—Señorita ¿se encuentra bien?— abriendo los ojos paulatinamente. —¿Donde estoy?— llevándose una mano a la cabeza–¿mi ropa?– observando que llevaba otra que no fuera la suya. —Fuera de las tierras del Duque de Essex, la encontramos desmayada cerca de un árbol y en cuanto a su ropa estaba totalmente mojada y llena de barro, no se preocupe—¿Quiere que avisemos a alguien? —No hace falta— moviendo la mano—No tengo familia– con ojos vidriosos. —Ya veo, hay algo que podamos hacer por usted– mirándola con ternura. —Debo ir hacia Londres— musitó. —Pero aún se encuentra con un poco de fiebre y la rodilla la trae bastante hinchada— inquirió la mujer. Jane la tomó de la mano— Es urgente que vuelva, por favor socorrame. —Tranquila–dándole palmadas en la mano—Mañana parte mi hijo hacia Londres

