Luego de no sé exactamente cuánto tiempo desperté completamente pérdida no sabía exactamente donde me encontraba hasta que sentí que alguien a mi lado se removió, entonces lo recordé al arrogante pero sexy doctor. Lo miré una vez más y no lo podía creer me había acostado con el tipo sin conocerlo de nada, debo decir que estuvo muy bueno y me sentía renovada.
Aunque me volví a alarmar cuando sentí que mi celular vibraba, una llamada de Any. ¡Cierto! Yo les había avisado que iría a comprar y a ver al bebé en los cuneros ¿Cuánto tiempo ya ha pasado? Miro el reloj y quede pasmada. Había dormido como dos horas luego de toda esa acción, me desaparecí de mis amigas hace casi ya 4 horas. Me estarían queriendo matar porque no saben nada de mí.
Corté la llamada mientras veía como zafar del brazo de Joaquín, evitando despertarlo pude moverme y salir de la cama. Me vestí rápidamente y ni siquiera comprobé si olvidé algo o no, agradecía por completo el habernos quedado dormidos ya que esto evita escuchar las excusas típicas de los hombres luego de obtener lo que quieren.
Cuando ya estaba fuera del cuarto decidí que sería mejor avisar que estaba bien. Sabía que si no lo hacía luego ellas eran capaces de movilizar un equipo de rescate por todo el hospital.
– ¡Any! – digo al escuchar el Hola! Desesperado de mi amiga – Escucha estoy bien, estoy comprando unas cosas para Israel y luego les contaré lo que ocurrió.
– Pero ¿Estás bien? Constanza nos asustaste no contestabas los mensajes creímos que te paso algo
– Y vaya que si me paso algo pero bueno ahora les contaré llegaré en 15 minutos asegúrate que estén todas porque lo contaré solo una vez.
– ¡Ok! – la emoción en su voz ya me dijo todo. Estaba desesperada por saber que me ocurrió y claramente se lo que estaba pensando y maldita sea tenía razón. Ahora debía de pensar bien que les contaría a mis amigas, las quiero como mis hermanas pero había veces que no llegaban a comprenderme y temía que fuera éste uno de esos momentos.
Salí casi disparada al primer local de Madres que vi y compre el mejor y más cómodo pijama que vi para aquellas mamás primerizas y recientes, luego salí corriendo a otro local donde vendían cosas para bebés en ese lugar quise llevarme todo pero me decidí por dos peluches uno en forma de auto y el otro en forma de pelota además de un conjunto de ropa de cama para la cuna del pequeño.
En el momento que volví a entrar al hospital estaba exhausta ya no daba con mi vida y decidí tomarme el ascensor aunque los odio. Allí unas enfermeras venían hablando diciendo que hacía ya varias horas un médico había desaparecido, al principio no prestaba atención a las cosas que decían pero en un momento mencionaron el nombre Joaquín Paz y recordé que era él, el doctor sexy aquel era su nombre.
Me fue inevitable, tuve que prestar atención a esa conversación.
– Un irresponsable, lo llamaron a Neo por una consulta resulta que jamás llegó y le mencionaron al médico que lo solicitó que lo vieron con una mujer.
– Eso quiere decir que ¿Dejó a todos esperando por estar con una mujer? ¡Wow! Ya decía yo que tenía cara de Donjuan.
No lo podía creer, yo era la mujer y si en definitiva ahora no me quedaban dudas de que es todo un Donjuan. ¿Pero dejar a un paciente por acostarse con alguien? No estaba del todo segura de que pensar al respecto. Sin poder disimular mi reticencia al llegar al piso donde me correspondía bajar ya que quería seguir escuchando tuve que hacerlo, caminé pensativa aún con las palabras de las enfermeras rondando en mi mente. Habían dicho que a pesar de todo era el mejor cirujano pediátrico y uno de los favoritos del país. Eso quiere decir muchas cosas de él aunque me había desilusionado el que prefirió estar conmigo antes que atender una consulta.
– ¡Vaya que desapareciste!
– ¡Sheryl! – digo sorprendida, no la había escuchado ni visto para nada y la tenía a centímetros de mi rostro con el ceño fruncido.
– Anabelle nos dijo que tenías algo que contarnos ya hicimos que todos los chicos se fueran a dar un paseo con Alejo así que entra a la habitación y cuéntanos todo.
– No dejas ni que respires.
