Capítulo 14

1522 Palabras
El lápiz incrustado en el cristal se llevó todas mis esperanzas sobre tener un día normal, sentía que todo el asunto hacía demasiado ruido en la habitación, y era obvio que Joe y Leslie intentaban no mirarme. Incluso Caleb estaba mirando el lápiz con mucha atención, podía ver que intentaba crear toda una historia en su mente para poder explicar lo que había ocurrido a los otros dos presentes. Por todo el tiempo que le tomó era obvio qué no llegaba a una historia que fuera convincente, y resignado en ello se volvió a mí para tomar mi mano en apoyo antes de dirigirse a sus empleados. —Bueno, creo que es hora de tomarse un respiro, deberíamos salir a caminar por un momento —dijo y los dos estuvieron de acuerdo, de repente habían hecho un pacto silencioso para evitar hablar del tema, y el mismo tiempo nos habían dado privacidad para poder hablar. —Ciertamente, iré al baño —dijo Leslie con nerviosismo. —Este es el momento perfecto para hacer unas llamadas al departamento de... j***n —dijo Joe mientras miraba su reloj en la muñeca y calculaba la hora, aunque no creo que realmente fuera llamar a ningún lado a menos que quisiera conseguir algún exorcista. —Aquí los estaré esperando, tómense su tiempo... Puede ser algo así como una hora entera —les dijo Caleb, y ellos asintieron mientras salían apresuradamente. Cuando se fueron nos quedamos en silencio por varios minutos mientras escuchábamos sus pasos alejarse, también era obvio que no sabíamos cómo iniciar la conversación, y para ser sincera mi cabeza estaba a punto de explotar. Así que miré al fantasma qué me miraba con burla desde una esquina, sí ya no estuviera muerta yo misma hubiera llevado el acto allí mismo. —Tu collar... —No está sirviendo, ninguno de ellos parece servir... —¿Qué hacemos? ¿Ya le preguntaste qué es lo que quiere? —me preguntó pensativo, intentando mantener la calma. —Ves, es un hombre bastante atento y creo que merece el mismo trato, deberías valorarlo un poco más —dijo ella acercándose y por un momento tuve miedo de que tomara mi cuerpo de nuevo y me levanté de la silla para retroceder. Ella se rió por mí reacción, podía ver que disfrutaba que finalmente yo empezara a tener miedo de ella. —Mara... Caleb también se levantó de su asiento para ir hacia mí, y al ver la preocupación en sus ojos intenté calmarme al darme cuenta que estaba actuando como una persona loca. Pero el fantasma estuvo frente a mí en un parpadeo y me hizo sobresaltar, ella quería demostrar quién de las dos tenía el verdadero poder. —No deberías trabajar para la compañía de tu ex prometida, creo que es algo qué la pone bastante nerviosa, y tiene toda su relación en la cuerda floja —escuché mi voz, y me sentí extraña en mi propio cuerpo, fue aún peor cuando mis manos tocaron su rostro y él me miró con mucha atención. —¿Cuál es tu nombre? —le preguntó a la mujer que estaba dentro de mí. —Irma, un nombre bastante antiguo, no he visto muchas mujeres que lo usen ahora, pero me alegra que hayas preguntado, demuestra qué eres realmente un hombre atento y no me equivoqué con mi percepción —dijo ella de forma cándida. —Apreciaría que dejaras a mi novia en paz, Irma... —le dijo el de forma educada sin atreverse a pelear con el espíritu. —Pero, apenas empiezo a divertirme, no es como que esté haciendo algo malo cuando lo único que quiero es ayudarla, deberías... —No. —No me interrumpas esta es una conversación muy importante, solamente quiero traer felicidad y aconsejarlos, ciertamente creo que necesitan un poco de terapia de pareja —insistió ella. —¿Y qué quieres que diga exactamente? ¿Que tenemos problemas porque hay fantasmas en nuestra relación? —dijo el a modo de broma y un poco molesto. —Bueno, no estás lejos de la verdad —dijo ella y forzó mi cuerpo a reírse de una forma diferente —, y hablando de fantasmas pasados, tal vez deberíamos hablar sobre tu ex prometida... Es que hay algo terrible que deberías saber sobre ella, tiene un aura bastante peligrosa y oscura. —No pienso continuar con esta conversación —se quejó Caleb. —Yo tampoco —dije finalmente y con gran esfuerzo expulse el espíritu que había