9.

1654 Palabras
Danilo’s POV Miraba en la televisión un programa con los niños que me dejó desconcertado porque era tremendamente vulgar, como las películas que le encantan a Carlos o unas caricaturas que ve en FX, pero esto ya estaba sobrepasado, hasta a mí me intimidaba porque a pesar de que me costaba entender, habían cosas que hasta gente como yo entendería y esos dos, lógicamente no entendían de qué iba, pero preferí cambiar el canal antes de que quisieran que su primera relación sea abierta o alguna de esas cochinadas. Puse fútbol y de inmediato, Lucy me fulminó con mirada, pero como ella siempre fue un poco más centrada que su hermano, Cris, conservó la calma, pero él, empezó a gritar y aventó lejos las frituras que comía. Bien, otra cosa más que limpiar, cuando acababas de tirar tu yogurt que te acababa de servir. Los niños, a pesar de ser mellizos y bastante parecidos físicamente, en la forma de ser no lo son. Son polos opuestos. Lucy es más centrada, calmada y aún cuando se enoja mucho, pide las cosas de forma decente y no a las patadas como Cris, quién no sabe hacer otra cosa más que gritar, tal vez por eso es que me gusta molestarlo tanto, a ver si a las malas aprende que eso molesta. Bromeo. Es bastante complicado tener niños tan pequeños y más, como Cris, quién compra las peleas, es inquieto, salta por todos lados y grita por todo, pero aún así, ellos son mi todo y es como siempre lo dije, estaría para ellos hasta el momento en que dejasen de necesitarme. Unos minutos más tarde, los vestí, les puse sus mochilas y salimos del apartamento, porque los debía llevar a la escuela. Esta quedaba a unas cuatro calles y siempre los he llevado yo, Susy ya a esta hora está trabajando y regresa demasiado tarde, por eso no los lleva ni los recoge y lo comprendo, tampoco es que me moleste llevarlos, me gusta acompañarlos en lo más que puedo. Cargué a Cris cuando cerraba la puerta, para ver si se calmaba porque no había dejado de llorar porque no quería ir, siempre hace un show antes de ir a la escuela, es imposible que no lo haga. Es gracioso porque a veces olvida que le da tristeza y cuando se acuerda, llora una calle antes de llegar y se pega a mis piernas, intentando que no lo lleve y rogando con la mirada y las lágrimas que lo deje regresar, pero sólo una vez lo hice y me di cuenta de que había fingido el llanto. Él es muy listo, tanto que asusta y lo peor, es que sabe qué hacer, como fingir para salirse con la suya. Es bastante manipulador, por eso siempre lo llevo aún cuando finja mil enfermedades. -No quiero ir, no quiero ir. Me duelen las piernas.-Dijo mientras lloraba a moco tendido. -¿Por qué te duelen? Si el fin de semana no hiciste más que jugar en tu habitación. -Me golpeé, mira. Si quieres me desnudo, estoy todo golpeado.-Dijo y por su expresión, porque siempre pone una en específico para mentir, supe que estaba queriendo tramullarme, pero eso ya no le funcionaba. Chasqueé la lengua.-¿Me desnudo? -No deberías desnudarte en la calle.-Escuché que nos hablaba una voz femenina y de inmediato la escuché, giré a ver y cuando vi a Mila mirando a Cris con una leve sonrisa marcada en sus labios, me quedé paralizado unos instantes, porque aún no salía del asombro del poder verla y más, el saber que está tan cerca, cuando por años siempre estuvo tan distante, yo… dios, me va a costar demasiado poder asimilar todo esto.-Acá a un par de metros hay una niña y no creo que quieras que ella te vea la cosita.-Dijo señalando a una niña cerca que caminaba con su madre y Cris la miró avergonzado. -Pero…-Intentó protestar, pero al sentir vergüenza por la presencia de Mila, se lo pensó mejor y desistió de hacerlo. -¿Cómo estás?-Pregunté al verla, pero me distrajo su ropa. Llevaba un vestido verde, largo y me gustaba el color, así como el morado de sus zapatos y creo que podría mirarlos por horas. Ella al parecer, notó que miraba su ropa y sonrió. -Estoy bien.-Sonrió.-Supongo este pequeño es tu hijo. -Sí, se llama Cristian, pero le digo Cris. -Se parece a ti, tiene tus mismos ojos. -Sí, por desgracia.-Me quejé y ella, chasqueó la lengua. -No sé por qué siempre supuse que no te gustaban tus rasgos asiáticos. -No, no me gustan para nada. No me dejan pasar desapercibido nunca. -Pero… no tiene sentido. Precisamente tus rasgos asiáticos, es lo más bonito que tienes.-Dijo y desvié la mirada, se sintió extraño. Siempre vi mis ojos como motivo de vergüenza, pero ella era la primera persona aparte de mi madre que consideraba esto como algo hermoso. -Yo… gracias. -Bueno, yo… te dejo. Supongo te atrasé para llevarlos a la escuela.