Amor incierto

Gina Leone ya se encontraba en su puesto de trabajo cuando llegaron sus compañeras. — Buenos días esclava, no sé como aguantas, ¿incluso vienes los sábados y domingos?, ¿verdad? — , se burló una. — ¿Acaso eres tan insignificante que no tienes vida social?— , dijo la otra entre risas. Sus interminables horas en la empresa la hacían víctima de sus burlas y críticas, pero para Gina solo se trataba de responsabilidad además de necesitar del dinero extra a fin de mes para poder pagar sus gastos y apoyar a su novio. Como solía pasar su jefe dejaba durante la noche una gran cantidad archivos para actualizar sobre clientes, cartas y otras actividades más, era el motivo de su regresó a la casa tarde la noche anterior y que se encontraba trabajando desde dos horas antes de su horario de entrada. — Ustedes dos, ¿No tienen nada mejor que hacer que atormentar a una compañera de otro departamento?, puedo hablar con mi jefe si lo desean— , dijo la señora de mediana edad contra las intrusas, las cuales salieron de la oficina después de mirarla con mala cara. Miro a Gina con compasión y luego la saludó, — Buenos días, muchacha, por la ropa diferente entiendo que en algún momento fuiste a tu casa, a menos que traigas ropa para cambiarte también. — Claro que fui a casa señora Bianca, solo llegué un poco más temprano para aprovechar el tiempo, sino no tendría listo el trabajo. — Lo que ocurre es que no te llega el dinero por el novio malviviente que tienes, mientras te desgastas trabajando él solo piensa en salir y engañarte, ¿Cuando vas a darte cuenta?— , dijo su otra compañera agitada, aquella chica le frustraba, todos sabían de sus andanzas porque de paso presumía de ellas con sus amigos del barrio. — No le hables así Stella. — Es que si ella no se quiere a sí misma nada va a cambiar, él la seguirá humillando y usándola. — Lorenzo solo me engañó una vez y lo perdone, él me ama, solo fue un error porque se sentía solo porque estoy constantemente trabajando y también no he querido… — No lo justifiques, se que no somos las mejores amigas pero detrás de esos lentes horrorosos que parecen unas lupas hay una chica hermosa e inteligente que merece ser tratada con respeto, si no cambias la manera en que te ves a ti misma nadie lo hará por ti. — Dejanos un momento a solas Stella, por favor— , dijo aquella señora que tanto aprecio le había tomado a Gina al verla que había comenzado a llorar. — Está bien, iré a preparar café para todas— , dijo Stella intentando ser paciente pues a veces le daban ganas de zarandear a la chica para que despertara. Una vez sola Bianca se le acercó y la abrazó, — ¿Por qué lloras Gina, volvieron a discutir? — Si, terminó conmigo anoche porque le pedí explicaciones de un cargo a mi tarjeta de crédito, me dice que solo me interesa el dinero, que no le presto suficiente atención, que no lo amo de verdad porque no he querido tener intimidad con él, siempre estoy trabajando y lo único que hago es reclamarle sobre lo que gasta. — ¿Qué piensas hacer al respecto? — Lo amo, quiero luchar por nuestra relación, estoy segura que si accedo a estar con él, será una prueba de mi compromiso, eso nos unirá más, no tendrá excusas para ir tras otras y podremos llevar lo nuestro a otro nivel, comprometernos y en un tiempo casarnos. — ¿Sabes que es un riesgo no? — Sí pero de no hacerlo estoy segura que lo perderé para siempre— , Bianca se preguntó si aquello no era lo mejor que podía sucederle a la chica pero no iba a ser tan cruel de decírselo, además quizá funcionara ella no era la dueña de la verdad, Gina continuó esperanzada, — Mi hermana me habló sobre un tren que inauguraran de lujo para parejas, realiza un viaje de dos días por los más bellos paisajes deteniéndose en algunos lugares importantes y quiero intentarlo. — Bien te apoyaré, compremos esos boletos antes de que venga Stella con sus comentarios filosos— , Gina estaba segura que el apartarse un fin de semana del trabajo y dedicarlo enteramente a él, disfrutar del paseo y finalmente entregarse cambiará por completo su situación. “Le demostraré que no soy una mujer frígida, aburrida, ni convencional como suele decirme”, así que a pesar de preocuparle que utilizaría lo que le quedaba de saldo en la tarjeta de crédito y eso solo aumentaría sus deudas, estaba emocionada y llena de expectativas, así que lo pago sin darle más vueltas. Quería sorprender a Lorenzo así que solicitó a la agencia de viajes que lo gestionó que se lo enviaran a su dirección y que le confirmaran cuando el se pusiera en contacto con ellos, sin embargo, pasaban las horas y no pasaba nada, no debía ser negativa tal vez simplemente no había llegado a casa. No podía evitar desesperarse, así que se le ocurrió una solución, le escribiría una carta pidiéndole disculpas y así podría comprobar si se encontraba en casa cuando la llevara, tal vez él seguía molesto y por eso no respondió sus mensajes en todo el día, cuando tocó la puerta le atendió su primo. — Buenas noches, ¿se encuentra Lorenzo? — No, él salió hace un par de horas, pero ¿necesitas algo?— , preguntó al ver su desilusión. — Quería entregarle este sobre por favor. — No hay problema. — Por favor, no lo extravié y entrégaselo sin falta. — Está bien, así lo haré. Cuando iba de regreso a casa comenzó a llover, salió tan rápido que no reparo en tomar nada con que cubrirse aun cuando ya sabía que el clima cambiaría, sin embargo, no le importó se sintió satisfecha de poder resolver algo pues ya sabía que no había recibido el boleto porque aún no se lo entregó la familia. Se cambió la ropa y luego comenzó a organizar lo que llevaría para el viaje, tenía algunos vestidos que funcionarian pero si se trataba de un lugar de lujo debía reconocer que no tenía la ropa apropiada, le escribió a Stella y esta quedó en llevarle algunas prendas lo cual le ánimo, todo estaba listo, solo hacía falta que el invitado se pusiera en contacto con ella. Esa noche cuando Lorenzo pasó por su casa a cambiarse de ropa para ir a una fiesta, su primo, le entregó los sobres de inmediato, después de unos minutos lo escuchó que iba de nuevo de salida por lo que lo confrontó, — ¿Viste los sobres? — No los abrí, uno es de una agencia de viaje seguro que se trata de propagandas tontas y el de Gina solo vi a través del sobre que era una carta y no estoy para sus súplicas y disculpas, yo le pedí dinero, no es los que está adentro así que no me interesa. — Creo que deberías abrirlo. — Si tanto te preocupa revísalo tu, es más si quieres lo lees y le respondes por mí, no voy a volver con ella— , su primo pensó que aquel no solo un patan si no un completo idiota y aun más con esa chica, así que tomó ambos sobres y los abrió, vió su contenido y explicó. — Hay un boleto para el viaje inaugural del tren transcontinental, ese que es famoso y que ha salido en las noticias además de la carta, ¿lo vas a rechazar? Eso hizo que se regresara aun cuando se encontraba en la puerta, — ¿Qué dices? — Aquí hay un boleto para ti, es un pasaje para el día sábado en la mañana. — Dame acá eso— , dijo arrancándolo de sus manos y leyendo todo el mismo, ¿Quién le enviaría el pasaje?, conocía tantas mujeres, pero las de dinero eran pocas, así que después de tomarse un tiempo para pensar no tenía idea de quien le invitaba pero igual aprovecharía la oportunidad. El Viernes en el trabajo paso sin prisa ni gloria, Gina se sentía un poco congestionada lo cual le había puesto de mal humor, sus compañeras le llevaron algunas cosas para apoyarla que le harían falta para el viaje, pero su estado de ánimo sólo mejoró cuando finalmente le confirmaron de la agencia que su novio ya se había puesto en contacto con ellos, así que ya el plan estaba en marcha solo hacían falta que los planetas se alinearan y tener mucha fe que todo saliera bien. Apenas amaneció el sábado Gina despierto, no solo estaba demasiado ansiosa de no quedarse dormida sino que el resfriado había empeorado y no había querido tomar nada, es por ello que antes de llegar al puerto se detuvo en una farmacia y compró un medicamento, no iba a permitir que sus planes se dañaran por no encontrarse bien de salud, aun así eso no le hizo perder el ánimo así que con su pequeña maleta se acercó hasta el área por donde realizarían el embarque. Cuando no lo esperaba otro pasajero paso a un lado de prisa y la empujó lo cual hizo que perdiera el equilibrio cayera al suelo y perdiera los anteojos, comenzó a gatear tanteando el suelo pues sin ello era prácticamente ciega cuando escuchó que pasaba otra persona y accidentalmente los pisaba destrozándolos. Alzó el rostro y no logro ver de quién se trataba pero este la ayudó a ponerse en pie, se encontraba en los brazos de un extraño, las luces eran tenues lo cual entorpecia aún más su visión, sólo podía percibir que contaba con unos brazos fuertes que le ayudaron a recomponerse y olía muy bien, por un momento se sintió sumida en un trance y creyó que se trataba de un príncipe azul con el que siempre había soñado — Lo siento— , dijo Gina apenada ante su torpeza. — Debe tener más cuidado, puede hacerse daño y a los demás, de hecho debería recoger sus anteojos del suelo así estén rotos, su voz era fría y molesta como si hubiese sido la culpable de una ofensa imperdonable. Ella miró hacia abajo y entre la imagen distorsionada pudo ver que sus lentes estaban rotos, — Reitero mis disculpas— , pero nadie le respondió al buscar alrededor ya se encontraba sola. En ese momento se acercó a un m*****o del personal para darle ayuda, este amablemente la llevó a su camarote y le pidió permanecer allí hasta que pudieran solucionar su problema de visión con un optometrista que trabajaba en una de los locales comerciales del tren. — Si necesita algo de comer o cualquier inconveniente solo diga. — ¿Es posible saber si un pasajero a bordo, es que estoy intentando sorprender a mi novio? — Es información privada. — Y si le deja una nota en su habitación para que se ponga en contacto conmigo. — Eso sí— , le dictó la pequeña dedicatoria y este cuando pasó por el camarote indicado lo ingresó por debajo de la puerta. No quedaba más que esperar, sabía que Lorenzo no perdería la oportunidad de un viaje como ese aun más si era de gratis por lo que estaba segura que llegaría, en su nota le invitaba a su habitación como una mujer misteriosa con la promesa de una noche de pasión lo cual le daría curiosidad y al ver que era ella seguramente se alegraría.