Efectivamente los chicos ya no estaban aunque tenía a todas mis amigas incluida Celeste sentadas todas con una sonrisa enorme que ya decía “Queremos chisme" No tuve más remedio que relatarles lo ocurrido esta mañana en la cafetería cuando lo conocí y lo engreído que me había resultado, luego cuando lo volví a ver en los cuneros seguía con esa actitud pero estaba más dispuesto a conquistar más que molestarme aunque lo que me había gustado más era la forma que tenía de ganarse mi frustración.
– Solo a ti te pasan estas cosas, vienes al hospital a ver parir una amiga y te acuestas con el médico.
– En teoría no es el médico de Arami. – me defiendo. – Igual chicas ya esta, no lo veré más.
– ¿Por qué no? – me pregunta Ara con una mirada confundida – Tan mal fue
– ¿Qué? No chicas. Fue increíble. – suspiro e imágenes de hace unos momentos volvieron a mi mente – Pero saben que estas cosas nunca llevan a nada, además no creo que quiera volverme a ver.
– ¿Qué hiciste? – me acusa Any con esa voz de madre que lo ha perfeccionado.
– Huí, nos quedamos dormidos y cuando desperté él seguía perdido en sus sueños entonces me levanté, tomé mis cosas y me fui de ahí.
– Porque hiciste eso – preguntaron todas juntas con unas miradas de reproche. Hasta Celeste estaba con el rostro sorprendido y con la mirada curiosa por querer saber más .
– Porque no iba a quedarme a esperar y escuchar lo que me dijera. Esto fue sólo un momento de esos fugaces ya sabes, no quiero nada serio y bla bla bla.
– ¡Wow! ¿Enserio creíste que diría todo eso? Acaso no habías escuchado nada antes de que te besara.
¡Ay no! ¡Ay no!
Tierra trágame. No puede ser ¿Cómo supo dónde encontrarme? ¿Qué hago? Quiero gritar y lo estoy haciendo pero internamente porque físicamente me quedé de piedra. No podía voltear y verlo. ¡Quiero morir! Ha escuchado toda nuestra conversación ¿Pero en qué momento llegó?
– Silencio incómodo. – dice nuevamente dando un paso dentro de la habitación.
– Disculpa nosotras… supongo que eres el doctor sexy.
– ¡ARAMI! – digo reaccionando finalmente. Debía hacer algo o mis amigas me hundirían. – Vaya ¿Qué haces aquí? Creo que nunca dije dónde estaba, además de cirujano psicópata.
Una carcajada. Una gran y muy sonora carcajada salió de él provocando que mi ceño fruncido aparezca en su lugar. ¿Qué le pasaba?
– Podemos hablar un momento por favor, solo quiero que me escuches y después si quieres mándame a volar.
– Ok. Ahora regreso chicas
Jamás creí ver semejante espectáculo, todas mis amigas estaban en un completo silencio con sus ojos fijos en Joaquín quien las miraba con esa sonrisa baja tangas porque las tenía babeando, solo espero que ninguno de los chicos venga antes que se vaya este idiota.
– Bueno bien, estas volviendo locas a mis amigas.
– A quién quiero volver loca, es a ti. – me dice susurrando en mi oído mientras con sus manos sujeta mi cadera para colocarse detrás de mí presionando su entrepierna en mi trasero. – Porque a mi me tienes loco desde el instante que te vi.
Mi respiración estaba entrecortada ¡Nos encontrábamos en un Hospital! Esta bien que en esta área no caminaban muchas personas por los pasillos ya que eran esas habitaciones para personas en una buena posición económica, Alejo había decidido pagar una de estas habitaciones ya que éramos muchos y quizás hacíamos tanto escándalo que aquí nadie nos diría nada. Y era el lugar perfecto para poder besarnos sin que nos viera nadie y luego ser la comidilla del Hospital.
Giro porque ya no lo soportaba, esa tortura era maliciosamente instigadora. Habíamos tenido sexo hace tan solo 2 horas y ya sentía esa urgencia nuevamente de él ¿Qué me había hecho? Tome su rostro entre mis manos y casi adivinando lo que haría se colocó de tal forma que pudiera besarlo sin tener que ponerme de puntas de pie.
Fue un beso cargado de urgencia y necesidad quería que lo viera, que lo sintiera esto aún no había sido aplacado. Y por su parte no tardó en contestar, la intensidad de nuestros besos provocó que se me escapara algún que otro gemido pequeño lo que lo volvía más loco.