invadido mi cuerpo, cuándo se salió me tambaleé un poco y Caleb me sujetó para que no me cayera. Entonces la miré un poco mareada y ella simplemente me sonrío de forma victoriosa, se notaba que había logrado uno de sus cometidos que era simplemente molestarme —. ¡No te permito tomar mi cuerpo de nuevo! —le grité enojada y ella se rió a carcajadas. —Debes calmarte —me dijo Caleb, aunque se notaba que él se sentía igual que yo. Estuve apunto de responderle en ese momento que se callara, hasta que las luces se pusieron a parpadear de forma extraña y el aire se puso frío, estaba agradecida de no haber actuado de forma grosera con Caleb, pero mi pecho se apretó con un mal presentimiento. Miré al espíritu que de repente se veía con una expresión más seria, y luego me miró para advertirme antes de salir en una ráfaga de allí. Con la advertencia clara tomé la mano de Caleb y lo llevé fuera del lugar, él me preguntó un sinfín de veces sobre que estaba pasando, a lo cual no di respuesta porque estaba concentrada en llevarnos lejos de allí. Mi primera opción fue el elevador, hasta que recordé el pasado y cambié nuestro rumbo hacia las escaleras de emergencia. —¿Qué es lo que está pasando? ¿Es el recolector de almas? —preguntó el siguiéndome sin resistirse ni un poco, era en esos momentos en los que me daba cuenta de que realmente confiaba en mí. —Sí, puedo sentirlo y sé que está aquí —le dije en un susurro mientras descendíamos. —¿Qué hay de Joe y Leslie? —me preguntó y le dije que estarían a salvo si no estábamos a su alrededor, el recolector de almas no estaba interesado en quiénes no fueran su verdadero objetivo. Descendimos a toda prisa hacia el primer piso para poder salir del edificio, pero la sensación de que no estábamos allí solos me hizo detener y Caleb chocó contra mi espalda. En la oscuridad de las escaleras pude ver una figura, se trataba de la silueta de una mujer, y por poco creí que el mismo fantasma había aparecido de nuevo para molestarnos. El asunto es que no se sentía igual a aquel fantasma, de otra forma mi cuerpo no se hubiera sentido obligado a detenerse, así que di un paso adelante dubitativa para descubrir de quién se trataba realmente. Para mi gran sorpresa Caleb y yo vimos a la señora Ruth, la dueña de la tienda que habíamos visitado antes de intentar romper la maldición, y a quién mi padre me había pedido que fuera a ver dentro de poco. —Señora Ruth, ¿qué hace aquí? —le pregunté con cierta paranoia, mirando de lado a lado por si el recolector de almas aparecía de repente. No podía entender entonces la verdadera razón de su presencia allí, la falta de luz no me dejaba verla bien. —Lo siento, sabía que ibas a venir a la tienda hoy para verme, pero no pude esperar lo suficiente así que decidí venir a ti —dijo ella con voz cansada. —Yo... En este momento... —No digas nada, no tenemos mucho tiempo para conversaciones sin sentido. La forma en que lo dijo de repente me dio calosfríos, el área alrededor aún se sentía demasiado frío y por un momento me vino un pensamiento aterrador a la mente. Entonces detuve todos mis movimientos y dejé que ella continuara hablando, tuve la sensación de que el recolector de almas no era tan importante en ese momento. Es que ella había ido allí para darme un mensaje demasiado importante que necesitaba escuchar, era una mujer demasiado sabia que no podía irse en paz sin cumplir su misión. —Hay mucho que tengo que contarte y probablemente no tenemos tanto tiempo como me hubiera gustado, eres una chica fuerte y muy capaz Mara, has demostrado tener una gran habilidad al terminar con la maldición de los Dumas, no dejes que los miedos te alejen de tener una vida llena de amor y oportunidades... —¿Qué...? Un rayo cayó de repente e iluminó todo el lugar, con una mirada arriba de nosotros vi que el techo era de cristal, por eso la oscuridad no era tan profunda sino más como un mar de sombras. Cuándo devolví la mirada al frente vi que la señora Ruth estaba frente a mí, su dedo índice tocó mi frente y lo último que recuerdo fueron sus palabras diciendo. —Este es mi regalo para ti...
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