Tras su Festival, las niñas debían aceptar clases de cualquier hombre elegible, prácticamente en cualquier momento y lugar. Esto garantizaba una educación s****l integral que reforzaba su comprensión de su sexo como un bien común. La mentoría era un rol no oficial en el cual un hombre podía consentir a una niña con un poco de atención personal adicional, especialmente en lo que respecta a cosas como responder preguntas o ayudarla a desarrollar habilidades específicas que podían requerir una práctica constante que implicara más de una sola lección. Era una posición de confianza y tutela; típicamente, un mentor se reunía con su niña una vez cada dos semanas para realizar pruebas y evaluaciones de habilidades en persona, y después de que una niña terminaba una sesión de capacitación con un

