Estaba bien dotada, aunque no desproporcionadamente, y sus pechos descansaban agradablemente en las manos con un peso palpable en sus partes inferiores; sus pezones estaban claramente bien desarrollados, e incluso los estrechos confines de su vestido de verano, luchando un poco por contener sus generosos pechos, eran incapaces de silenciar los esfuerzos prominentes e insistentes de sus pezones para hacer notar su presencia a través de la fina tela.
De hecho, su vestido era lo suficientemente ligero como para que pudiera ver claramente, para mi deleite, que poseía unas hermosas y grandes areolas; y aunque había elegido no usar sostén, la silueta oscura de sus bragas revoloteaba tentadoramente debajo de su falda corta.
Seguí disfrutando la sensación de su pecho en mi mano, y rocé su pezón
