Viernes 19 de febrero. Sala de reuniones, 15:00 horas. La Pandilla estaba ya reunida, esperando a que Alekséi apareciera. Yaakov ya había terminado de alistar cada mínimo detalle sobre la operación de mañana, solo bastaba obtener el visto bueno del cabecilla para poder proceder. Tenía la esperanza de haberlo persuadido lo suficiente como para que su primo no se retractara del negocio, pero todavía existía la posibilidad de que al final se decidiera por renunciar. Oraba para que ese no fuera el caso. Después de algunos minutos sin aviso, Alekséi hace por fin su aparición. Sin dirigir saludos o presentaciones sin sentido, se sienta en el extremo del amplio escritorio, justo al frente del enorme ventanal. Los observa a todos con pausa y sin flaquear, para luego dar rienda suel