-Dijo avergonzada. -Sí, en realidad tengo sólo diez minutos para llegar. -¿Es cerca? ¿vas en auto? -Es a cuatro calles y no, siempre caminamos. -Mierda, bueno los llevaré. -No, tranquila, está bien.-Dije caminando un poco, porque era bastante tarde y me avergonzaba que ella tuviese que hacerme favores cuando aún no tenemos confianza y es que en realidad, no sé cómo vayan a ser las cosas ahora, después de tanto sin vernos y más, considerando que la última vez, fue en circunstancias tan diferentes porque estábamos enamorados… pero ahora, que la había vuelto a ver, no quería incomodarla ni mucho menos y más, al ser las cosas distintas ahora. No me gusta incomodar. -Danilo, no. Los llevaré y no acepto un no como respuesta.-Dijo y al verla tan decidida, no tuve otra opción más que asentir. Entonces bajamos bastante rápido y caminamos hasta su auto que afortunamente estaba estacionado cerca de las escaleras. Tenía un auto bastante lujoso, lo cual no se me hizo extraño porque conozco los negocios de su familia, precisamente por mi cuñado, así que no fue raro verla conducir un mercedes benz, pero en definitiva sí es raro ahora que lo pienso, que viva en este edificio que es de estrato medio, bastante normal. Creo que podría vivir en el mejor vecindario de la ciudad si lo deseaba, supongo tendrá sus razones. Nos subimos, condujo hasta la escuela y en menos de cinco minutos llegamos. Bajé con los niños, donde los recibió la profesora en la entrada y me despedí, ella lo hizo también. Los vimos alejarse y eso sí, con Cris haciendo tremendo escándalo, tanto que la profesora tenía que jalarlo porque si era por él, se quedaría por siempre en casa y no quiero que sea mediocre, lo evitaré a toda costa. -Vaya, no entiendo cómo es que un niño que no me llega ni a la cintura puede gritar así.-Dijo entre risas. -Y aún no has visto lo peor, si tiene hambre, es capaz de gritar como si tuviese un megáfono en la garganta. -Es lindo, pero debe ser agotador. -Algunas veces, pero puedo manejarlo.-Me miraba curiosa.-Gracias por el aventón, supongo ibas a trabajar, no quiero atrasarte más. Te puedes meter en problemas. -Mmm, no creo que me vayan a regañar, no hay quién si yo soy quién dirijo la compañía.-Dijo encogiéndose de hombros, como si fuera poca cosa, lo cual estaba lejos de ser. Compró una caja de tic tacs de un vendedor callejero que estaba afuera de la escuela, de esos típicos que venden golosinas por fuera. -¿Eres la presidenta del grupo editorial de tu familia?-Pregunté y asintió, restándole importancia a lo que me acababa de decir. Supongo que para ella es normal al haber crecido toda su vida en ese contexto. La vi abrir la pequeña caja, puso unas pastillas en su mano y los comió, luego acercó la caja a mi mano, me hizo señas de que comiera y accedí. Esto era curioso, a mí me encantaban todo tipo de golosinas. -Sí, antes lo eran mis hermanos, se turnaron un par de años, pero con Alfred las cosas no funcionaban porque sabes que desde que se casó con Paula, está más en estados unidos que acá y Alberto y Adrián, no son escritores y la verdad, no sirven para una verga.-Enarqué una ceja al escucharla.-Perdón, intento moldear mi vocabulario, pero me cuesta. -No, está bien. Puedes hablar como quieras. -Naah, luego vas a pensar que soy una gamina inmunda y no quiero eso.-Dijo avergonzada y no comprendí a qué se refería. -No entiendo. -Mmm, supongo puedo hablarte un poco más claro después, ¿verdad?-Preguntó con una leve sonrisa y de nuevo, no comprendí de qué estaba hablando. -No entiendo, perdón. -Digo, que si podemos charlar con más calma después, es que… digo, mi hermano Adrián ha sido mi mejor amigo por años, pero ya que apareciste tú, lo despediré del cargo y te lo daré a ti. -¿Lo echarás de la empresa? -¡No!-Dijo entre risas.-Que ya no será mi mejor amigo, ahora lo serás tú, pero sólo si lo deseas claro, porque sé que cómo amiga, puedo ser demandante y un poco demasiado cariñosa, pero en el buen sentido y no sé si pueda ser demasiado, por eso te advierto de antemano. -Oh. -¿Quieres serlo? -Claro que sí, Mila.-Respondí tal vez demasiado emocionado y traté de ocultar mi alegría lo mejor que pude, pero no sé si lo logré. Me insistió mucho en llevarme de regreso al edificio, pero le dije que no, que estaba bien, pero como seguía insistiendo, le mentí diciéndole que debía hacer algo cerca y pareció creerme. Es que me avergonzaba que tuviese que hacerme favores acabándonos de reencontrar, así que luego de despedirnos, Mila se subió en el auto, se despidió haciendo señas con las manos y la observé hasta que se alejó por completo. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR