Instruyéndole que no se detuviera, guié sus caderas hacia abajo y presioné lentamente mi longitud contra ella mientras ella continuaba masajeando cada centímetro de mi eje pulsante con sus labios mientras entraba en ella, hasta que estuve casi completamente dentro de su cuerpo.
—Buena chica —dije, impresionado, mientras Dave asentía. Estaba tremendamente apretada y cálida, y disfruté de la intimidad de sus jóvenes músculos internos, que se tensaban y flexionaban involuntariamente ante el tamaño implacable del pene que acababa de invadir su sagrado entorno—. Ahora, adelante, méteme dentro de ti para que pueda follarte como es debido, ¿vale, cariño?
Ella jadeó y se mordió el labio inferior mientras se empujaba hacia abajo sobre mí, mi longitud y circunferencia desafiando sus entrañas inexp
