Capítulo 10. La primera noche de insomnio... Brisa no solo lo provocaba con su mirada, lo hacia con sus labios… con su voz… toda ella era una provocación. No era solo atracción, era un caos emocional envuelto en deseo. Un maldito juego de memorias peligrosas que lo estaba volviendo loco. -- ¿No sabías lo que hacías? – bufó con una sonrisa torcida. -- A mí me pareció todo lo contrario, señorita Piaggio. Parecía que sabías muy bien lo que estabas haciendo – Alonso fue claro, no pudo evitarlo, tenía que hacerlo para mantener clara su mente. La Brisa de aquella noche… no era esta mujer que se mostraba nerviosa, que buscaba esconderse debajo de una sábana o de unos lentes horrorosos y un aire de fingida timidez. La mujer de esa noche era fuego puro. Se le había entregado sin reservas,

