto, podía sentir su mirada sobre mi
- porque simplemente él es así – dije entre dientes
- porque nadie te conoce como su hija - que preguntón
- por que el mismo dijo que yo no era su hija – dije mirándolo con cansancio
- estoy ablando enserio – dijo casi alzando la voz
- por que nunca me gustaron los eventos de posición social a lo que iba por lo tanto siempre me quedaba en casa – dije enojada – estas feliz
- claro que si – dijo parándose del asiento – quiero esos informes en hora y media
Rodeo el escritorio y me alzo tomándome de la cintura, me beso apretándome más a él, me tomo de la parte trasera del cuello y empezó a besarme el cuello.
- me voy a ir de viaje - me dijo dándome piquitos en los labios - quiero que vengas conmigo
- sabes que tengo que trabajar – no quería que esto se volviera una rutina
- eres mi asistente - me miro a los ojos - te lo ordeno dijo demandante mientras empezaba a subir mi falda
- como diga jefe – dije coqueta, necesitaba olvidar y solo el me aria hacerlo
Empezó con caricias delicadas para después volverse todo un poseso, justo me di cuenta que me gustaban sus besos en mi cuerpo