– Escucha, mi plan no fue solo acostarme contigo – me besa nuevamente – Solo que no podía soportar más necesitaba tenerte. Eres hermosa y con un carácter que me dice que eres de las que sabe lo que quiere y cuando lo quiere. Verte toda frustrada hace que me de cuenta que no eres de las que pierde el tiempo con la gente, por eso te había dicho que haría todo para que cambiaras la opinión que tienes de mi. Espero que no sea tarde.
¿Qué puedo decir ante eso? Aún lo tenía repartiendo pequeños besos en toda mi cara aunque yo no era capaz de mover un músculo. ¡Dios que cobarde! Había dicho que no lo volvería a ver y nuevamente está aquí haciendo que mis piernas tiemblen solo con escucharlo hablar, también rondaba por mi mente lo que habían dicho las enfermeras. Lo tenían como el Donjuan del hospital, eso quería decir que se acostaba con cuánta mujer se le cruce.
– Sabes escuche algunas cosas sobre ti
– ¿Enserio? – pregunta con una sonrisa en su rostro mientras apoyaba su frente en la mía. – Cuéntame que te dijeron.
– En realidad no fue apropósito pero escuche que dejaste una consulta en Neo porque estabas conmigo. Y que básicamente todo el Hospital te tiene como el Donjuan número 1.
Otra carcajada bastante sonora hace que retroceda un paso ya que nuevamente me frustro su reacción ¿Tanto le costaba ser normal? Necesitaba una respuesta válida para eso y no estaría ayudando el que se esté partiendo de la risa del tema.
– ¿Y bueno?
– Sabes me gustas, en serio. Más cuando esto aparece – dice tocando mi ceño fruncido, si sigo con eso muy pronto lo tendré arrugado de esa forma para siempre – Mira seré sincero, pero que conste que estás cosas las quería hablar en una cita pero supongo que luego de esto no aceptarías a menos que te dé una explicación.
– Qué comes que adivinas doctor sexy.
– Bueno la realidad es que si, quizás hasta ayer no me interesaba ninguna mujer pero esta mañana cuando se me caían los párpados del sueño que tenía me crucé con la mujer más linda que mis ojos nunca jamás vieron. Con unos ojos cafés tan llamativos y llenos de picardía además de una melena color miel que me recordaba los atardeceres. Entonces supe que eras la indicada y luego de nuestro pequeño encuentro lo reivindico a ese pensamiento. Dije que haría lo que fuera para que cambies la opinión que tienes de mi espero que me des la oportunidad y veas que realmente todo lo que te dije ahora no son solo palabras.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, no lo pude evitar. Jamás nadie me había hablado con tal sinceridad sin importarle cuán cursi podía sonar sus palabras, porque vaya que lo fue. Pero a pesar de eso fue realmente conmovedor y llenos de sentimientos. No podía negarme ante tal petición además que perdería, debía arriesgarme en algún momento y estaba segura que era esta.
– Ok. ¿Cuándo tendremos nuestra cita? – digo levantando una ceja mientras me devolvía una sonrisa enorme de esas que dejaba a todas con las tangas en el piso. Y no lo voy a negar esta a punto de dejar caer las mías también.
– Aceptas. ¡Si!– me toma en brazos y me gira en el aire y aprovecho para darle un beso nuevamente. Pero antes que nada más pueda ocurrir su teléfono sonó, una alerta del hospital. – Tengo que irme tengo un paciente que me necesita, escucha esta noche pasaré por ti a las 8 e iremos a comer a un bello lugar y luego podremos hablar y conocernos más ahora debo correr.
Y con un beso fugaz mi doctor sexy se había marchado pero quedé por completo extasiada, tendría una cita con mi ligue de esta mañana y ¡Vaya doctor que me conseguí! Nuevamente me preparé para entrar a la habitación, se que probablemente todas están caminando en las paredes ansiosas de conocer los detalles.
– ¡Chicas tendré una cita esta noche!
– Siiii
– Deja todo en nuestras manos, te arreglaremos y te dejaremos como una diosa del olimpo lista para conquistar al más hermoso de los caballeros.
Estas eran mis amigas, me rezongaban cuando hacía las cosas mal, me apoyan en cada decisión difícil en mi vida, están cuando lloro para secar mis lágrimas y están para disfrutar conmigo estas pequeñas victorias de felicidad, como una cita.