No hablaban inglés y murmuraban palabras apreciativas entre ellos y con Tavio en su dialecto siciliano mientras exploraban y discutían su delicioso cuerpo, su sabor y su aroma. —Pueden tocarla donde quieran, excepto su v****a, por favor—habló Dave, y Tavio tradujo, comprendiendo los asentimientos y sonrisas de los chicos, y un gemido desesperado y traicionado que emanaba de la pobre Emily cuando Luca inmediatamente retiró sus dedos de donde acababan de transgredir suavemente su pequeño ano perfecto en su camino a investigar su entrada babeante. Con una mano segura en su hombro, Franco guió a Emily hasta sus rodillas para que pudiera servirle adecuadamente a él y a Luca con su boca, y ella realizó su trabajo con una minuciosidad y un entusiasmo entrañables, cambiando de un pene al otro, s

