La mitad de mi cara estaba pegada a la puerta de la habitación de Mildred, la idea de que Demian estuviese ahí, me atormentaba. Esas voces débiles detrás de su puerta eran demasiado bajas para ser una conversación normal. Mi corazón empezó a latir como si se quisiera salir de mi pecho. Me quedé inmóvil por unos segundos, conteniendo la respiración. Pero la curiosidad, esa maldita curiosidad, me dominó por completo. Llevé la mano al pomo con un temblor que no pude disimular, mi palma de la Mano estaba húmeda de los nervios. Lo giré lentamente, apenas lo suficiente para que el clic no hiciera ruido, la puerta estaba entreabierta. Y ya sin dudarlo más la empujé sin importar lo que viera ahí. —Creo que me volví loca— Dije en voz baja. Y entonces lo vi, mi estómago se contrajo, com

